A pesar de que han mantenido el mismo número de diputados que tenían en el parlamento anterior, uno de los grandes derrotados de las elecciones del domingo es la coalición formada entre Podemos e Izquierda Unida. Es cierto que una parte de esta sensación de derrota viene de las expectativas que daban por descontado el “sorpasso” al PSOE, pero estas expectativas no pueden esconder el hecho de que la coalición no ha conseguido siquiera mantener el número de apoyos que Podemos obtuvo en solitario el pasado mes de diciembre: las dos formaciones han perdido más de un millón de votos el 26J respecto al 20D. ¿Dónde han ido estos votos?
Sin datos a nivel individual y con las encuestas preelectorales habiendo fallado tanto es complicado saber a ciencia cierta a dónde han ido estos votos, sin embargo, podemos intentar analizar los dos destinos más probables de estos votos: por un lado la idea de que estos votos se hayan ido al PSOE como candidatura alternativa de la izquierda; por el otro, la idea de que este millón de votantes se han desmovilizado después de seis meses de arduo debate y, en esta ocasión, han decidido quedarse en casa.
La primera opción sería que el pacto entre las dos formaciones hubiera generado rechazo
¿Movimientos en la izquierda?
Una primera opción sería que el pacto entre los dos formaciones o las dinámicas de la negociación de los meses anteriores a la votación, hubieran generado cierto rechazo hacia la candidatura y hubieran llevado a muchos votantes a optar por la otra gran formación de la izquierda, el Partido Socialista de Pedro Sánchez.
Los datos a nivel agregado presentan importantes limitaciones para entender hacía dónde se han movido, ya que distintos elementos probablemente tengan efectos contrarios que se neutralizan generando mucho ruido, lo que hace difícil la identificación de asociaciones reales. Sin embargo, hasta que no tengamos datos mejores, los datos agregados es el único indicador que podemos utilizar. Y para ver hasta qué punto parecen indicar movimientos de antiguos votantes de Podemos e IU hacía el PSOE hay que comprobar, a su vez, hasta dónde las pérdidas o ganancias de votos (estandarizados por el número de votos conseguidos en la provincia en 2015) está asociada con las pérdidas o ganancias de votos del PSOE en las distintas provincias (gráfico izquierdo), o con sus niveles de apoyo (gráfico derecho).
Como muestra el gráfico, la evidencia de transferencias de voto entre las dos formaciones es muy limitada. De hecho, si el gráfico muestra algún tipo de relación entre las pérdidas y ganancias de Unidos Podemos y PSOE, ésta es positiva. Podemos e Izquierda Unida pierden menos ahí dónde el PSOE aguanta mejor. Estos datos son congruentes con las encuestas preelectorales que mostraban que las transferencias hacia los socialistas de los antiguos votantes de los dos partidos eran muy limitadas.
¿Desmovilización de los votantes?
Un segundo posible destino de este millón de votos es la abstención. Al fin y al cabo, la participación ha caído y podría muy bien ser que lo hubiera hecho, sobre todo, a costa de los votantes de los partidos de la izquierda.
La participación es uno de los elementos más complicados de medir con encuestas electorales y esto puede generar errores
Esta hipótesis podría explicar por qué las encuestas fallaron tanto a la hora de predecir el resultado; la participación es uno de los elementos más complicados de medir con encuestas electorales porque es una pregunta que sufre de problemas de "deseabilidad social", lo que hace que sean pocos los que reconozcan que no van a votar.
Para contrarrestar esta hipótesis podemos ver cómo los cambios de voto a la coalición se asocian con cambios en los niveles de participación. A las precauciones ya mencionadas respecto a los datos agregados, hay que añadir en este caso cierta precaución extra por el baile de cifras del censo, que ha hecho que los datos de participación de la web del ministerio sean poco fiables a estas alturas. Una vez más los datos agregados nos muestran una imagen poco clara y contraria a las intuiciones: Unidos Podemos parece perder menos votos en las circunscripciones donde más alta fue la participación, y dónde menos bajó desde el 20D.
Aunque esta circunstancia podría estar condicionada por un efecto de techo y regresión a la media, pues Podemos sacó mejores resultados en las provincias con unos niveles de participación más alta en diciembre, por lo tanto, podría ser que la relación fuera poco significativa y se debiera solamente al hecho de que es más fácil que la participación baje en los sitios dónde ha sido inusualmente alta que en los que no. Sin embargo, una vez más no encontramos una evidencia fuerte de que los votantes de Izquierda Unida y Podemos se hayan quedado en casa.
Hipótesis alternativas
Los datos agregados, pues, no nos sirven para testar ninguna de las grandes hipótesis sobre el destino de los votantes de Izquierda Unida y Podemos que no han votado por la coalición en estas elecciones. Esto se puede deber a distintas razones.
Podría ser que el destino de los votos perdidos por Unidos Podemos sea un destino inesperado
En primer lugar, podría ser que el destino de estos votos no hubiera sido ninguno de estos espacios sino otros. Por ejemplo, tanto el PACMA como la coalición Recortes Zero, han mejorado resultados respeto al 20D. También ERC en Cataluña puede haber recuperado cierta parte del voto independentista que en diciembre optó por defender el referéndum con la candidatura encabezada por Xavier Doménech. Es cierto que la magnitud de esta mejora queda muy lejos del millón de votos perdidos por los dos partidos de la coalición, pero seguramente hay una parte que ha acabado derivando a otros partidos de la izquierda.
En segundo lugar, es muy probable que los datos agregados escondan dinámicas individuales que sí están en línea con las hipótesis definidas. En cualquier caso, habrá que esperar a datos a niveles o a los datos electorales a niveles de sección electoral para poder resolver el misterio de esta gran bolsa de votantes que ninguna encuesta electoral había predicho que se iba a extraviar.