Una larga historia de golpes y votos. La WWE, ese espectáculo deportivo donde la teatralidad y la lucha libre se fusionan en un cóctel explosivo, ha tenido una relación simbiótica con la política estadounidense a lo largo de las décadas.
Más allá del entretenimiento puro y duro, Vince McMahon, el cerebro detrás de la empresa, ha demostrado una habilidad especial para capitalizar el interés del público en temas de actualidad, incluso aquellos tan sensibles como la geopolítica.
Esto se ha podido plasmar en uno de los útlimos lanzamientos de Neflix, Vince McMahon: El titán de la WWE, una serie documental que examina a fondo el reinado del controvertido magnate.
La amistad de hierro entre Trump y la WWE
Donald Trump y la WWE comparten una larga historia de colaboración y amistad. Vince McMahon y Trump han sido amigos cercanos desde la década de los 80, una relación que ha beneficiado a ambas partes. Trump ha aparecido en varios eventos de la WWE, incluso participando en combates escenificados. Su presencia, siempre rodeada de polémica y fanfarria, ha ayudado a aumentar la audiencia de la WWE en momentos clave.
La relación de Trump con Hulk Hogan, otra leyenda de la lucha libre, también ha sido muy estrecha. Hogan, un ferviente seguidor de Trump, incluso llegó a afirmar que "sería un buen vicepresidente" para Estados Unidos. El expresidente, correspondiendo a la lealtad de Hogan, lo invitó a la Convención Nacional Republicana de Milwaukee en 2016, donde aceptó la nominación como candidato republicano a la presidencia.
Imagen de Europa Press del exluchador de la WWE, Hulk Hogan, durante un reciente mitin de Donald Trump
WrestleMania VII: la Guerra del Golfo invade el ring
Uno de los ejemplos más claros de la intersección entre la WWE y la política estadounidense se dio en WrestleMania VII, en 1991. En un momento en que la Guerra del Golfo dominaba los titulares internacionales, Vince McMahon decidió aprovechar el contexto geopolítico para crear una historia controvertida y cargada de simbolismo. El Sargento Slaughter, un personaje clásico de la WWE conocido por su patriotismo, regresó como un villano pro-iraquí, un simpatizante de Saddam Hussein.
Este cambio radical en el personaje de Slaughter tenía un objetivo claro: generar una reacción visceral en el público estadounidense, que se encontraba inmerso en un fervor patriótico por la guerra. Slaughter se convirtió en el enemigo público número uno, recibiendo incluso amenazas de muerte. Su rival en WrestleMania VII no podía ser otro que Hulk Hogan, el "Real American", el héroe que representaba los ideales estadounidenses.
La lucha entre Hogan y Slaughter, que culminó con la victoria de Hogan y la recuperación del Campeonato de la WWE, fue un éxito de taquilla. Sin embargo, la polémica generada por la historia del Sargento Slaughter tuvo sus consecuencias. La venta de entradas para WrestleMania VII fue más lenta de lo esperado, obligando a la WWE a cambiar la sede del evento a un recinto más pequeño.
El lado oscuro de la polémica: Slaughter y las amenazas
El periodo en el que el Sargento Slaughter personificó a un simpatizante iraquí fue uno de los más controvertidos de su carrera. Si bien la historia lo catapultó a la cima de la WWE y lo convirtió en el villano más odiado, también le acarreó problemas personales y amenazas.
Vince McMahon, buscando explotar el fervor patriótico de la Guerra del Golfo, propuso a Slaughter un cambio radical: de héroe americano a traidor. Slaughter aceptó el reto, pero la reacción del público fue más intensa de lo esperado.
Las amenazas de muerte se volvieron constantes, obligando a la WWE a protegerlo. Su familia tuvo que ser reubicada en un hotel y Slaughter vivió con miedo. Incluso se negó a quemar una bandera estadounidense, considerándolo un paso demasiado lejos.
A pesar de los riesgos, Slaughter se mantuvo firme en su papel, la rivalidad con Hulk Hogan en WrestleMania VII fue un éxito, aunque la polémica afectó la venta de entradas.
La WWE: un reflejo de la sociedad estadounidense
La relación de la WWE con la política estadounidense es, en última instancia, un reflejo de la propia sociedad del país norteamericano. En un país donde la política y el entretenimiento se entremezclan constantemente, no es sorprendente que la WWE haya utilizado temas de actualidad para crear historias que resuenan con el público.
Sin embargo, la decisión de utilizar la geopolítica como un elemento narrativo, especialmente en un contexto tan delicado como la Guerra del Golfo, fue una jugada arriesgada que, aunque exitosa en términos de audiencia, también generó controversia y puso en peligro la seguridad de los involucrados.
Aún así, simbolismo de la heroicidad, el patriotimos y la lucha, tan presentes en la WWE, son ni más ni menos que un reflejo de una gran parte de la sociedad estadounidense.