Opinión

Un centroderecha moderno

Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, en el Congreso
Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, en el Congreso Fernando Sánchez | EP

En su monumental libro Ley y Opinión Pública, A.V. Dicey distinguía entre la tendencia de la legislación por un lado y la de la opinión por otro. Y la primera es el resultado de las ideas asumidas de manera entusiasta o resignada por la mayoría de los individuos de una sociedad. En las democracias, el proceso a través del cual se llega a esa situación es lento, acumulativo y no siempre son perceptibles a priori las consecuencias finales de esa dinámica, lo que no genera una oposición frontal de sus potenciales críticos. Pero pasado el tiempo, se acaba por configurar un paradigma dominante conforme al cual los gobiernos diseñan y ejecutan sus políticas sea cual sea su teórico ideario.   

En España, se ha producido una progresiva evolución hacia el colectivismo, acelerada desde el acceso al poder de la actual coalición social comunista. Pero, incluso, si se produjese un cambio de gobierno, lo cual no es en absoluto seguro, el resultado podría ser, como sucedió entre 2012 y 2018: el mantenimiento de un orden político, social y económico colectivista, eso sí, corregido de sus excesos. Los partidos situados a la derecha de este Gobierno no parecen sostener una filosofía nítidamente diferente y se han contagiado del aire intelectual que respiran. Da la sensación de que aspiran a paliar los más perniciosos efectos de la gestión de la izquierda. 

Esto no hace irrelevante qué partido gane unas elecciones y quién gobierne. Al menos existe una diferencia de grado, si no de tipo, entre las formaciones políticas españolas a derecha e izquierda y, si ésta algún día pierde el poder, existe la esperanza y se abrirá la oportunidad de imprimir un rumbo diferente a la política española. Aunque muchos o algunos piensen lo contrario, España se encuentra en uno de esos momentos en los cuales las "corrientes cruzadas" de la opinión pública, en terminología de Dicey, están en su máximo; esto es, la opinión que subyace en la sociedad española es confusa, vaga y caótica. Y este escenario crea las condiciones adecuadas para plantear una alternativa de ruptura con el colectivismo en la Vieja Piel de Toro.

El liberalismo, como ocurrió en el mundo desarrollado en los años 80 y 90 del siglo pasado, es la única alternativa capaz de hacer frente a los reaccionarios de la izquierda y de la derecha

Esa afirmación puede ser tildada de voluntarista por quienes consideran inamovible el actual estado de cosas e invulnerable el edificio colectivista erigido por la izquierda gobernante. Por tanto, sería utópica y estaría condenada al fracaso la construcción de una alternativa de cambio real. Sin embargo, la polarización existente en España refleja la ruptura social del statu quo que ha dominado la escena durante, al menos, las últimas dos décadas. El colectivismo vegetariano, la socialdemocracia, ha muerto de éxito. Ha sido abandonado por una izquierda radical y es rechazado por una derecha cañí. Si la oferta de ambas es inadecuada para abordar los desafíos presentes y futuros de España, su coincidencia en el agotamiento del modelo socialdemócrata es un diagnóstico acertado.

En este contexto, el liberalismo, como ocurrió en el mundo desarrollado en los años 80 y 90 del siglo pasado, es la única alternativa capaz de hacer frente a los reaccionarios de la izquierda y de la derecha. Los primeros están destruyendo las instituciones de la democracia liberal y las bases de la prosperidad económica de España; la segunda recoge la desesperación y la frustración de un sector de la población ante la política gubernamental, la desconfianza hacia el principal partido de la oposición, pero carece del proyecto constructivo y modernizador que esta Vieja Piel de Toro necesita.   

Sin duda cabe descalificar a la izquierda gobernante con múltiples y justificados argumentos y, en concreto, por su programa de demolición de las instituciones básicas de una sociedad abierta. Dicho esto, la mayoría de los fines que dice perseguir (mejorar el bienestar de los ciudadanos, en especial de los más vulnerables etc. etc. etc.) no son el problema. Su principal y crónico defecto son los medios empleados para alcanzarlos; esto es la atribución al Estado de un poder cada vez mayor sobre la economía y sobre los individuos, el uso de la coerción estatal cuyo resultado inevitable es la destrucción de la del motor de la prosperidad, el capitalismo, y la reducción de la libertad individual. Y España está inmersa en esta peligrosa senda.  

No basta con sacar a la izquierda del Gobierno, sino frenar e invertir el camino andado por España desde 2004

Guste o no, a día de hoy, probablemente de mañana y nadie sabe qué ocurrirá pasado mañana, la única opción con posibilidades reales de expulsar a la izquierda carnívora del poder es el Partido Popular. Y la inquietante coyuntura española no ha de afrontarse apelando a una mejor gestión del statu quo, porque es malo y, además, insostenible. Es preciso articular una oferta de mayor calado que ofrezca un cambio sustancial. No basta con sacar a la izquierda del Gobierno, sino frenar e invertir el camino andado por España desde 2004. La experiencia del período 2012-2018 es una lección de qué sucede cuando se acepta el núcleo central de la herencia recibida de la izquierda; la Era Aznar mostró que era posible un discurso y una política diferentes.  

Un centro derecha moderno ha de elaborar un proyecto orientado a limitar el poder del Estado para interferir en la vida, en la libertad y en la propiedad de los individuos. Ello implica entre otras cosas, comprometerse a recuperar y fortalecer las instituciones básicas de la democracia liberal y mantener la ley, el orden, hacer cumplir los contratos. Esas funciones esenciales han sido y son incumplidas de manera sistemática por un Gobierno para quien la igual libertad ante la ley ha de ser y merece ser sacrificada en función de sus intereses ideológicos, políticos y electorales.    

Un centro derecha moderno ha de establecer un marco dentro del cual florezca la libre competencia y el sistema de precios pueda operar con eficacia. La competencia en los mercados es el mejor instrumento para acabar con los privilegios, para premiar el talento y el esfuerzo, para proteger y mejorar las condiciones de vida de los consumidores, de los trabajadores y, en especial, de los españoles con menor nivel de renta. Todo el mundo, salvo los grupos protegidos por las regulaciones del Gobierno, se beneficia de un orden competitivo. 

La experiencia del período 2012-2018 es una lección de qué sucede cuando se acepta el núcleo central de la herencia recibida de la izquierda; la Era Aznar mostró que era posible un discurso y una política diferentes

Un centro derecha moderno ha de sostener una red básica de seguridad que permita el acceso de todos los españoles a una serie de servicios básicos: educación, sanidad etc.etc.etc. Ahora bien, ello no implica la provisión monopolística de aquellos por los poderes públicos. En una sociedad civilizada está justificado ayudar a las personas porque son pobres, no porque pertenezcan a un colectivo determinado. De igual modo, el diseño de las políticas para combatir la pobreza ha de evitar su transformación en un modo de vida permanente, lo que exige temporalidad y condicionalidad en las ayudas. Todo lo expuesto implica realizar una revisión/reforma de los programas del Estado del Bienestar para hacerle más eficiente y porque, además, eso es imprescindible para garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas.  

Un centro derecha moderno ha de desplegar una estrategia presupuestaria y fiscal destinada a convertir el equilibrio de las cuentas públicas en una regla de oro y recortar el binomio déficit-deuda pública mediante un recorte del gasto público que permita reducir una fiscalidad excesiva penalizadora del trabajo, del ahorro y de la inversión. La carga fiscal soportada por los españoles no sólo mina la creación de riqueza y erosiona su nivel de vida sino reduce su libertad. El tamaño del Estado en España es demasiado grande e ineficiente. Detrae recursos crecientes de las familias y de las empresas. El Estado se ha convertido en el amo en vez de en el súbdito de los ciudadanos. 

Un centro derecha moderno ha de elaborar un proyecto orientado a limitar el poder del Estado para interferir en la vida, en la libertad y en la propiedad de los individuos

Un centro derecha moderna ha de rechazar las políticas de discriminación “positiva” no sólo por ser contrarias al principio de igualdad ante la ley sino también por su injusticia e ineficiencia, ya que, por regla general, producen efectos distintos a los esperados. Discriminar en favor de unos es hacerlo en contra de otros. Cuestiones como la conciliación trabajo-familia, la jornada laboral y otras medidas similares no han de ser impuestas desde el Gobierno de manera coercitiva y generalizada. Han de remitirse a la sociedad civil, a las esferas de la autonomía individual y, en su caso, de la negociación colectiva en el ámbito de la empresa cuando incidan sobre ella.

Esta agenda no es por razones obvias exhaustivas y este no es el lugar para emprender esa tarea. El colectivismo carnívoro imperante es una amenaza para la preservación de una sociedad libre en España y para su prosperidad; el vegetariano es un cadáver en putrefacción y, por tanto, asumirle es suicida. Aunque en este ambiente colectivista resulte irritante, conviene recordar esta declaración de Margaret Thatcher: "Permítanme darles mi visión. El derecho de un hombre a trabajar como quiera para gastar lo que gana, a tener propiedades, a tener el Estado como sirviente y no como amo; esta es la esencia de una economía libre. Y de esa libertad dependen todas las demás".    

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  • F
    federico

    En otras palabras, el articulista dice que hay que cambiar a Feijoo por Ayuso y sería la cuarta presidencia del PP en 7 años. De Cayetana hay que olvidarse, claro, porque ko se aguanta ni ella sola. Todo muy coherente, pero hay un pequeño inconveniente, que el aznarismo, léase MAR y Losantos, tiene que conseguir echar a Feijoo y que Ayuso gane unas primarias como Casado en 2018. O bien que gane un congreso extraordinario como Feijoo, con el 98% del voto compromisarios.
    Está muy bien ponerse a dictar la doctrina del PP desde fuera y sin pagar la cuota de militancia, pero para eso mejor crear un partido liberal. Ya sabemos lo que le dijo Rajoy a la Espe, "Los liberales, al partido liberal", pero ella no montó ningún partido liberal, sino que se quedó en el PP, criando ranas y a Ayuso.
    Tanto en 2019 como en el 23-J, Madrid aportó el 18% de los votos totales al PP. El 82% restante era de otros lugares en donde Aznar, la Espe, MAR, Losantos y Ayuso puede que no tengan tantos devotos como algunos madrileños se creen.

  • R
    Roblenpie

    El actual PP no va a hacer eso que dice, si alguna vez consigue formar gobierno, su planteamiento será seguir la estela de la izquierda, como dice, suavizando las leyes llegado el caso, pero poco más, ésto no tiene remedio, el actual sistema político evidencia que es un coladero para los malos, habría que cambiarlo, hoy Felipe González ha dejado caer que deberían cambiar algunas cosas de la Constitución, ahora se han dado cuenta, tarde diría yo.

  • D
    disidente2

    Seguimos con la cantinela del voto útil, siempre escorado al centro virando a la izquierda. Las recientes elecciones en regiones y paises de centroeuropa escuecen, por lo visto. Sugiero releer a Röpke, dejar la pajarita en casa, bajarse a la calle y por supuesto no hacer más el ridículo defendiendo al socialdemócrata Pp aduciendo argumentario liberal. Todavía suenan las palabras y los hechos de Rajoy. Y las de Feijoo son peores. Usted lo sabe.

  • D
    disidente2

    Seguimos con la cantinela del voto útil, siempre escorado al centro virando a la izquierda, a pesar de llevar pajarita, tener apellidos compuestos, y no hay que negarlo, escribir bien. Las elecciones en regiones y paises de centroeuropa escuecen. Sugiero a Don Lorenzo releer a Röpke, dejar la pajarita en casa, bajarse a la calle y por supuesto no hacer más el ridículo defendiendo al socialdemócrata Pp aduciendo argumentario liberal.

  • W
    Wesly

    En España necesitamos un líder valiente, desinhibido, capacitado, didáctico, carismático, que diga a los ciudadanos las verdades de lo que hay.

    Necesitamos un líder como Javier Milei.

    Pero no hay ningún Javier Milei en el PP, y los que había en VOX han abandonado el partido.

  • S
    Stephen Dedalus

    "Guste o no, a día de hoy, probablemente de mañana y nadie sabe qué ocurrirá pasado mañana, la única opción con posibilidades reales de expulsar a la izquierda carnívora del poder es el Partido Popular."

    ¿Cuánto le habrá pagado Bendodo, jefe de los opinadores, para escribir esta loa al partido de la ESTAFA PERMANENTE a sus votantes desde 1976?

    • P
      Palacheca

      ¿El PSOE Azul enfrentado de verdad a su adorado PSOE? ¿Dime 3 leyes impuestas por la Pzoe que haya derogado y borrado del mapa el PP?
      Despierta.

  • M
    ma

    Un centroderecha moderno implica saber de lo que se habla, porque hablar de ayudas a los pobres con requisitos y con un horizonte temporal es no conocerse el tema. Más le valdría conocer los millones que se llevan muchas empresas ineficientes que sólo sobreviven por las ayudas. Que alguien me explique por qué se repartieron millones a empresas como Mercadona, CaixaBank o Sabadell

  • V
    vallecas

    No hay colectivismo, o mejor dicho, colectivismo de la nada. Este es el resultado de la opinión caótica de la sociedad. Te tratan de convencer de algo que no existe, que no se ve, que no se disfruta. La gente de izquierdas está totalmente idio tizada.
    Yo no soy muy "pepero" pero entiendo que anden a la deriva, que no encuentren el norte, ¿Cómo digerir que a pesar de la realidad haya millones de personas que re-voten a Sánchez?
    Aunque no son los únicos, están los acomplejados incapaz de defender y decir Derecha, (Derecha es democracia y constitución) O a caso....
    ¿Cree usted que Margaret Thatcher era de centro-derecha??

  • H
    Hermes

    Pero claro. El centro-derecha moderno quizá está muy ocupado tratando de mantener a decenas de miles de de sus militantes en las elefantiásicas estructuras administrativas existentes, ya sean a nivel local, autonómico o estatal. Muchas bocas que alimentar que impiden acometer la necesaria reforma del estado. Con las cosas de comer no se juega.

  • Esta claro que el señor Lorenzo como analista político no se entera de un pimiento, el PP y el Psoe son lo mismo y venden al pais por un puñado de votos y si no me creen, dígame una cosa que hace el psoe que no suscriba después el PP, nunca deroga nada lo normaliza, y para mas inri y falta de decoro, le hace el trabajo de encajarlo en el sistema y hasta otra, y cada vez mas retroceso de las libertades individuales y más grande el estado. El PP ahora mismo no tiene nada de revulsivo, solo son unos pijo-progres acomplejados que tiene miedo de que los partidos de la ultraizquierda les quiten el carnet de demócratas, no tienen valentía política para comandar nada. Para arreglar los problemas de España y de occidente se necesita romper con toda la retorica progre, y te llamaran facha, reaccionario, y muchas cosas más, porque eso es la munición más efectiva que a creado la izquierda en su triste historia, y lo saben, y tiran de ella para que nadie se salga del tiesto, y sinceramente no veo al PP ni a kilómetros de asumir ese papel por mucho que se empeñen los columnistas de turno en vendérnoslo como la salvación. Nos deben tener por estúpidos,........tiene razones no lo niego.

  • H
    Hermes

    Debería añadir que un centro-derecha moderno ha de corregir los excesos que las fuerzas centrífugas del regionalismo trasnochado del sistema autonómico ha producido y reparar los daños que tan pernicioso sistema ha generado a lo largo de los años para garantizar, de una vez por todas, la igualdad de todos los españoles.

  • J
    Juanmanuelito

    Sólo en un periódico digital he encontrado este titular:

    ESPAÑA NECESITA UN PARTIDO CONSERVADOR

    Y que se llame así y sea homologable, con su tinte liberal, a los que existen en países con una democracia asentada. Personalmente propongo estas siglas:
    PACOe (PArtido COnservador español). Sería, a la vista de lo que hay, el partido que menos me disgustaría votar. Todo porque estoy enamorado del bien supremo que es la Libertad y me gusta conservar el fruto de mi trabajo y todo lo bueno que ha conseguido la sociedad española a través de los tiempos. Y me explico:
    Al menos la mitad de los españoles está perdiendo el básico instinto de conservación. Para no perderlo, un rebaño de ovejas sigue instintivamente a un ejemplar fuerte, prudente y aceptado como un buen guía. ¿Alguien cree que ese rebaño elegiría, seguiría o aceptaría que a la cabeza de todos los ejemplares marchara un carnero tarado? Lo menos peligroso sería que condujera al hato de ovejas a una clínica veterinaria y no a un acantilado.
    El gracioso de mi médico me asegura que me voy a ir al otro mundo antes de ver una papeleta electoral con el icono PACOe. Me pronostica que no asistiré a un colegio electoral más de una o dos veces. ¡Vaya mala uva que tiene el doctor!

  • L
    Lareforma2024

    Ese centro derecha del que usted me habla, es la derecha de toda la vida, pero sin religión, aunque imbuida por cultura cristiana.

    Saludos.

  • P
    Palacheca

    El Centroderecha moderno es el PSOE Azul, también llamado PP. Está España como para que la inutilidad ideológica del PP y sus grandes concesiones a la Extrema Izquierda continúen destrozándola. Gracias al Régimen del 78 y su Constitución, España se rompe a trozos y todavía hay quien piensa que un Centroderecha lo curaría todo. ¡¡Cambien de disco de una vez que eso está muy manido!!