En el corazón del río Bidasoa, la frontera natural entre España y Francia, existe un pequeño islote de apenas 2000 metros cuadrados que ha sido testigo de siglos de historia y disputas. Se trata de la Isla de los Faisanes, un territorio singular que, desde 1901, cambia de soberanía cada seis meses: del 1 de febrero al 31 de julio pertenece a España, y del 1 de agosto al 31 de enero, a Francia.
Un pedazo de tierra con un pasado diplomático
Aunque hoy la Isla de los Faisanes es un lugar deshabitado y de acceso restringido, su importancia en la historia europea es indiscutible. Durante siglos, este pequeño trozo de tierra en el Bidasoa fue objeto de disputas entre los reinos de España y Francia. Su ubicación estratégica lo convirtió en punto clave de negociaciones, siendo el escenario de la firma del Tratado de los Pirineos en 1659, que puso fin a la Guerra de los Treinta Años entre ambos países.
Este acuerdo histórico no solo redefinió las fronteras, sino que también estableció la política de "condominio", es decir, una soberanía compartida sobre la isla. Sin embargo, no fue hasta 1901 cuando los gobiernos de España y Francia decidieron formalizar este singular pacto, dividiendo la administración de la isla en periodos de seis meses alternos.
Un islote simbólico
A pesar de su relevancia histórica, la Isla de los Faisanes ha caído en el olvido para la mayoría de la población. No tiene habitantes ni construcciones llamativas, y su acceso está restringido al público. Su importancia hoy en día es más bien simbólica, como muestra de la cooperación y la diplomacia entre España y Francia.
Cada seis meses, representantes de ambos países realizan el traspaso formal de soberanía en una ceremonia discreta pero cargada de simbolismo. Es un recordatorio de que, en un mundo donde las fronteras han sido motivo de conflicto durante siglos, es posible compartir pacíficamente un territorio, aunque sea tan pequeño como este islote del Bidasoa.