Cofundador de Microsoft junto a Bill Gates y amigo personal de éste desde el instituto, Paul Allen ha dedicado su vida y su gran fortuna a cumplir todos sus sueños. Colecciona importantes propiedades inmobiliarias, lujosos yates, ha comprado varios equipos de fútbol y de baloncesto, tiene su propio grupo musical y se ha convertido en un gran inversor con participaciones en más de 50 empresas de los sectores tecnológicos y de entretenimiento.
Una fortuna de 11,6 mil millones de euros
Con tan solo 22 años, y tras abandonar la universidad, fundó en 1975 lo que hoy es el gigante Microsoft. En 1983 le diagnosticaron el mal de Hodgkin, un tipo de linfoma maligno que le tuvo apartado de la compañía durante algún tiempo. Paul Allen debe gran parte de su riqueza a las participaciones que aún continúa teniendo en Microsoft.
Según cuenta Allen en sus memorias, publicadas en 2011, Bill Gates y Steve Ballmer, hasta hace poco tiempo CEO de Microsoft, habrían aprovechado sus largas ausencias durante la enfermedad para intentar liquidar sus acciones en la compañía. En 1990, y tras reponerse del cáncer, regresaría a Microsoft, pero su relación con Bill Gates nunca volvería a ser la misma y en el año 2000 abandonaría todos sus cargos directivos.
El soltero más rico del mundo, a sus 61 años recién cumplidos, posee una fortuna de 15.800 millones de dólares -unos 11.600 millones de euros- de los que aproximadamente la mitad lo constituyen las acciones que sigue manteniendo en Microsoft. Una fortuna que le permite tener a Allen auténticos palacios al sur de Francia, en Manhattan, Malibú, Londres y Hawai; aunque su residencia habitual la tiene en isla Mercer, al sur del lago Washington. A finales del pasado año adquirió una mansión en Silicon Valley por la que pagó unos 20 millones de euros.
Como no podía ser menos, su posición le permite tener dos megayates: el Octopus, de 126 metros de eslora que ocupa el octavo puesto de los yates de lujo más grandes del mundo, y el Tatoosh, con 96 metros. También son suyos varios jets privados. Y solo un gran magnate como Paul Allen puede disfrutar de música en directo las 24 horas del día. Tiene a su entera disposición una banda, Los Underthinkers, con quienes grabó un disco de rock el pasado año.
Un genio de los negocios
El cofundador de Microsoft está considerado, además, una de las personas más inteligentes del mundo, con un 170 de cociente intelectual. Pertenece al selecto colectivo de los genios, al superar los 140 de cociente, número que tan solo alcanza un 0,5% de la población. Con sólo siete años Paul ya era un lector infatigable, y no precisamente de libros infantiles. Mientras que su padre dirigía la biblioteca de la Universidad de Washington, él buscaba libros que tratasen sobre el funcionamiento de los motores de los aviones o de las plantas nucleares.
Su especial interés, desde pequeño, por los ovnis, los cohetes y todo lo que guardase relación con el espacio, le llevó a financiar en 2004 el SpaceShipOne, que fue la primera aeronave privada y tripulada en salir fuera de la Tierra. Actualmente trabaja, junto con el ingeniero Burt Rutan, en una nave gigante de más de 100 metros capaz de realizar vuelos tripulados y con carga al espacio. El primer vuelo de prueba está previsto para 2016.
Un apasionado también del deporte, es propietario de tres equipos: dos de fútbol americano, The Seattle Seahawks, ganador de la SuperBowl de este año, y Seattle Sounders; además del equipo de la NBA Portland Trail Blazers.
Desde Vulcan Capital es desde donde gestiona, con muy buen criterio, los cientos de millones que obtiene diariamente. En EE.UU. dicen que Paul tiene un olfato especial para los negocios. Los inversores en Wall Street siguen al detalle donde coloca el cofundador de Microsoft sus dólares. Cada apuesta que realiza por una empresa tiene el éxito asegurado y las cotizaciones se disparan.
Donaciones de 1.500 millones de euros
Paul Allen fue uno de los primeros americanos en unirse al proyecto que Bill Gates y Warren Buffett pusieron en marcha en 2010. The Giving Pladge (La promesa de dar), es una plataforma en la que se invita a las personas más ricas de EE.UU. a entregar gran parte de su fortuna a causas filantrópicas. Nombres tan conocidos como el ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, el magnate Ted Turner, el fundador de eBay Pierre Omidyar o el cineasta George Lucas, son algunos de los que ya se han unido a esta buena causa. Paul Allen se ha comprometido a que cuando muera donará gran parte de su patrimonio a las causas que más ayuda necesiten.
Durante los años 2011 y 2012, Allen dedicó a fines filantrópicos 516,2 millones de euros. En 2011 fue nombrado el estadounidense más caritativo. Se calcula que durante ese año hizo unas donaciones directas de 276,2 millones de euros. A lo largo de su vida se calcula que ha podido donar aproximadamente unos 1.500 millones de euros. Parte de estas donaciones, 368 millones de euros, han ido destinados al Instituto Allen, que investiga el funcionamiento del cerebro humano, y que Paul Allen puso en marcha en 2003 empujado, en gran parte, por el Alzheimer contra el que tuvo que luchar su madre los últimos años de su vida.