Somos el país de Europa dónde el consumo de luz es un lujo, somos los que más pagamos por este preciado bien. Para ser exactos, parece que somos los segundos, puesto que los primeros son los griegos; hemos acabado agosto con récords históricos. De hecho lo hemos acabado con el verano más caro de la historia, e iniciamos septiembre con nuevo récord en torno a 140 euros el megavatio/hora.
Justo antes del verano, hace tres meses, el Gobierno anunció que se procedía a un reajuste estructural para ahorrar en la factura de la luz, y aconsejaba, por ejemplo, efectuar la colada a partir de la medianoche. La opinión pública puso el grito en el cielo -las burlas ante semejante iniciativa corrieron por las redes, por los artículos de opinión y por las mesas de debate como la pólvora- y el Ejecutivo no cesó en decir que los beneficios de ese reajuste los veríamos con el tiempo, quizás en años.
El coste de la energía no es solo cuestión de la factura de la luz sino que, por efecto dominó, arrastra subidas en cadena, como por ejemplo, en la alimentación
La cuestión estriba en que este problema requiere solución urgente, la situación apremia, el desgaste social ante el contexto económico angustiante, agudizado por la pandemia, hace más complicado sobrellevar unos precios abusivos que se derivan de una mala gestión de años o de décadas. El coste de la energía no es solo cuestión de la factura de la luz sino que, por efecto dominó, arrastra subidas en cadena, como por ejemplo, en la alimentación. O el dentista, la peluquería y tantos otros servicios que al tener más gastos lo han de repercutir en el consumidor.
Se lo llevan los impuestos
Sánchez asegura que “el Gobierno ha actuado, actúa y seguirá actuando” para reducir los costes “dentro del marco europeo”. Es la primera afirmación por parte del presidente sobre este candente asunto, en un formato, claro está, sin derecho a réplica o a preguntas. Francamente, no sé si se está actuando al respecto pero es del todo insuficiente. El coste de lo que consumimos es solo el 30% del total de la factura, el resto se va en impuestos. No pueden escudarse en una medida tan corta en el tiempo como insuficiente como es la reducción del Iva del 21% al 10% que también dijeron en un primer momento que no podían porque Europa no lo permitía mientras que Portugal ya lo estaba aplicando.
Ignoro si el problema es de comunicación pero pero el Gobierno lo hace bien cuando se trata de 'vender' otras cuestiones, por ejemplo, el presidente en comparecencias sin preguntas como la de ayer, para anunciar la subida del salario mínimo interprofesional y lo bien que, al parecer del Gobierno, va la vacunación. Este año, unos cinco millones de españoles se ha quedado sin vacaciones porque no se lo han podido permitir. Somos también en ese sentido el segundo país de Europa con más ciudadanos que se han quedado sin ese descanso estival tan merecido, el primero Italia con siete millones de afectados. Y aún tenemos que escuchar en boca del Gobierno, concretamente del portavoz adjunto del PSOE en el Congreso que la ciudadanía debe tener comprensión y paciencia. No es de extrañar, aunque no sea aceptable que ya haya una pequeña administración, el pueblo de Batres, que tenga un alcalde que anuncie que no van a pagar la factura de la luz del consistorio. Vendrán más actuaciones de insumisión. Cuídense.