De Oslo a Bergen: paisajes de altura
Para muchos, es el viaje en tren por excelencia. Tanto que se ha quedado con todos los galones en guías como la Lonely Planet, donde describen la experiencia como un imprescindible que no deja indiferente a nadie. Lo cierto es que esta línea, que une las dos ciudades más importantes de Noruega, atraviesa unos paisajes de escándalo.
Especialmente a su paso sobre Hardangervidda, la altiplanicie más alta de Europa. También llega a ‘coronar’ Finse, a 1.222 metros sobre el nivel del mar, el punto más alto de la línea de ferrocarril. Siete horas de viaje que merecen mucho la pena. Si queréis haceros una idea de lo que veréis, NSB (Ferrocarriles Nacionales Noruegos), hizo hace unos años este vídeo para acercar a todo el mundo la experiencia.
El Glacier Express: de Zermatt a St Moritz tocando el cielo
¿Puede hacerse largo un viaje de siete horas y media? En este caso, no. De verdad de la buena. La razón es que el viaje en el expreso más lento del mundo tiene tantos alicientes que se acaba por no mirar el reloj. Es una de las ventajas de atravesar la cordillera de los Alpes cruzando 91 túneles y 291 puentes por unos paisajes de infarto. Además, para que ningún viajero se pierda detalle, las ventanas son panorámicas -llegan hasta el techo-, de forma que las vistas a paisajes únicos como los del Cervino, la garganta del Rin o el puerto alpino Oberalp luzcan en todo su esplendor.
El Transcantábrico: para bolsillos generosos
Es uno de los trenes-hoteles turísticos que buscaba emular al famoso Orient Express. Quienes quieran darse el capricho de un viaje de lujo en un tren concebido específicamente para colmar los deseos del turista, el Transcantábrico, que recorre parte de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y Castilla y León, es una buena opción... siempre que se tenga una cuenta corriente desahogada, porque no es una experiencia barata. Eso sí, no falta detalle ni en las suites ni en los salones ni en las cartas gastronómicas. Al igual que en el Al Andalus, los tiempos están dispuestos para que se pueda sacar provecho a las visitas en tierra.
Escocia sin prisas: de Fort William a Mallaig en el Jacobite
Si lo que se busca son paisajes literalmente de película, el Jacobite, un tren a vapor que conserva todos sus encantos, es el medio de transporte perfecto: los paisajes que cruza han sido localizaciones de películas como Rob Roy, Bravehart y Harry Potter. Y entre ellos están los que se ven al cruzar el famoso viaducto de 21 arcos de Glenfinnan, una auténtica reliquia de la que disfrutaréis seguro. Además de lagos, montañas, vistas que parecen sacadas de un cuadro... La Escocia más auténtica en apenas hora y media de trayecto que se os pasará volando.