Escucho la voz matinal de Pablo Casado. Me parece, por la forma en que se defiende, un existencialista que no sabe que lo es. Alguien que en su particular e inmerecido calvario parece creer que el origen de la infelicidad está en confundir la decepción con la verdad. Le escucho que no está preocupado por el llamado 'caso Kitchen'. Que la presunción de inocencia hay que respetarla. Que el PSOE tiene lo suyo; le escucho hablar de Filesa, aquello de los socialistas en 1995, del dinero para los parados andaluces que fue robado a espuertas y gastado en prostíbulos y cocaína; le escucho decir que sí, que hay que investigar lo suyo, pero también lo de Podemos. Y finalmente cierra el círculo: Ni ha hablado con Rajoy ni ha hablado con Jorge Fernández Díaz. Y yo no entiendo nada.
Es difícil saber qué piensa en este momento el líder del PP. Se prodiga poco en ruedas de prensa, como casi todos, y lo único que nos ha llegado en este momento en el que la corrupción del viejo PP vuelve a castigarlo, sí a castigarlo a él lo quiera o no, es que cuando Jorge Fernández, Francisco Martínez y otros estaban cometiendo fechorías él era un diputado por Ávila. Ayer explicó algo en la Cope, pero fue poca cosa. Casado es un político hábil para formular diagnóstico, escaso a la hora de proponer soluciones.
Al PP no le gusta lo que sale en los periódicos
Uno de los males más frecuentes de nuestros políticos es el desapego con la realidad, y a veces también con la actualidad. Por ahí hemos de entender las únicas palabras de Rajoy con la que está cayendo:
-Nada que decir. Yo ya no soy un cargo público.
Donde se colige que los cargos públicos, que lo fueron, no tienen pasado. Pura metafísica. ¿Acaso creen que los votantes del PP son idiotas? Esos votantes abochornados no van a encontrar alivio porque en Podemos se haya cebado la corrupción. Tampoco se van a detener demasiado en la presunción de inocencia que Casado reclama cuando los indicios resultan tan sólidos e irrefutables.
Hasta el domingo, el PP sólo había enviado a los medios a uno de sus portavoces para que dijera que “lo que leemos no nos está gustando”, que es lo mismo que puede decir uno de Bildu o el portero de mi casa. ¿A quién le puede gustar que quien fuera viceministro de Interior anuncie que va a contar al juez todo lo sabe?. Este señor tan pío, preparado y solvente, letrado de las Cortes que se da golpes de pecho porque su pecado, “su grandísimo error fue ser leal a miserables como Jorge Fernández Díaz, Rajoy o Cospedal”.
-Su problema, me dice alguien que lo ha tratado, es que en aquel momento era una persona a la que le era más fácil creer que pensar. Y pensó poco. Buscaban culpables y no soluciones.
Martínez: las personas antes que las leyes
Que a un letrado de las Cortes Generales, que lo es desde 2004, haya que recordarle que la única lealtad de un cargo público es a la ley, y solamente a la ley, da idea de en qué manos estamos. La confusión entre lo que es o no legal, entre lo público y lo privado y las medias verdades con las mentiras se ha cebado en nuestra vida con una naturalidad que de vez en cuando estalla y provoca una crisis política que el tiempo entierra y hace olvidar. Esta inercia, que marca la historia de España desde hace lustros, hace que aquellos que ven cómo el agua le llega al cuello busquen aire donde no lo hay.
Casado es un buen líder, seguramente que lo es, pero no saldrá adelante si no llama a las cosas por su nombre. Ampararse en que Francisco Martínez no es militante del PP sonroja al menos informado. No, no lo era. Pero fue diputado del PP, viceministro de Interior de un Gobierno del PP. Se supone que si hizo lo que parece que hizo y está dispuesto a contar al juez es porque alguien del Gobierno y del PP se lo mandó. Se supone, también, que se gastaron fondos reservados para llegar a Luis Bárcenas de forma artera e ilegal. ¿Era Bárcenas el ex tesorero del PP? Lo era. Pues señor Casado, no nos recuerde que el pobre Martínez no es militante del PP. Tampoco lo era Baltasar Garzón del PSOE y armó la que armó cuando salió del Gobierno enfurruñado como un niño porque no lo habían hecho ministro.
No sé si el asunto de los fondos reservados se va a llevar por delante las siglas del PP o hasta el edificio de la calle Génova lleno de espíritus putrefactos y corruptos. Sé que Casado no puede seguir encerrado en su despacho leyendo prensa -quizá, y aunque parezca mentira, la última columna de Fernández Díaz en La razón-, y escuchando la radio. No puede esperar resultados diferentes si siempre hace lo mismo. Amagar. Cuanto antes tome decisiones mejor. Porque aquí, aunque no lo escuche, sí que está sonando el tic tac del reloj.
Una ministra que da mucha vergüenza
Irene Montero, ministra de Igualdad porque su pareja así lo ha querido, acaba de decir esto que transcribo. Fue en agosto, razón por la que buena parte de España no se enteró, incluido yo. El sonido lo escuché en la radio, en el programa de Carlos Herrera, y he de confesarles que se me heló el café con leche. No es una broma. No es un fake. No es un montaje. Es ella misma, ministra del Gobierno de España. Alguien que demuestra una ignorancia oceánica cuando le preguntaron si existen los hombres y las mujeres más allá que como un concepto o un sentimiento al que uno se puede adherir. Las feministas de toda la vida están que trinan con una ministra que no sabe lo que es una mujer.
Señoras y señores, con ustedes una ministra del Gobierno de España:
Respeto mucho el debate. Y voy a entrar en él, quiero dejar claro que la existencia de las personas 'trans' es una realidad. El género que se les asigna al nacer no es con el que se identifican. Eso no está sujeto a debate y, por tanto, mi obligación como ministra es garantizar sus derechos. ¿Existen los hombres y las mujeres? ¿Qué es ser hombre y mujer? ¿Cómo se conceptualiza en las diversas teorías el binomio sexo-género y cómo se traslada a los derechos y políticas públicas? ¿Cuál es el nivel de hormonas que tenemos que tener para ser considerados hombres o mujeres? ¿Cuánta talla de pecho tenemos que tener para ser hombre o mujer? ¿El sexo son sólo los genitales externos o es también el nivel de hormonas tradicionalmente consideradas por la biología masculinas o femeninas? ¿Es el sexo algo genético?
Si quieren algo más, lean el artículo de este lunes de Álvaro Nieto, Irene Montero y los tres monos del “santai”.
A pagar gente así van nuestros impuestos. Lamento el recordatorio. Por desconcertante y desagradable que sea es mejor no olvidar qué tipo de gente está gobernando España. La señora no sabe qué es un hombre y qué es una mujer, y espero que lo suyo lo tenga claro. Yo también, gracias. Aunque no acierte a saber qué es y que hace una ministra de este jaez en el Gobierno de mi país.