Opinión

Las cero propuestas de Pablo Casado

Lo que se pide es que el Partido Popular haga su trabajo y se convierta, como tanto le gusta cacarear, en el líder de la oposición

  • Pablo Casado en el hemiciclo del Congreso de los Diputados.

“Entre ser útiles o no ser útiles, lo tengo claro”, ha señalado Inés Arrimadas esta semana en el Congreso de los diputados. “Algunos pensarán que esta votación sirve para tumbar al Gobierno, pero no sirve para eso, sirve para tumbar el estado de alarma", ha recordado al resto de grupos, en especial a la derecha, durante la votación de la prolongación del necesario estado de alarma. Sí, necesario. Así lo señalan varios catedráticos de Derecho Constitucional.

Apoyar una iniciativa imprescindible para mantener las medidas que salvan vidas no significa que ese privilegio deba ser un trágala para todos. Para eso existe el Congreso. De hecho, la Ley Orgánica 4/1981 y la Constitución -ese texto que quienes tanto dicen defender manosean a su antojo saltándose párrafos y obviando su sentido- dejan claro que la propuesta de estado de alarma presentada por el Gobierno puede ser modificada por los grupos políticos en la Cámara Baja. A esta acción, la de hacer enmiendas y presentar y debatir alternativas, se le llama hacer política.

Pues bien, durante todas las propuestas que el Gobierno de Pedro Sánchez ha llevado al Congreso ha habido aportaciones de todos los grupos menos de uno: el Partido Popular es el único partido que no ha presentado ni una sola idea sobre cómo debería ser el estado de alarma. Cero propuestas de Pablo Casado en cinco plenos. Todos los demás han hecho aportaciones y algunas de ellas -pocas, es verdad- han sido aprobadas saltándose el rodillo de la mayoría.

Lo que se pide es que el PP haga su trabajo y se convierta, como tanto le gusta cacarear, en el líder de la oposición no solo por la parte de las críticas, también de las propuestas

Claro, es más fácil criticar que trabajar. Es más efectivo un tuit que una propuesta. Una foto en blanco y negro con el grifo abierto que realizar una alternativa a las propuestas del Gobierno para demostrar a la ciudadanía que a la hora de votar hay diferentes modelos de gestión. Pero Pablo Casado ha optado por el bloqueo sin ofrecer propuestas. Ha devuelto al PP a los tiempos más oscuros. El PP de las mentiras, del grito, de la nula visión de Estado y con la única función de derrocar al Gobierno aunque con ello se caiga el país o se ponga en riesgo la salud de la ciudadanía.

Por supuesto que no se pide un cheque en blanco para el Gobierno, ni dejar la crítica y el control a la gestión. Lo que se pide es que el PP haga su trabajo y se convierta, como tanto le gusta cacarear, en el líder de la oposición no solo por la parte de las críticas, también de las propuestas. Pablo Casado, como demostró en la entrevista en Onda Cero con Carlos Alsina, no tiene ni una.

Feijóo e Iglesias

El presidente del Partido Popular vive acomplejado por la tensión que Vox le genera por la derecha. Es su única vara de medir. Su único campo de visión. Y con complejos no se puede hacer política. En la pirueta de esta semana se ha visto cómo los de Génova están decapitados, sin rumbo, al vaivén de la ocurrencia. Cómo sus acciones, la crítica impía al Gobierno, no se corresponde con sus actos: la abstención. Cómo los barones están sin control y cada uno va por su cuenta. Lo de Ayuso y su falta de facturas, de vergüenza, y sus frases para enmarcar en la galería de los horrores es de otra galaxia. Alberto Núñez-Feijóo debe dormir peor con Pablo Casado en el despacho noble del PP que Pedro Sánchez con Pablo Iglesias en la Moncloa.

El error de planteamiento del PP esta semana ha dejado descolocados a todos. Atención a lo que pueda pasar a partir de ahora en los pactos del PP con Cs y a cómo se muevan los líderes autonómicos para mantener sus asientos. Los próximos pasos serán claves para ver de qué madera está hecha el joven líder popular. Hay que ver si se atreve a presentar una moción de censura y cómo la justifica. O cómo la afrontaría si quien la firma, según ha anunciado, es Santiago Abascal.

En el otro extremo, el paso arriesgado pero valiente de Arrimadas puede darle algo de oxígeno a Ciudadanos. Es verdad que el partido naranja necesita titulares y encontrar de nuevo su espacio y eso le obliga a ir al límite. Pero el éxito de Cs no está tan lejos como se cree. Hace ahora un año, solo un año, estuvo a punto de dar el sorpasso al PP de un escoradísimo Casado. Por aquel entonces, Ciudadanos estaba comandado por Albert Rivera, el James Cameron español, que con su nula capacidad estratégica y un ego pasado impidió asentar su presencia en el centro derecha. Ahora está muy lejos, pero si se instala de nuevo la sensación de que el PP es un Vox descafeinado y sin proyecto…

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