Cuenten que la primera vez que Pujol vio la Feria de Abril dijo “Esto es una cosa muy seria”. Entendió que los hijos de aquellos que vinieron a Cataluña para mejorar su nivel de vida debían acabar siendo más nacionalistas que los de doce apellidos catalanes. Tan bien le salió el experimento que no pocos de los más radicales cupaires llevan apellidos como Fernández. El por entonces presidente de las entidades andaluzas en Cataluña, García Prieto, paseaba del brazo con los líderes políticos por la Feria diciéndoles “Estos son mis poderes” y no había nadie que no se deshiciese en halagos hacia los que Paco Candel definió en horrible frase que tanto gustaba a Pujol como els altres catalans, los otros catalanes.
Este año se ha reproducido el inmoral espectáculo al ver como quienes marginan el español en las aulas o intentaron dar un golpe de estado se juntan en la Feria. En el recinto del Parque del Fórum veíamos el viernes en franca y alegre camaradería a Meritxell Batet, presidenta del Congreso; Bolaños, ahora ministro de la presidencia; Pere Aragonés, presidente de la generalidad al que no hace falta llamarle nada porque nada es; Ada Colau y los alcaldes de Sant Adrià del Besós y de Badalona, vacua trinidad; el delegado del gobierno en Cataluña; algún convergente de colmillo retorcido de la candidatura de Trias; incluso Salvador Illa, cooperante en las barbaridades que perpetra Esquerra, roto su pacto con los neoconvergentes de Junts.
Este año se ha reproducido el inmoral espectáculo al ver como quienes marginan el español en las aulas o intentaron dar un golpe de estado se juntan en la Feria
Mientras los partidarios del referéndum pactado, la inmersión lingüística, los indultos a los golpistas y los incapaces de decir nada en español se reunían en las casetas, a Albert Boadella se le entregaba el Primer Premio Sant Jordi de Sociedad Civil Catalana. Boadella hizo su discurso de agradecimiento en español, señalando que lo había decidido así por considerarlo un acto de insumisión en un país donde el catalán se había impuesto de manera oficial. “No consigo reconocer mis relaciones con este territorio”. Otro gran director teatral, mi querido y admirado Lluís Pascual, que fundó junto con el inolvidable Fabià Puigserver nada menos que el Teatre Lliure, aseguraba en una entrevista que Barcelona se había convertido para él en algo insoportable, tanto laboral como personalmente, añadiendo que se sintió tan asediado que optó por irse. Se arrastró su imagen públicamente en base a mendaces acusaciones sobre una supuesta humillación a una actriz, inspiradas por un separatismo que sabía muy bien que Pascual no compartía el furor lazi.
De la categoría de Lluís, al que avala su abrumadora carrera, da fe que fuera defendido a capa y espada, a peu i a cavall que decimos en catalán, por personas de la categoría de nuestra añorada Rosa María Sardá, Nuria Espert, Antonio Banderas, Marisa Paredes, Carmen Machi, Eduard Fernández o Flotats, entre muchos otros. Modestamente, también un servidor. Ocioso es decir que Lluís Pascual ya no vive aquí. Ni Boadella. El separatismo centrifuga talento, discrepancia, inteligencia, vida. Mientras, unos indocumentados se pasean por la Feria de Abril, recuérdenlo bien, diciendo que quieren mucho a andaluces y españoles. Mentira. Lo que quieren son los votos de aquellos que aún no se han percatado de la tomadura de pelo que significa otorgarles su confianza. Y que son políticos de fireta que pasarán a la historia como notas a pie de página y ni eso, mientras que Albert y Lluís ocuparán extensos capítulos repletos de talento. A eso los clásicos lo llamaban némesis.
Sin_Perdon
Es una auténtica vergüenza que segundas generaciones de andaluces y murcianos hayan abrazado la causa lazi con tanta devoción. No solo porque aceptan el supremacismo RACISTA de estos catalufos y se arrastran para ser aceptados por las hordas odiadoras que les rodean, es que además con ello desprecian a sus familiares que viven en sus regiones de origen. Como si el mear y cagar en Qatarluña les diera un especial pedigrí.
nidiosniamo
España padece ahora lo que en Málaga estuvimos demasiados años sufriendo: la ponzoña verborreica del coordinador general del PP, Elías Bendodo. El personaje en cuestión no duda en recurrir a la mentira y la manipulación más zafia para conseguir su objetivo, es decir, atenazar el poder cueste lo que cueste. La toxicidad que destila se desparrama ahora por toda España, cuya ciudadanía vuelve a asistir a esta contaminación a cuenta del atentado que PP y Vox quieren cometer en Doñana. Bendodo acusa al Gobierno de articular "una campaña fake" para "manchar la imagen de Andalucía". Cuánta mentira e indignidad concentrada en tan pocas palabras. En primer lugar, porque no es el Gobierno únicamente quien ve un peligro medio ambiental en los planes de legalizar los regadíos ilegales de Doñana; lo hace también el grueso de la comunidad científica y la misma Unión Europea, que ya tiene armado su brazo sancionador para hacernos pagar. Así pagáramos millones y millones de euros a Bruselas, de nada serviría al ecosistema de este parque natural, cuya agresión seguirá produciéndose -salvo que se articule un cada vez más necesario '155 medio ambiental'-, mientras Juan Manuel Moreno Bonilla continúa disparando con pólvora del rey. En segundo lugar, la desfachatez ilimitada de Bendodo le lleva a apropiarse de toda Andalucía. Pensar que lo que se mancha es la imagen de Andalucía y no únicamente de quien la quiera dañar, esto es, el PP, es otro ejercicio narcisista marca Bendodo. Ya le pasó con la ciudad de Málaga, de la que salió escaldado después de que el veterano alcalde y compañero de partido Francisco de la Torre le dejara claro durante varias legislaturas que mientras estuviera él, no tendría vía libre para la alcaldía. Ahora, quien defiende planes que arruinan de manera irreparable a Andalucía, se victimiza apropiándose de ésta. Esta estrategia de la derecha es tan habitual como mezquina: si lo hacen con España en su conjunto -discriminando entre "españoles de bien" y de mal-, ¿cómo no caer en la tentación de hacerlo con una región específica? Lo hace proyectando en terceros lo que en realidad está haciendo él mismo, esto es, "inventando los datos, malinformando al conjunto de los españoles y de otras instituciones nacionales e internacionales". Como ya hiciera en toda Málaga como coordinador del PP malagueño, la moralidad de Bendodo es tan líquida que cruza la frontera y se convierte en inmoralidad. No tiene límites a la hora de retorcer la realidad, de engañar al pueblo, con un tono grosero y faltón que ha convertido la política en una ciénaga en la que se mueve cómodamente. Tantas veces ha vendido su alma al diablo, pactando con lo más deletéreo del panorama político, que no le queda alma... quizás eso facilita aún más el despliegue de las peores artes en un escenario que, precisamente, habría de ser donde moviera lo más noble. No es su caso, más bien todo lo contrario. Poner encima de la mesa el daño que PP y Vox quieren hacer a Doñana por un puñado de votos no es manchar la imagen de Andalucía; para esos menesteres ya tenemos al gobierno de Moreno Bonilla, que consume la región, la esquilma en esa visión cortoplacista de quienes promueven la riqueza de unos pocos a costa de la pobreza generalizada. En este caso, de la pobreza natural: lo vemos con los regadíos ilegales de Doñana o con los primeros incendios forestales esta campaña que evidencian que, un año después de la tragedia de Sierra Bermeja, el gobierno del PP no ha hecho absolutamente nada por limpiar y cuidar los montes. Podemos observarlo con la sequía, cómo ha mirado a otro lado durante años ante las fugas de miles de metros cúbicos de agua que se perdían o impulsando cultivos impropios, como el mango y el aguacate, que han llevado a regiones como la Axarquía malagueña al colapso hídrico. La derecha y secuaces de la calaña de Bendodo son quienes no sólo perjudican la imagen de Andalucía, sino que parasitan a la región chupando lo mejor de esta maravillosa tierra, culpando después de ello a terceros. Málaga hace años que lo caló, y ahora, lamentablemente, es el turno para España. Ojalá ésta no pague el caro peaje que para hacerlo estamos pagando en el sur, donde dejó herederos de su misma condición.
vallecas
Su plan es transparente. Van a "exterminar" a los Españoles de Cataluña. Les van a hacer la vida imposible para que deseen marcharse de Cataluña. El presidente "pacificador" Pedro Sánchez está de su parte y les da los medios necesarios. El final está claro D. Miquel, los Españoles- Catalanes tendrán que "tragar", emigrar o coger un AK-47.