A las puertas del verano, los expertos antiterroristas independientes y el Departamento de Estado de EEUU advirtieron de que Europa podría sufrir una oleada de ataques terroristas sin precedentes. Casi en el ecuador de la temporada estival, esta predicción es ya una realidad, después del ataque de este martes en una iglesia de Francia, que ha dejado un fallecido.
Las causas de que Europa –sobre todo Francia y, en esta última semana, Alemania– sea objetivo primordial de los terroristas no están del todo claras. El director ejecutivo del comité antiterrorista del Consejo de Seguridad de la ONU, Jean-Paul Laborde, aseguró hace unos días que "cuanto más se intensifique la lucha contra el terror en Iraq y Siria, más ataques habrá en suelo europeo". La razón: los líderes del ISIS y otros grupos pedirán a sus correligionarios que no viajen y atenten allí. Esta es la razón operativa, estratégica, por así decirlo, pero también hay motivos culturales, ideológicos y religiosos, lógicamente más inasibles y controvertidos.
Lo cierto es que estas predicciones, unidas a las que la propia Europol realizó al comienzo de año y a la escalada de ataques desde comienzos de 2016, están cumpliéndose con funesta escrupulosidad. Primero fue Estambul, a finales de junio. Un atentado en el principal aeropuerto de la ciudad dejó 44 muertos. Era la sangrienta antesala para un mes de julio casi inédito en Europa: Niza, luego Alemania –por tres veces: Wurzburgo, Múnich y Ansbach– y otra vez Francia, esta vez en Normandía. En total: más de 90 muertos solo en Europa. A los que hay que sumar los dos impresionantes atentados en Irak –280 muertos– y Kabul –80 fallecidos–.
Tanto Turquía, como Francia y Alemania forman parte de la coalición internacional que lucha contra esta organización terrorista en Siria. Sin embargo, hasta ahora Alemania se había librado de ataques terroristas
Detrás de casi todos estos atentados está la firma de Estado Islámico. Tanto Turquía, como Francia y Alemania forman parte de la coalición internacional que lucha contra esta organización terrorista en Siria. Sin embargo, hasta ahora Alemania se había librado de ataques terroristas, lo que a la fuerza un replanteamiento de las explicaciones que hasta ahora se dan sobre la incidencia de terror en el país galo (su compromiso más beligerante con los terroristas). El verano –con la caída del flujo informativo y la mayor repercusión de las noticias trágicas, convertidas en alertas globales en minutos– es la época favorita elegida por los terroristas para amplificar sus matanzas.
Los lobos solitarios parecen inmunes a los Estados de Emergencia, a la militarización del espacio público de las ciudades y a las llamadas a la unidad de la democracia frente al terror. Europa parece resignarse a vivir bajo un perpetuo estado de sitio mientras implementa medidas, lentamente eso sí, para combatirlo (en este artículo del investigador del Instituto Elcano Félix Arteaga se hace un atinado repaso crítico a las políticas comunitarias en materia antiterrorista).
Lo que lentamente sí parece estar cambiando es la actitud de los ciudadanos hacia los políticos. El caso de Francia es paradigmático. El Gobierno de Hollande, respaldado sin fisuras en las primeras oleadas terroristas de enero, está ahora siendo puesto en entredicho por su presunta negligencia a la hora de prevenir actos terroristas. Sucedió primero en Niza, donde el primer ministro Valls fue abucheado con los cuerpos de las víctimas todavía calientes, y es muy probable que suceda ahora, sobre todo después de conocerse que unos de los terroristas que atentaron contra la Iglesia estaba fichado por la Policía.
Los europeos quieren más madera contra el terror
Pese al pánico y el miedo que se ha instalado en la sociedad y que se alimenta con cada nuevo atentado, el 82% de los europeos desea que la UE intervenga más en la lucha contra el terrorismo, y el 69 por ciento considera que la implicación actual de la UE es insuficiente. Son los datos del último Eurobarómetro disponible (de julio de este año), aunque es posible que estos porcentajes cambien en el futuro de proseguir la ola de atentados con la misma intensidad.
Las medidas más urgentes que hay que tomar, según los ciudadanos europeos, son combatir la financiación de los grupos terroristas (42% en el conjunto de la UE, frente al 51% en España), la erradicación de las raíces del terrorismo y la radicalización (41% en la UE y 44% a escala española), y reforzar los controles en las fronteras exteriores (39% en el conjunto de la UE y 27% en España).