Opinión

La barbarie acecha

"Si no estás preparado para usar la fuerza para defender la civilización, entonces prepárate para aceptar la barbarie". Thomas Sowell.

Conozco el drama de los inmigrantes, soy uno de ellos. También subí

  • Protestas en Nanterre por la muerte del adolescente Nahel a manos de la Policía -

"Si no estás preparado para usar la fuerza para defender la civilización, entonces prepárate para aceptar la barbarie". Thomas Sowell.

Conozco el drama de los inmigrantes, soy uno de ellos. También subí a una embarcación y me largué de mi país de nacimiento, como es lógico, para no regresar jamás. No se regresa al lugar donde has sido esclavizado. Suelo decir, y escribir, que escapé en busca de libertad, y es cierto. Pero aún más preciso sería afirmar que escapé en busca de un lugar donde existiera un orden, una cultura, unas reglas, un pacto social de convivencia basado en la humanidad, no en la ideología, los sentimientos tribales o la superstición religiosa. Resumiendo, un lugar donde imperara la democracia. Vivir en democracia alimenta el espíritu (sea eso lo que sea), ennoblece, pule, limpia y civiliza. Quiero decir que, aunque en el momento de abordar la embarcación salvadora pensé que arriesgaba la vida para ser libre, en verdad lo hacía para ser un hombre civilizado. No hay libertad ni democracia sin Civilización.

Las teocracias, los países regidos por comunistas, neo-comunistas o populistas de izquierda o derecha no son países civilizados

Y, antes de continuar, esto: si hubiera tenido que disponer de miles de euros o dólares para pagar por el viaje, todavía estaría en la isla pavorosa donde nací. Y esto: jamás habría montado en la embarcación a mi hijo, que por entonces, tenía tres años.

Es una asunción estúpida, y a la larga suicida, vivir como si todos los países fueran civilizados. No es verdad. Las teocracias, los países regidos por comunistas, neo-comunistas o populistas de izquierda o derecha no son países civilizados. Son países incivilizados. Sin democracia no hay Civilización.

Lo que me lleva a Francia. A la revuelta anti-civilizadora, primitiva, racista y religiosa que asola la patria (como se dice) de Montaigne. Hay miedo, es evidente. La prensa española navega y se va a pique en un mar de eufemismos y en un océano de pensamiento grupal. No se quiere hablar de la Francia invadida, ni de que esos adolescentes que queman y destruyen no son franceses. ¡Porque no quieren serlo! Detalle fundamental. No quieren serlo. Hace poco vi una entrevista realizada en un aula de enseñanza media francesa, y resultó que entre aquellos muchachos, todos nacidos en Francia, no había ningún francés. Ni uno solo se declaraba francés. Preferían una identidad racial, tribal o religiosa al pacto civilizatorio que es, o era, Francia. Preferían ser negros, musulmanes, argelinos, magrebíes, árabes, cualquier cosa, excepto franceses. Lo que pone de manifiesto el fracaso monumental del sistema educativo francés. No hablemos ya de los mecanismos sociales de integración. Estos jóvenes que asolan Francia, se niegan a civilizarse.  Quieren seguir perteneciendo a fantasías de hermandad racial o tribal de países incivilizados de los que sus padres o abuelos tuvieron que salir huyendo.

No han venido a Francia a ser franceses, es decir, civilizados, sino a seguir, e imponer a los demás, el mundo pre-civilizado, bárbaro o semi-bárbaro en el que vivían

Un país civilizado no puede sobrevivir a la invasión de millones de personas incivilizadas, muchas de los cuales pretenden seguir siendo incivilizadas, vivir acogidos a una identidad racial, tribal o religiosa que nada tiene que ver con los valores de las democracias europeas. No han venido a Francia a ser franceses, es decir, civilizados, sino a seguir, e imponer a los demás, el mundo pre-civilizado, bárbaro o semi-bárbaro en el que vivían antes de lanzarse en manos de las criminales mafias que los traen a Europa.

Y aquí se impone una pregunta: ¿por qué las armadas y ejércitos de los países europeos no se dedican a combatir activamente a estos nuevos negreros? ¿Por qué no se les persigue, apresa y encarcela (no en España, por favor, donde la Justicia, como se sabe, favorece a los delincuentes) como merecen?

Ya sé que en este punto de la lectura, la progresía española ya sueña, húmedamente, con colgarme o lapidarme por mis opiniones sobre la superioridad de la Civilización Occidental (la única que existe). Pero es un asunto obvio y evidente. A ver, progres, lo explico de la manera más sencilla, no vaya a ser que les estalle el cerebro. Civilizados son los franceses (todos los franceses, de cualquier condición, ricos o pobres, cultos o incultos, blancos o negros) que no salieron a las calles a quemar, vandalizar y robar cuando decapitaron a Samuel Paty, maestro. Incivilizados los que integran las hordas que queman, roban y destruyen por la muerte del joven Nahel, a causa del disparo de un policía. ¿Queda claro?

Hay que civilizarse. Porque la barbarie acecha

Sé que la mayoría de los inmigrantes venimos a trabajar y vivir en paz, respetando las normas que rigen las democracias occidentales, y, en muchos casos (yo mismo, no se olvide que el comunismo es una forma de barbarie física y moral) a civilizarnos, o, continuar civilizándonos, al amparo de la ley, en los países que nos reciben generosamente. No son mayoría los vándalos, es cierto, pero no hacen falta mayorías para sumir en el caos, mediante la violencia, un país.

Yo, como inmigrante al que se ha recibido, respetado y tratado como a un ser humano en los países democráticos, les diría a mis hermanos de infortunio (es un decir, huir de la barbarie, ya sea ideológica, tribal o religiosa, es una gran fortuna, no un infortunio) una cosa: hay que civilizarse. Porque la barbarie acecha.

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