Internacional

Transnistria: la joya comunista atrapada en la edad de oro de la URSS

Esta república presidencialista tiene su propio órgano legislativo, fuerzas de seguridad, control de fronteras, pasaporte y moneda

Entre Moldavia y Ucrania se extiende una delgada franja de apenas 30 kilómetros de ancho y 200 de largo, de nombre: Transnistria. Ubicada entre el río Dniéster y la frontera oriental moldava, la República Moldava Pridnestroviana, su otro nombre, declaró su independencia de Chisináu en 1990, lo que desencadenó en la guerra de Transnistria. El conflicto se alargó hasta el alto el fuego, definitivo, del 21 de julio de 1992, el cual se ha respetado hasta la fecha. Una guerra en la que la región secesionista se valió gracias a Rusia y durante la cual Moldavia recibió apoyo desde Rumanía.

La autoproclamada República de Transnistria, o Cisdniéster, otro de sus nombres, tiene su capital en Tiraspol, es un territorio de apenas medio millón de habitantes, en su mayoría eslavos, que se autoproclamó como república el 29 de octubre de 1990 y que rompió los lazos con Moldavia tras el conflicto armado de 1992. El conflicto estalló con la llegada del fin de la URSS entre la independizada República de Moldavia y grupos separatistas prorrusos, quienes querían mantener lazos con Moscú.

Transnistria carece de reconocimiento internacional. Ni la comunidad internacional reconoce el territorio como 'estado', ni mucho menos Moldavia, quien la considera como parte de la región autónoma de Stînga Nistrului -que literalmente significa: la orilla izquierda del Dniéster-​ aunque su nombre oficial es Unidad territorial autónoma con un estatus jurídico especial de Transnistria. El único apoyo del que dispone este territorio del este de Europa es desde Rusia, la existencia de Transnistria esta se debe, en gran medida, a la sombra del Kremlin sobre esta pequeño territorio.

Monumento en Tiráspol
Monumento dedicado a la II Guerra Mundial en Tiráspol | EFE

Entre Moldavia y Ucrania

El territorio que comprende la actual Transnistria llegó a pertenecer a la Rus de Kiev y después al Gran Ducado de Polonia y Lituania. En el siglo XVI, esta pequeña franja quedó bajo dominio otomano hasta que este lo cedió al Imperio ruso en 1792, tras perder gradualmente territorio en los Balcanes. Para entonces, Cisdniéster contaba con ciudadanos de origen ruso, ucraniano y rumano, aunque la influencia de los dos primeros grupos marcaría los siglos posteriores. Tras la caída de los zares, el territorio fue incorporado a la Unión Soviética, concretamente bajo la administración de la República Autónoma Socialista Soviética de Moldavia desde 1924 hasta 1940 cuando durante la Segunda Guerra Mundial la URSS se disputó la región con Rumanía; sin embargo, se mantuvo en poder de la nueva República Socialista Soviética de Moldavia desde 1940.

Escudo de la República de Transnistria
Escudo de la República de Transnistria | EFE

Con la desaparición de la Unión Soviética y una probable reunificación de Moldavia y Rumanía, Transnistria proclamó su independencia en 1990, generando, con Moldavia, un conflicto armado que finalizó en 1992. La sombra del Kremlin en todo momento ha sido decisiva para que este territorio consiguiera establecerse como un 'Estado independiente de facto' con sistema presidencialista. Moscú desde entonces fijó un pequeño destacamento de soldados rusos en la región separatista que servirían como advertencia ante cualquier intento de anexión forzosa. El Kremlin desarrolló también una dependencia económica con el gobierno de facto que ha servido para cubrir déficits presupuestarios o pagar pensiones. Transnistria consigue gas natural gracias a Moscú a un precio mucho más barato y sus ciudadanos tienen opciones para conseguir el pasaporte ruso si tienen descendencia directa.

Dependencia de Rusia

El gobierno de facto de Transnistria, mantiene un férreo enfrentamiento contra el de Moldavia, pero cuenta con el apoyo económico, político y militar del Kremlin, quien además tiene desplegados soldados en la franja. En septiembre de 2006, un 97 % de los habitantes de Transnistria votó en un referéndum -sin ningún tipo de validez legal- que apoyaba la independencia y su futura integración en la Federación Rusa, únicamente el Kremlin reconoció su validez.

En virtud del Acuerdo para la Solución Pacífica del conflicto de Transnistria, firmado en julio de 1992, Rusia desplegó a 2.400 militares para garantizar la paz en la zona. Posteriormente, se fue reduciendo este contingente a lo largo de los años, aunque todavía hoy mantiene cerca de un millar de soldados. Finalmente, Transnistria declaró su independencia de forma unilateral y tiene un Gobierno de facto sin apenas legitimidad.

Casa de los Soviets de Tiráspol
Casa de los Soviets de Tiráspol | EFE

Moldavia tiene claros intereses en Transnistria, en primer lugar, porque la región representa un 12 % del territorio del país, en segundo lugar, concentra casi una cuarta parte de la producción industrial, además del control de vías de transporte y gaseoductos. Asimismo, el país moldavo lucha por la integración de ambas zonas -separadas por el río Dniester- y acusa a Rusia de ser la instigadora del movimiento independentista de esa franja, a la que Moscú considera con un estatus especial. La Federación Rusa, de hecho, apoya la independencia de esta región y ayuda a la parte separatista con acuerdos ventajosos a nivel económico.

Cisdniéster poseé además unos precios sobre el gas y la electricidad mucho más bajos en comparación con los del país vecino, además de unas pensiones 25% superiores a las moldavas, el país más pobre de Europa, con una jubilación media de 70 euros al mes. Estas ventajas en habitabilidad hacen que crezca la fidelidad hacia el 'gobierno' de Transnistria y el de Rusia. Aunque en esta región el apoyo a Rusia es mayoritario, muchos opositores critican la falta de libertades y un modelo económico basado en el clientelismo, el contrabando y la corrupción.

Caballo de Troya

Analistas internaciones apuntan a Tiráspol como el 'Caballo de Troya' de Moscú en Europa. El Kremlin pretende, con su apoyo a Trasnistria, mantener su influencia y así evitar la expansión de Occidente hacia las repúblicas exsoviéticas. La pérdida de lo que antaño fue la esfera de influencia de la URSS se ha convertido en una creciente preocupación para la actual Rusia. En diciembre de 2023 la Unión Europea concedió a Moldavia el estatus de candidato a país miembro, ya que un año antes Chisináu solicitó el ingreso a la Unión. Sin embargo, existen reticencias entre algunos estados miembros, tal y como expresó Francia en su momento, mostrando dudas sobre la incorporación de Moldavia y condicionando su acceso a la Unión a la previa adhesión a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, (OTAN).

Vista de la fortaleza de la ciudad de Bender, Transdniéster
Vista de la fortaleza de la ciudad de Bender, Transdniéster | EFE

Mientras continúa el proceso negociador para su adhesión a la UE, la entrada en la OTAN queda descartada por la constitución moldava que establece que es un país "neutral". El artículo 11 de la Carta Magna de Moldavia recoge que la república proclama su neutralidad "permanente", algo que tampoco permite el despliegue de tropas extranjeras en su territorio. El Artículo 11 de la Constitución moldava es el origen de las exigencias de Chisináu para Rusia retire a sus soldados de la región prorrusa de Transnistria, donde ha tenido desde los años 90 aproximadamente mil combatientes estacionados. El Tribunal Constitucional moldavo aclaró en 2017 que esta obligación legal de mantenerse neutral no implica que el país no pueda defenderse de manera eficaz si existe una amenaza contra su independencia, la integridad territorial o la seguridad el Estado.

Efecto de la guerra en Ucrania

Con la invasión de Rusia a la vecina Ucrania el Parlamento moldavo declaró el estado de emergencia ante el temor de que el Kremlin activase a sus fuerzas en Transnistria para que dieran apoyo en un asalto a la ciudad ucraniana de Odesa, ubicada a menos de 100 kilómetros de Cisdniéster. En un contexto bélico, la comunidad internacional, junto a Chisináu, que Moldavia pudiera convertirse en el próximo objetivo de Putin en su plan de expansión territorial en el sur ucraniano, y de esta forma asegurarse en control de esa zona geográfica.

La posibilidad de que Moldavia se viera envuelta en el conflicto ucraniano creció a finales de abril de 2022, después de que las autoridades de Transnistria informasen de varios supuestos ataques desde el país vecino contra diversas instalaciones, algo que Kiev ha calificado de operación rusa para arrastrar a Chisináu en el conflicto, para así justificar cualquier tipo de agresión desde Cisdniéster hacia Moldavia.

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