Opinión

Alejo, cada viernes a la noche

Ni un domingo ha faltado a su cita con Vozpópuli. No le detuvo ni un fastidioso proceso de salud, ni la intemperante Filomena que lo atrapó durante horas en la M-30, ni complicaciones técnicas que parecían insuperables. Desde octubre de

  • Alejo Vidal Quadras, durante una entrevista con Efe. -

Ni un domingo ha faltado a su cita con Vozpópuli. No le detuvo ni un fastidioso proceso de salud, ni la intemperante Filomena que lo atrapó durante horas en la M-30, ni complicaciones técnicas que parecían insuperables. Desde octubre de hace ocho años Alejo Vidal-Quadras no ha pinchado ni un maldito día. De la escuela de 'aquí no se hacen vacaciones', por tierra, mar o aire, ha remitido su pieza con puntualidad implacable. "Soy seguramente el único columnista que no ha fallado en tantos años, ni una sola vez", gusta de repetir, con mal disimulado orgullo. Cada medianoche del viernes, en forma escrupulosa, aterrizaba su escrito, siempre impecable y contundente.

Un tipo singular, de los que tienen palabra y actúan en consecuencia. De los que cumplen y no faltan a sus compromisos. Pocas mentes tan lúcidas, audaces y valientes pululan por el panorama político nacional, un erial desbordado de ambiciosas medianías. Y pocas voces tan insobornables e implacables con el nacionalismo como la suya, desde sus primeros pasos en el PP catalán, donde se convirtió en el más terrible fiscal del pujolismo que ya mostraba los primeros síntomas de convertirse en la 'dictadura blanca' de la que hablaba Tarradellas.

Alejo, como jefe de filas del PP catalán, ejerció una crítica feroz sobre aquella Convergencia del 'tres por ciento' que mostraba por entonces un rostro amable y hasta cordial, que pactaba con los Gobiernos del Madrid, tanto populares como socialistas, y que se dejaba querer mientras sonaba la caja registradora y llenaba de pesticida separatista las cabezas de los pobres alumnos de su comunidad. Primero, las escuelas, repetía en su monserga identitaria el jefe del clan, el capo de la mafia separatista, el primer gran saqueador de la zona. El 'español del año' en aquellos tiempos olímpicos y tramposos

Vidal-Quadras, afilada oratoria, lengua de oro, prosa corrosiva, lograba sacar al president de sus casillas. Sus pulsos en el Parlament eran de antología. Nadie faltaba en su escaño, las sillas de prensa aparecían colmadas, la zona de invitados no perdía ripio. Eran unas tarascadas fenomenales, de una elegancia acerada e inclemente. En Madrid no se enteraron de que Pujol era pérfido y letal hasta que ya fue tarde. "Todos genuflexos ante la deidad de un dios menor", había advertido. Cual Sánchez ante el loco de Waterloo. A Alejo lo retiraron del cartel y lo remitieron a Bruselas, mientras Aznar redondeaba su acuerdo del Majestic y se aposentaba gratamente en la Moncloa.

Del separatismo a Irán

Todo lo que hace décadas ha venido denunciando Alejo sobre los males del nacionalismo se ha cumplido. Y mucho más. Lo señalaba en el prólogo de Cuestión de fondo (Montesinos 1993) su libro de pensamientos periodísticos en el que se recogía como saludo esta cita de Renan: "No abandonemos el principio fundamental de que el hombre es un ser razonable y moral antes de hablar tal o cual lengua, antes de ser miembros de tal o cual raza, antes de adherirse a tal o cual cultura".

Esta noche de viernes esperamos, como siempre, su texto. Alejo le ha plantado cara a todo tipo de enemigos, desde los más terribles a los más estúpidos. Desde el separatismo xenófobo al Irán criminal. Allá donde haga falta un empujón o una ayuda en la lucha por la libertad allí va a estar, en la tribuna o en la primera fila. Jamás nos ha fallado.

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