"Soy natural como el atún". Así se describía a sí misma Saray, concursante de Masterchef, tras protagonizar la expulsión más bochornosa de la historia del programa. En el reto decisivo para salvar su expulsión, le tocaba cocinar una perdiz en veinte minutos. Y, como andaba encolerizada y como abomina de "los pájaros muertos", no se le ocurrió otra cosa que ubicar al animal sin desplumar sobre una salsa y colocar encima tres tomates cherrys. Llamó al condumio "El pájaro muerto encima de un plato". Fue fulminada por los jueces, claro.
Esta educadora social de modales dudosos decía también tras su expulsión que "me he dado cuenta de que me encanta el mundo de la comunicación y la televisión. Veo una cámara y me vuelvo loca. Me encantaría hacer un reality o un programa de televisión". Eso ya lo sabíamos. Saray tiene madera para la tele, por supuesto, sobre todo para la que se hace en España. Quizás dentro de unos años sea una estrella de cualquier programa de Telecinco.
Dicha posibilidad se la debemos al lamentable casting de Masterchef que ya denunciamos aquí en su momento. Se veía venir. Cuando se busca a personajes más que a cocineros, pasan estas cosas. Mucho se ha juzgado ya a la joven ex concursante. Quizás demasiado, porque tampoco mató a nadie. No hace falta hacer leña del árbol caído, entre otras cosas porque quizás ha conseguido lo que buscaba. Del "pájaro muerto" al estrellato.
Ni su actitud ni su reto a los jueces ni sus ataques a otros concursantes deben importarnos medio bledo. Lo increíble es que alguien que cocine pueda despreciar así una perdiz. Eso sí es un acto imperdonable
Memes y artículos contra ella aparecen por doquier. Pero ninguno que hayamos podido leer pone el acento en lo importante de esta joven que se identifica con la verdad del atún. Ni su actitud ni su reto a los jueces ni sus ataques a otros concursantes deben importarnos medio bledo. Lo increíble es que alguien que cocine pueda despreciar así una perdiz. Eso sí es un acto imperdonable. O no sabe de cocina o le importa poco. Apuesto por lo segundo. Y, como decía Carvalho, "ningún ser humano indiferente ante la comida es digno de confianza".
A veces nos tenemos que pellizcar para saber si estamos alucinando o no cuando vemos a los seres que pueblan el universo televisivo. Ya no sabemos si son peores los nuevos que buscan la fama rápida o los veteranos que no aceptan su decrepitud. Por cierto, siguiendo con Masterchef, la edición celebrity va a contar con un esplendoroso elenco de concursantes en sus fogones. Lo encabeza Celia Villalobos. Siempre es un gusto que la gente acepte su propia naturaleza.
Lo mejor de esta semana en la televisión patria ha sido, sin duda, el regreso de El Ministerio del Tiempo, una serie verdaderamente original, de buena factura y con una trama siempre impactante. No tuvo un mal dato de audiencia pero, eso sí, ese día arrasó Supervivientes. En España televisiva las cosas no cambian ni en tiempos de coronavirus.