El objetivo es salvar la cabeza y no ser tumbado por una moción de censura. El primer ministro francés, François Bayrou, ha anunciado la renegociación la reforma de las pensiones, la medida más importante del segundo mandato del presidente Emmanuel Macron.
Era la condición indispensable para que una parte de la izquierda, y en especial los socialistas, no se una a 'La Francia Insumisa' de Jean-Luc Melenchón en su intento de derribar al ejecutivo en una sesión prevista para el próximo jueves.
Ni “suspensión”, ni abrogación. Bayrou debía encontrar un término que salvara la cara de sus aliados macronistas y centristas, y no enervara a la derecha tradicional. La “suspensión” exigida por los socialistas se transforma en “renegociación”, en una pirueta semántica que busca contentar a, casi todos.
En la presentación de su programa de gobierno ante la Asamblea, François Bayrou ha anunciado este martes el inicio de un diálogo con los agentes sociales para buscar una reforma “socialmente más justa y “equilibrada”, subrayó, en la que la discusión sobre la edad tampoco representará un tabú. La reforma de 2023 aumentaba de 62 a 64 años la edad de jubilación. Bayrou se da de plazo tres meses para renegociar el texto, pero advirtió que, si no se alcanza un acuerdo, se aplicará la ley aprobada el año pasado.
Si la propuesta del nuevo jefe de gobierno se cristaliza, se daría un paso importante para llegar al verano sin amenazas de nuevas mociones de censura y, quizá, llamar a nuevas elecciones legislativas en otoño.
En la presentación de su “Declaración de política general”, el líder centrista anunció también su intención de introducir una parte de proporcional en el sistema electoral. Es una de las medidas que ayudaría a socialistas, ecologistas y comunistas a emanciparse de Melenchón y 'La Izquierda Insumisa'. Si se aplicara la propuesta, esas tres formaciones, hasta hoy aliadas electoralmente en el 'Nuevo Frente Popular', tendrían más posibilidades de obtener un número mayor de escaños que con el actual, mayoritario a dos vueltas. El sí del PS y otros partidos no insumisos depende directamente de esa reforma del sistema electoral.
Bayrou quiere un mayor control de la inmigración. “Tengo la convicción profunda", dijo, “de que la inmigración es una cuestión de proporción. Acoger una familia extranjera en un pueblo de los Pirineos, por ejemplo, es un movimiento de generosidad. Pero si se instalaran treinta familias, ello sería apercibido como una amenaza”. En este mismo capítulo, el primer ministro denunció que de las 140.000 órdenes de expulsión de extranjeros decididas por la Justicia cada año, solo un 7% se hacen efectivas. Era también una referencia a la actual crisis de París con Argel, cuyo gobierno rechaza casi sistemáticamente la acogida de sus nacionales expulsados de Francia.
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