Internacional

La dimisión exprés de António Costa aflora de nuevo las vergüenzas del socialismo portugués

António Costa, admirado en Europa, ha perdido parte de su aureola al ser implicado en una investigación por presuntos delitos de corrupción y ha reabierto las vergüenzas del socialismo portugués. Pero una cosa es admirable: ha dimitido sólo horas después del anuncio

  • Pedro Sánchez y António Costa se 'enfrentan' a José Luis Rodríguez Zapatero y José Sócrates -

Portugal vive este martes uno de sus mayores terremotos políticos de los últimos años. El primer ministro, António Costa, ha dimitido de su cargo pocas horas después de que se viera implicado en una investigación por presuntos delitos de prevaricación y corrupción vinculados al sector del litio y el hidrógeno verde. El admirado por todos en Europa, por su "ejemplar ejecución política", y el modelo a seguir de gran parte de la izquierda europea ha caído también en las 'garras del pecado' y, aunque ha actuado con cierta honorabilidad al haber dimitido el mismo día, ha resultado ser una decepción política más, como otros tantos antes que él.

'No es oro todo lo que reluce', sería el lema a aplicar en esta ocasión. Como tampoco fue oro el mandato de José Sócrates, el anterior presidente socialista del país antes de Costa. También Sócrates era admirado y aplaudido como un referente. Y también fue imputado, unos años después de que dimitiera tras unos malos resultados electorales, por una larga lista de delitos: fraude, blanqueo de capitales y falsificación de documentos, aunque se libró finalmente de ser juzgado de corrupción.

El reciente, y por ahora supuesto, escándalo que envuelve a António Costa vuelve a sacar las vergüenzas de un socialismo portugués que ya sufrió hace unos años la humillación de pasar del prestigio de tener un Jefe de Estado admirado por el resto de países europeos al bochorno por descubrir en él uno de los casos más graves de corrupción.

Porque Costa, al igual que en su momento fue Sócrates, era referente entre los socialistas, por su gestión y su éxito. Entre sus seguidores, nuestro presidente y nuestro expresidente: Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero. Incluso otros políticos de derechas le respetaban, le admiraban y le tenían como un modelo a seguir. Costa se ha retirado después de que la policía portuguesa registrara su casa en un operativo junto a la Fiscalía lusa que investiga negocios supuestamente corruptos del sector del hidrógeno y el litio. Sócrates se vio implicado en algo más 'gordo', pero finalmente sólo fue juzgado por seis de los 31 delitos que se le imputaban.

António Costa, una dimisión "valiente"

Pero pese a la vergüenza internacional que supone una implicación de corrupción, Costa no ha perdido del todo su comportamiento ejemplar. El ex primer ministro portugués ha dimitido solo unas horas de que se anunciara su supuesta implicación en el caso de corrupción que ahora azota Portugal. Un hecho sin duda loable que preserva la dignidad reducida de Costa, pero no perdida del todo.

"Tengo entendido que la dignidad no es compatible con ninguna sospecha (...) La dignidad de las funciones del primer ministro no es compatible con ninguna sospecha sobre su integridad (...) por eso, obviamente, he presentado mi dimisión", ha anunciado Costa, a través de una intervención por televisión, tras reunirse con el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa. "Fui hoy sorprendido de que ya se ha instaurado contra mí una causa criminal, obviamente estoy totalmente disponible para colaborar con la Justicia en todo lo que entienda necesario para apurar toda la verdad sea de la materia que sea", ha asegurado.

Desde el Palacio de Sao Bento, sede de la Asamblea portuguesa, Costa ha comenzado su intervención ante los medios mostrando la "sorpresa" que ha sentido cuando la Fiscalía le ha incluido en dicha investigación. "Cierro una etapa con la conciencia limpia", ha dicho, al tiempo que ha anunciado que colaborará con la Justicia "en todo lo que entienda necesario". "Quiero decir, y miro a los ojos a los portugueses, que no me pesa en la conciencia la práctica de cualquier acto ilícito o ni siquiera acto censurable", apuntó el político, quien, no obstante, considera que debe dimitir porque "la dignidad de funciones de primer ministro" no es compatible con ninguna sospecha.

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