Inventarse una vida en las redes sociales se ha convertido en lo más habitual del mundo. Mientras pasamos las horas muertas delante del ordenador de la oficina, sufriendo los calores del verano y el olor a asfalto recalentado, en Instagram seguimos de vacaciones, disfrutando de la playa, tomando el sol, compartiendo unas cañas con amigos y dando envidia a todos los que se atrevan a visitar nuestro perfil.
Puede que les parezca una aberración pero ocurre mucho más de lo que piensan. La mayoría de las fotografías que ven en las redes sociales durante los meses de verano son falsas. No están ocurriendo en ese momento. De hecho, puede que no hayan ocurrido ni en los últimos meses. Suponemos que los psicólogos y psiquiatras ya tienen alguna denominación para esta nueva remesa de patologías virtuales.
Lo que ya llama más la atención es que las celebrities, personas que disfrutan de un nivel de vida y unas comodidades no aptas para todos los bolsillos, también tengan la necesidad de fingir. Piensen, por ejemplo, en Chabelita -Isa para los amigos-.
La hija de Isabel Pantoja lleva de máxima actualidad desde que salió de Supervivientes y decidió sacar la artillería pesada contra su propia familia, enfureciendo a todo el clan, desde su madre, a su tío, su hermano, su prima y todo hijo de vecino. Además, su no romance con Christopher, el turbio pasado de la familia de éste y el ingreso de la cantante tras el permiso tampoco la ha dejado descansar mucho mediáticamente.
Chabelita es la mujer más buscada, la que mayores cifras debe estar negociando para sentarse en un plató. Pero lejos de aceptar la oferta, la hija de la tonadillera ha decidido poner tierra de por medio y trasladarse a Cancún. O bueno, eso nos ha querido contar.
Como si fuese una principiante en esto de las redes sociales, la ¿it girl? ¿socialité? ¿celebrity? se ha dedicado a compartir fotos sacadas de Google como si acabase de llegar a Cancún, ha subido vídeos tirada en la cama con su novio Alejandro a la vez que decía 'Cancún', como si eso fuese prueba suficiente de sus vacaciones, y hasta se ha empeñado en convencernos que pese a la distancia, seguía escuchando RadioOlé.
Evidentemente, ni siquiera alguien que no hubiese visto nunca una fotografía de Cancún caería en una trampa tan poco convincente. ¿Qué quería Chabelita? ¿Despistarnos para poder visitar a su madre sin que nadie se diese cuenta? ¿Tomarle el pelo a la prensa como venganza por las informaciones poco exactas que a veces ofrecen sobre su vida? ¿Pasar un rato divertido con sus amigos como postadolescentes que son? Posiblemente un poco de todo ya que, otra cosa no, pero los Pantoja saben muy bien cómo cebar sus propias noticias.
Otras ‘maestras’ del engaño
Chabelita se ha unido, así, al selecto club de famosos con vidas inventadas en las redes sociales. Un club con miembros tan ilustres como la desaparecida Anna Allen, actriz aficionada al Photoshop de tercera y experta en pegarse encima de las fotos de otros famosos, o Sonia Monroy, cantante y actriz superdotada que consiguió colarse en la alfombra de los Oscar, eso sí, un día antes de la ceremonia.
Tan trabajada fue la 'entrevista' que dio Sonia a un amigo suyo después de que la 'echaran' de la alfombra roja como los vídeos que se ha gestionado Chabelita. La diferencia es que apellidarse Pantoja garantiza exclusivas de por vida, mientras que apellidarse Monroy tan solo abre la puerta de realities y entrevistas en el Deluxe a la una y media de la madrugada... Una forma de ganarse la vida tan digna como otra cualquiera.
La benjamina de los Pantoja, como hija de su tiempo que es, tan solo ha aprovechado la tecnología existente para hacer lo mismo que ha hecho su familia durante años. El 'dientes, dientes' llevado a las redes sociales. Chabelita vive de selfie en selfie, no pierde ocasión de posar en una discoteca como tampoco de lanzar indirectas y ataques al entorno de su madre a través de una simple imagen -capaz es de ir a comer con el ex de Raquel Bollo y compartirlo con sus seguidores para que ésta explote en televisión-.
A Chabelita no le hace falta que la fotografíe una revista o la entreviste un periodista. Ella se basta sola para generarse las noticias, contrastarlas y desmentirlas. A esto estamos abocados ahora mismo. Aunque, claro, sería más fácil preguntarse qué hace una hija gastando bromas por internet cuando su madre lleva ya más de una semana ingresada en el hospital, pero, claro, eso ya sería rizar mucho el rizo, ¿no?
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