Internacional

Tres mociones de censura por la reforma de las pensiones amenazan con tumbar al Gobierno de Macron

Las propuestas serán discutidas, por lo pronto, el próximo 26 de marzo. Solo la candidatura anunciada por el pequeño partido centrista "LIOT" podría ser aprobada por la izquierda y la derecha de Le Pen

  • Protestas en Paris en contra de la reforma de pensiones

Francia ha vivido una noche agitada tras el 'decretazo' de Emmanuel Macron para adoptar su reforma de la edad de jubilación y evitar así el voto en una Asamblea donde no contaba con mayoría.

Manifestaciones en varias ciudades, en especial en la Plaza de la Concordia de París, que acabó con violencia, mostraban en la calle el descontento, en este caso de la izquierda radical, con la decisión del gobierno de la primera ministra Elisabeth Borne.

Al mismo tiempo, todas las organizaciones sindicales anunciaban unidas una nueva – la novena – jornada de movilización y paro para el próximo jueves, 23 de marzo. Los líderes de todos los sindicatos insistían en rechazar una ley que consideran no legítima por el rechazo popular que suscita y el de una mayoría de representantes políticos, como quedó demostrado ayer.  

La intersindical acusó a Macron y su gobierno de "negar la democracia". El jefe de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), Laurent Berger, conocido por sus posiciones moderadas y reformistas, había también denunciado “le vicio democrático” que suponía hacer pasar una ley por decreto. 

La primera ministra acudía al principal informativo de la privada TF1 para defender su ley, recalcando la necesidad de salvar un sistema de pensiones en crisis e insistiendo en su esfuerzo negociador durante semanas. Emmanuel Macron no hizo ninguna declaración oficial, pero sí manifestó ante sus colaboradores una crítica a los diputados republicanos que no iban a votar la ley.

La reforma que prevé aumentar de 62 a 64 años la edad mínima para acceder a la jubilación fue adoptada con fórceps por el gobierno de Emmanuel Macron, que aplicó el artículo 49.3 de la Constitución que permite aprobar una ley sin pasar por el apoyo legislativo. 

En mayoría relativa desde las elecciones generales de junio del año pasado, el partido macronista "Renacimiento" y otros aliados centristas necesitaba los votos de la derecha moderada de "Los Republicanos" (LR) para sacar adelante el proyecto. Después de días y horas de recuento de adhesiones, Macron sabía que una parte de LR no le apoyaría y apretó el botón nuclear constitucional, legal, pero que le deja muy tocado en credibilidad y que provoca la presentación de tres mociones de censura contra su gobierno, que se discutirán probablemente el lunes.

Marine Le Pen, líder de Agrupación Nacional (RN), fue la primera en anunciar su moción, subrayando que sin los votos de su partido (89) diputados, ninguna otra moción puede triunfar. Para Le Pen, estaba claro que Macron no obtendría la mayoría y emplazó a la primera ministra a dimitir. La jefa de RN repitió lo que ya había expresado en varias ocasiones: apoyará toda iniciativa, de cualquier partido, para derribar al gobierno. 

No es la misma actitud de la proclamada por el otro extremo del escenario político. Jean-Luc Melenchón, caudillo de “La Francia Insumisa”, anunció también que sus colegas (él no es diputado) anunciarán hoy su propia moción. Eso sí, nunca apoyarían la de Le Pen. La misma  decisión tomarán sus aliados parlamentarios del Partido Socialista, del Partido Comunista y de "Europa Ecología Los Verdes".

La derecha no apoyará las mociones de censura

Así las cosas, solo la moción de censura anunciada por el pequeño partido centrista “LIOT” (Libertades, Independientes, Ultramar y Territorios) podría ser aprobada por la izquierda y la derecha dura. Para este grupo, la utilización del artículo 49.3 "demuestra la incapacidad del gobierno para alcanzar un compromiso". LIOT había apoyado hasta ahora los proyectos de Macron.

Los Republicanos, causantes indirectos de la derrota política del gobierno ayer, ya han anunciado que no votarán positivamente ninguno de los intentos de censurar y acabar con el gobierno, de modo que se convierten ahora en los salvadores del gabinete de Macron cuando muchos de sus barones pretendían evitar convertirse en la cachaba del Presidente. 

Los números no dan, en teoría, posibilidades de tumbar al gobierno tras una moción de censura, pero si saltara la sorpresa (muchos republicanos deberían votar a favor y traicionar la línea oficial), Emmanuel Macron se vería en una posición delicada. Disolver el parlamento y llamar a nuevas elecciones no le ayudaría, pues su apoyo electoral disminuiría aún más.

La convocatoria de un referéndum – como piden algunos - ni se le pasa por la cabeza. Resistir la protesta en las calles y mantener el pulso con los sindicatos marcará sus próximos días y semanas. Y lo que las mociones quizá no consigan él estará obligado a llevar a cabo: destituir a su primera ministra - autoproclamada fusible - y forzar una crisis de gobierno que calme los ánimos mientras la protesta amaine en la calle y las cajas de resistencia de los huelguistas se vacíen. 

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