Miles de personas muestran este sábado sus respetos a Mijaíl Gorbachov en la capilla ardiente, que se celebra en la Sala de las Columnas de la Casa de los Sindicatos de Moscú. El último presidente de la Unión Soviética falleció el pasado martes a los 91 años tras luchar durante años contra una "larga y grave enfermedad". Una vez celebrada la capilla ardiente, los restos del expresidente serán enterrados en el cementerio Novodévichy para descansar junto a su esposa, que murió en 1999 por leucemia.
El gran ausente de esta capilla ardiente será Vladimir Putin, que ha anunciado que no estará presente por trabajo, aunque es conocida la repulsa del actual presidente ruso hacia Gorbachov por ser quien lideró la disolución de la Unión Soviética. El Kremlin ha afirmado que el acto contará con parte del simbolismo asociado a un funeral de Estado, pero en estos últimos días han sido contados los gestos oficiales hacia a figura de Gorbachov. Sin luto nacional, Putin se limitó el miércoles a depositar un ramo de flores en el féretro del exdirigente soviético.
La Fundación Gorbachov había informado de que el acto de este domingo sería abierto al público y cientos de personas han respondido a la llamada, con largas colas en las inmediaciones de la Casa de los Sindicatos para intentar acceder a la sala donde reposaban los restos del antiguo mandatario, según 'The Moscow Times'.
Por parte de la cúpula política rusa, la presencia más representativa ha sido la del vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dimitri Medvedev. También han acudido los embajadores de varios países occidentales, entre ellos los de Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, según la agencia Interfax.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha sido el único jefe de Gobierno europeo en hacer acto de presencia, aunque desde el Kremlin el portavoz, Dimitri Peskov, se ha apresurado a aclarar que no hay en agenda ningún encuentro con Putin, informa TASS.
Las ceremonias proseguirán con el entierro de Gorbachov en el cementerio moscovita de Novodévichi, donde el último líder soviético yacerá junto a su mujer, Raisa. Gorbachov falleció el 30 de agosto en un hospital de la capital rusa y, desde entonces, ha quedado de manifiesto la disparidad entre el recuerdo que guardan de él los gobiernos occidentales, que le agradecen su papel en el fin de la Guerra Fría, y la frialdad demostrada en su propio país.
Entre la ciudadanía rusa sigue cundiendo cierto malestar hacia una figura que asocian al fin de una época de esplendor y la tibieza del actual Gobierno, concentrado en justificar a toda costa su actual aventura bélica en Ucrania, así lo demuestra.