Primer día en Siria sin al-Ásad. La Defensa Civil siria, más conocida como los 'cascos blancos' han llegado este lunes a la infame prisión asadista de Sednaya, gestionada por el Gobierno de Bashar al-Ásad, hasta el día de ayer cuando huyó a Moscú al ver cercada la capital por los insurgentes. Sednaya es conocida por el uso, entre sus muros, de la tortura contra los miles de presos que el régimen sirio ha encarcelado. Los cascos blancos a su llegada al centro penitenciario han rescatado a los detenidos en "celdas subterráneas ocultas", que no figuraban en los planos orginales, una segunda prisión bajo tierra.
Dos equipos entraron de madrugada a la prisión, ubicada al norte de la capital siria, y durante el día otros tres fueron uniéndose mientras que otros tres se les han ido acoplándose "acompañados por un guía familiarizado con la disposición de la prisión. Se espera que el resto de los equipos lleguen gradualmente, retrasados por las difíciles condiciones de seguridad en las carreteras y la grave congestión del tráfico", señalaron los rescatistas que operaban fuera del control de Damasco.
Los cascos blancos han comenzado la misión en la cárcel, también para "investigar celdas subterráneas ocultas, en las que al parecer se encuentran detenidos según los supervivientes". "Los equipos están formados por unidades de búsqueda y rescate, especialistas en abrir muros, equipos de apertura de puertas de hierro, unidades caninas adiestradas y personal sanitario", aseveraron desde los equipos de los rescatistas.
Dos cárceles en un mismo centro
Desde que comenzara la ofensiva rebelde, los soldados insurgentes, a medida que capturaban una ciudad, fueron abriendo las puertas de las cárceles, donde encontraron numerosos prisioneros políticos, como ha ocurrido en Sednaya, donde se ha descubierto el horror de 50 años de dictadura asadista. El jefe de los cascos blancos, Raed al Saleh, señaló en su cuenta de X que ya han abierto "varias zonas del interior de la prisión, incluida la cocina y el horno", pero hasta ahora no han "encontrado nada".
"Estamos trabajando con toda nuestra energía para alcanzar una nueva esperanza, y debemos estar preparados para lo peor", aseveró. También aprovechó para pedir a "las familias de los detenidos y desaparecidos forzosos en las cárceles del difunto régimen de Al Asad" que no vayan a la prisión durante los trabajaos de reconocimiento ya que es "inútil y dificulta" la tarea.
La prisión militar de Sednaya está situada a 30 kilómetros al norte de Damasco, y estaba -hasta esta semana- gestionada por la Policía Militar siria. Se hizo conocida tras descubrir el que se llevó a cabo episodios de tortura y fuerza excesiva con los detenidos después de frustrar un motín en 2008. Este centro penitenciario tenía una capacidad de entre 10.000 y 20.000 presos, según Amnistía Internacional.
Desde el comienzo de la guerra interna en Siria en 2011, la prisión se ha convertido en el destino final tanto de opositores pacíficos -como violentos- y autoridades militares bajo sospecha de oponerse al régimen asadista.
Puertas eléctricas hacia el sótano
Según medios locales, ha habido testigos que han señalado que los cascos blancos han estado realizando grandes esfuerzos para rescatar a presos al borde de la asfixia por la escasa ventilación en la prisión. Para liberar a los presos visibles en las cámaras de seguridad, es necesario desbloquear puertas eléctricas en niveles subterráneos. Las dificultades han sido tales que las nuevas autoridades locales han pedido a antiguos soldados y personal del centro penitenciario del caído régimen de al-Ásad que proporcionen los códigos necesarios para la apertura de dichas puertas.
Los prisioneros a los que han podido acceder tanto los miembros de la Defensa Civil siria como periodistas desplazados a Damasco han admitido que estaba prevista la ejecución de 54 de ellos para este lunes.
El mayor centro de tortura de al-Ásad
Según informes publicados por organizaciones internacionales, la prisión militar de Sednaya se convirtió en un centro para manifestantes contrarios al régimen y opositores militares después del levantamiento en marzo de 2011. Con los años, la prisión se transformó por las autoridades en un centro de tortura.
Dichos informes señalan que los funcionarios del régimen organizaron -silenciosa y sistemáticamente- el homicidio de miles de detenidos en Sednaya. Entre 2011 y 2015, se llevaban a cabo ejecuciones quincenales e incluso semanales; 50 reos ejecutados al mismo tiempo en la horca.
Los informes también revelaron que el régimen mantuvo deliberadamente a los prisioneros en condiciones infrahumanas, privados de necesidades básicas como alimento, agua, o atención médica, además de haber sido sometidos a torturas reiteradas.
Una investigación de Amnistía Internacional realizada en 2017 concluyó que en el centro penitenciario se llevaron a cabo asesinatos y torturas desde 2011, en un intento de represaliar a la población civil de Siria. El informe concluyó que las violaciones cometidas por los funcionarios del régimen en Sednaya fueron equivalentes a crímenes de lesa humanidad.
Mohamed al Bashir, encargado en formar un gobierno
El pasado domingo, los insurgentes islamistas declararon "libre" Damasco tras la salida de Bashar al-Ásad junto a su familia en dirección a Moscú. Esta ofensiva, que comenzó el 27 de noviembre y estuvo liderada por el Organismo de Liberación del Levante, que es heredera de la exfilial siria de Al Qaeda.
Los insurgentes encargaron este lunes a Mohamed al Bashir, el presidente del Gobierno de Salvación -la administración de facto en la provincia septentrional siria de Idlib controlada por el Organismo de Liberación del Levante-, formar un Gobierno para la transición en Siria, según aseguró la televisión siria que está dirigida ahora por la oposición. "Se va a encargar al presidente del Gobierno de Salvación, Mohamed al Bashir, formar un nuevo gobierno sirio para gestionar la fase de transición", indicaba el medio de comunicación.
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