Pocas marcas de auténtico lujo quedan ya sin rendirse al segmento SUV que ya acapara la mayor parte de las ventas de turismos en Europa y en España. Una de las últimas ha sido Aston Martin, la marca británica especialista en modelos deportivos de inconfundible diseño que acaba de poner en el mercado su primer SUV, un DBX que llega cargado, como no podía ser de otro modo, de lujo y deportividad. Algo que comparte BMW, sobre todo esto último, en su nuevo X6, una tercera generación todavía más brillante a sus mandos.
Aston Martin DBX
Como muchas otras marcas Premium, Aston Martin también ha terminado por aceptar la realidad y se ha rendido a la moda SUV. El DBX es por tanto su primer modelo en este segmento que tantas ventas genera y que sigue ganando cuota de mercado, y lo ha hecho a lo grande en todos los sentidos, desde las dimensiones al precio o la potencia. Mide 5,04 metros de longitud, cuesta más de 200.000 euros y tiene un motor de gasolina de 550 CV con cambio automático y tracción total permanente. Y aunque las primeras unidades no se entregarán hasta el próximo mes de junio, las 500 unidades iniciales en forma de edición limitada han sido ya vendidas… y a un precio de 235.000 euros!
Su diseño mantiene ciertos detalles de las berlinas deportivas de la marca como con las puertas con ventanillas sin marco, con un amplio espacio interior y un maletero que llega a superar los 630 litros de capacidad. El cuadro de instrumentos es una pantalla digital de 12,3 pulgadas a la que se une en el salpicadero otra de 10,25 pulgadas, aunque no es táctil como suele ser ya habitual en casi todos los modernos diseños.
El motor que monta es el mismo que el del Vantage y el DB11, un V8 de cuatro litros de cilindrada, sobrealimentado mediante dos turbocompresores y, además de 550 CV, desarrolla 700 Nm y de origen Mercedes-AMG. Con él, el DBX acelera de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos, alcanza 291 km/h y homologa un consumo medio de 14,3 l/100 km. El motor transmite la potencia a las cuatro ruedas a través de una caja de cambios automática de nueve marchas, incorporando además un diferencial trasero de fibra de carbono.
La suspensión cuenta con amortiguación neumática que permite variar la altura en 95 milímetros, disfrutando de una altura libre al suelo de hasta 235 milímetros y una profundidad de vadeo de 50 centímetros. Hay seis tipos de programas de conducción, cuatro en carretera y dos de campo.
BMW X6
La tercera generación del X6 llega al mercado con muchos cambios aunque manteniendo la esencia del diseño que le ha caracterizado desde su primera versión y que luego ha sido un espejo para muchos rivales. Un enorme éxito que le ha llevado a BMW a mantener una línea continuista aunque con matices que le diferencian, como la parrilla de riñones más marcados y con bordes exteriores que se aproximan a los faros con un ángulo más definido. Estrena, además, como una opción una parrilla de riñones iluminada que añade un toque de exclusividad al exterior. La iluminación se activa al abrir o cerrar el coche, y el conductor también puede encenderla o apagarla manualmente.
Una nueva generación que crece 26 milímetros de longitud (4.935 mm.) y 15 de anchura (2.004 mm.) respecto a su predecesor. También es 6 milímetros más bajo (1.696 mm.) y combina unas proporciones más alargadas y dinámicas para una estética sin duda muy personal. La batalla se ha incrementado en 42 milímetros y ahora es de 2,97 metros, reforzando así la habitabilidad interior.
Este, cambia de manera notable frente a la generación anterior, con una instrumentación que, como en el X5, es la denominada BMW Live Cockpit Professional, formada por una pantalla de 12,3 pulgadas a la que acompaña otra pantalla táctil en la consola central, del mismo tamaño, para el sistema multimedia. De serie está incluida la función de activación mediante órdenes vocales BMW Intelligent Personal Assistant, que permite hacer búsquedas más sencillas gracias a que tiene conexión de datos a internet.
Por espacio, sigue siendo un SUV amplio, con mucho espacio para las piernas y mucha anchura en las plazas traseras, aunque tampoco llega a mejorar en gran medida la habitabilidad del modelo anterior. Delante, asientos amplios y mucho espacio para sentirse muy cómodos a sus mandos, con un maletero que mantiene los 580 litros de su antecesor, algo por debajo que sus principales rivales.
La gama de motores está formada por dos versiones diésel y cuatro de gasolina. Los primeros son siempre de seis cilindros, xDrive30d de 265 CV y M50d de 400 CV, siempre con tracción total y cambio automático Steptronic de ocho velocidades. El más pequeño de gasolina, xDrive40i, tiene seis cilindros y 340 CV y, el más potente M50i, es un V8 de 530 CV.
Hemos podido ponernos a los mandos de la versión diésel de 265 CV, sin duda una de las que mayor demanda genera, y que proporciona ya un nivel de prestaciones más que suficiente para moverse con facilidad a muy alto ritmo en todo tipo de trazados, especialmente en carreteras abiertas o autovías. Un motor muy agradable además, suave desde el primer momento y con una gran progresividad en la respuesta.
Los saltos entre marchas que produce el cambio Steptronic son casi imperceptibles y muy rápidos, y la capacidad para ganar velocidad es muy elevada. El tacto de la dirección es muy preciso para ser un SUV de su peso y dimensiones, y permite moverse entre curvas con enorme facilidad con la suspensión de serie de muelles helicoidales y amortiguadores de dureza regulable Dynamic Damper Control. Porque en opción, hay dos posibilidades más, la suspensión Adaptive M Professional, que cuenta con estabilizadoras activas y va en combinación con la dirección en las ruedas traseras, y la amortiguación neumática, que permite regular la altura de la carrocería en un margen de 80 milimetros.
