Las pieles grasas en la edad adulta se caracterizan por un exceso de desarrollo de sebo, brillos, poros dilatados y pequeños granitos e imperfecciones. Un problema que se agrava en verano, ya que el sudor obstruye los poros y la suciedad se acumula con el exceso de sebo provocando brotes de acné. En este sentido, hay una serie de factores que fomentan esta tendencia y que debemos tener en cuenta:
1. LA GENÉTICA
La lotería genética ataca de nuevo. Resulta que tanto el número de glándulas como su nivel de actividad es una característica bastante compleja y específica de cada individuo.
2. EL CICLO HORMONAL
El periodo tiene mucho que ver con el estado del cutis. El ciclo hormonal mensual puede provocar el aumento de la actividad de las glándulas sebáceas de la piel, así como en el cuero cabelludo, dependiendo de la semana en la que se encuentre.
3. UN EXCESO DE LIMPIEZA
Si abusamos de la rutina de limpieza, el cutis se ve despojado de su capa protectora, fomentando así la actividad de las glándulas sebáceas y dejando brillos sobre su superficie. Por este motivo, lo adecuado es limpiar el rostro con un producto suave y sin frotar con demasiada fuerza.
4. LA GRASA DE LOS ALIMENTOS
Los fritos, los alimentos grasientos y los lácteos son a menudo los culpables de que se obstruyan los poros. Esto se debe, o bien a las hormonas naturales que contienen, o bien a la gran cantidad de azúcar que puede elevar su índice glucémico.
5. COSMÉTICOS INADECUADOS
Es fundamental recurrir a aquellos productos de cuidado específico para cada tipo de piel, en este caso, aquellos indicados para la piel grasa, libres de aceite y parabenes. Solo así evitaremos un exceso de producción de sebo.