Existen muchas formas de viajar, y, sin duda, el arte es una de ellas. Al fin y al cabo, una pintura, una película, una novela o una pieza musical tienen esa capacidad para trascender el tiempo y el espacio y trasladar a quienes se sitúan al otro lado a lugares en los que nunca antes habían estado. En el caso de las obras pictóricas, ese viaje a lugares y épocas remotas puede ser figurado o literal, porque también en la antigüedad se viajó –y mucho–, y aquellas expediciones fueron objeto de la atención de artistas que decidieron inmortalizarlos en sus obras. Gracias a ellos y a su legado, hoy podemos asomarnos a esa ventana privilegiada a la Historia que constituyen colecciones como la que Banco Santander ha ido formando a lo largo de más de 160 años y que hoy se expone en Sala de Arte Santander de la Ciudad financiera de Boadilla del Monte.
Uno de los principales objetivos de la Colección Banco Santander es ayudar a difundir la cultura, haciendo accesible para todo el mundo sus más de 1.000 obras en un espacio que es mucho más que un mero contenedor de pinturas, esculturas o tapices. La Colección está planteada como un ente inquieto y en continua evolución, que reflexiona sobre sí misma e invita a quienes la visitan a hacer lo mismo. Es su manera de impactar y ayudar a reflexionar a la sociedad sobre cuestiones de relevancia a través del arte.
Uno de los principales objetivos de la Colección Banco Santander es ayudar a difundir la cultura, haciendo accesible para todo el mundo sus más de 1.000 obras
Una de las últimas iniciativas de la Fundación Banco Santander para tratar de difundir los fondos de la colección tiene mucho que ver con el concepto de viajar. El viaje es el tema central de la primera entrega de la tercera temporada de 'Colección Banco Santander. Vívela', una serie de piezas audiovisuales en las que expertos de diferentes áreas aportan su visión sobre cuestiones diversas, siempre bajo el filtro de la experiencia de contemplar una obra de arte. En este nuevo vídeo, son las podcasters 'Las hijas de Felipe' y la periodista Lucía Mbomío quienes se sumergen en los fondos de la colección para reflexionar sobre los viajes de ayer y hoy.
"Viajar es importante, es maravilloso. Te permite ampliar la mirada sobre todo el planeta y cargarte de un plumazo los estereotipos, tanto positivos como negativos", dice Lucía Mbomío. La popular reportera del programa Aquí la Tierra de TVE y autora de la novela Hija del Camino, sabe bien lo que es sentirse forastera incluso en el lugar del que proceden sus raíces. "Yo creo que casi todo el mundo prefiere decir que son viajeros y no turistas porque tiene unas connotaciones muy diferentes. Sin embargo, esto no depende únicamente de lo que pensamos os sentimos, sino también de cómo nos ven los demás", destaca.
Viajes de ida… pero no de vuelta
Viajar es el antídoto contra muchas de esas etiquetas. Sin embargo, los viajes no han sido siempre iguales a lo largo de la historia. "Nuestro trasiego de ida y vuelta de los viajes actuales no se parece en nada al peso que tenía un viaje en el Barroco. Entonces los viajes se emprendían, pero pocas veces se regresaba de ellos", reflexiona Ana Garriga, la mitad de 'Las Hijas de Felipe', el podcast que con su mirada pop y fresca del Barroco está despertando renovadas pasiones por la Historia entre una creciente legión de oyentes. "Por eso nos da un poco de pena el cuadro de "Embarco de la Reina Mariana de Austria en el puerto de Finale" (Domenico Gargiulo), donde su figura parece esconderse entre el entusiasmo general por su salida hacia España y su matrimonio con Felipe IV, mientras ella debía estar rumiando por dentro lo que suponía una despedida que era para siempre", completa Carmen Urbita, el otro 50% de este dúo de expertas en el Barroco.
Para esta pareja de divulgadoras, la perspectiva de meterse en un barco en aquella época para surcar los mares se antoja muy poco alentadora bajo la perspectiva actual. "Los viajes debían ser bastante pesadillescos. Nosotras no estaríamos para nada preparadas para esas asperezas y probablemente nos aferraríamos a cualquier superstición, un poco como hacemos ahora", reflexiona Carmen Urbita. Ponerse en la piel de las mujeres que emprendían aquellas travesías no resulta fácil. Aunque no hay nada de malo en intentarlo. "Sabemos que muchas de las monjas fundadoras que tenían que emprender viajes trasatlánticos o traspacíficos hacían como pequeños simulacros de conventos dentro del barco, que contaban hasta con su monja tornera, para mantenerse alejadas marineros y soldados", comenta Ana Garriga.
Las podcasters 'Las hijas de Felipe' y la periodista Lucía Mbomío se sumergen en los fondos de la colección para reflexionar sobre los viajes de ayer y hoy
Unos viajaban para fundar y expandir la palabra de Dios, otros para conquistar plazas militares o comerciales y otros, por necesidad. Es el caso de los emigrantes, aquellos que dejan sus tierras en busca de inciertas oportunidades en otros destinos. Un tipo de viaje que ha quedado reflejado en obras como "La vuelta del Indiano" (José Gutiérrez Solana). "Me parece muy interesante porque nos habla de una parte de la historia de España que no está tan alejada en el tiempo. Nos habla de todas esas personas que marcharon a América, pero también de la obligación de que les fuera bien en esa aventura. Por eso, al regresar lo hacían como personas distintas, personas refinadas que se compraban esos palacetes tan enormes e invitaban a todo el mundo a admirar su fortuna", dice Lucía Mbomío.
Y es que, insisten las invitadas de este "Viaja con nosotras", los viajes de antes poco se parecían a los de ahora. "Antes la gente se iba en barco en viajes larguísimos, y ahora el grueso de las personas que emigran lo hacen en avión", apunta la periodista.
Aunque, aparte de la velocidad y la comodidad, pensándolo mejor, quizá no haya tantas diferencias después de todo. Porque, tercia, Ana Garriga, "al viaje se le suponen una intrepidez y unos destellos de autenticidad que normalmente al turismo se le niegan". Pero en la serie de "Las Cuatro Partes del mundo", de Luca Giordano, concluye Carmen Urbita, "reconocemos que casi en cualquier anhelo de expedición geográfica se esconde el mismo afán posesivo y cosificador del turista".
Una colección para el mundo
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