Opinión

Cuando Sumar significa restar

Sumar empezó con mal pie en aquella fiesta fundacional celebrada en el polideportivo Magariños de Madrid, 2 abril de 2023 Domingo de Ramos, porque había sido concebido por y desde el poder para excluir a quienes tenían hasta ese momento la legi

Sumar empezó con mal pie en aquella fiesta fundacional celebrada en el polideportivo Magariños de Madrid, 2 abril de 2023 Domingo de Ramos, porque había sido concebido por y desde el poder para excluir a quienes tenían hasta ese momento la legitimidad del liderazgo en la izquierda alternativa, Podemos.

Era y es una improvisada coalición confederal de siglas, una especie de Objeto Político No Identificado (OPNI) destinado a sustituir sigilosamente el liderazgo ruidoso, desde el cual el Pablo Iglesias de los 72 diputados osó disputar la hegemonía de la izquierda del PSOE hace una década, por otro menos incómodo que le hiciera los coros al entonces ya indiscutido Pedro Sánchez. Esta es la realidad.

Muerto políticamente Iglesias y, lejos de reconocer la primacía todavía vigente en toda España de la sigla morada surgida de las asambleas multitudinarias en la plaza de toros de Vistalegre, Yolanda Díaz cometió el error de encaramarse a ese OPNI, a ese castillo de papel que le ofrecieron las Mareas, los En Comú Podem, Cormpromis o Más Madrid, para asentar un liderazgo muy en pañales.

Cualquier cosa antes que aceptar la condición que le había impuesto la heredera orgánica de Iglesias, Ione Belarra, para admitirla como la candidata a la Presidencia del Gobierno tambièn de los morados en las elecciones generales de 2023: “Primarias abiertas”; y Díaz dijo no, no fuera a ser que la izquierda alternativa que la habría enfilado en redes sociales la rechazara… como ocurrió durante toda su etapa en Galicia, por cierto, y como ha acabado ocurriendo en las elecciones europeas del pasado domingo.

Ni los socialistas ni la flamante vicepresidenta ungida por Pablo Iglesias contaban con que los morados iban a parapetarse pronto en el Ministerio de Igualdad tras la mediática, polémica y a la postre corrosiva socialmente Ley del solo sí es sí, para hacerle oposición a Pedro Sánchez, a Carmen Calvo, a las feministas del PSOE… y a Yolanda Díaz.

Corría el verano de 2021 y el PSOE pretendía otro socio de coalición, más dócil en la Mesa del Consejo de Ministros y en los telediarios, y encontró para ello a una dispuesta Yolanda Díaz recién ungida como heredera por el dimitido Iglesias tras el desastre en las elecciones de la Comunidad de Madrid.

Pero ni los socialistas ni la flamante vicepresidenta contaban con que los morados iban a parapetarse en el Ministerio de Igualdad tras la mediática, polémica y a la postre corrosiva socialmente Ley del solo sí es sí, a hacerle oposición a Sánchez, a Calvo, a las feministas del PSOE… y a Yolanda Díaz.

No obstante, al supuesto principal activo de Sumar que era hasta este lunes la ministra de Trabajo se le vieron enseguida las costuras; no ya las ganas de matar al padre que la había cooptado para sucederle en la vicepresidencia, no, las ganas de asesinarle; cabe recordar aquella entrevista con Ángels Barceló en la SER cuando no llevaba ni dos meses y soltó una frase propia de diva superada por los acontecimientos: “Estoy rodeada de egos. si hay ruido es probable que me vaya”.

Creerte lo que no eres, en política y en la vida, en general, se paga; porque, puede caer mejor o peor Pablo Iglesias, pero la base de su legitimidad en las urnas era incuestionable: más de cinco millones de votos en las elecciones de 2016. Y la nueva lideresa de la izquierda alternativa todavía no había empatado con nadie cuando pronunció aquella frase.

Esa actitud de creerte lo que no eres, en política y en la vida, en general, se paga; porque, puede caer mejor o peor Pablo Iglesias, pero la base de su legitimidad en las urnas era y es incuestionable: más de cinco millones de españoles en las elecciones de 2016 eligieron la papeleta morada en cualquiera de sus versiones. Y la flamante lideresa de la izquierda alternativa todavía no había empatado con nadie cuando pronunció aquella frase en septiembre de 2021.

Sí, el liderazgo del hoy simple influencer izquierdista que hoy es Pablo Iglesias salió de la calle, de una Puerta del Sol abarrotada; de esa impugnación de la democracia española que fue el 15-M de 2011 en esa y otras plazas de ciudades y pueblos, al calor de una crisis económica mundial que en España resultó aún más devastadora por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria que estaba arruinando en directo a medio país.

Jóvenes sin futuro y padres que veían como sus hijos iban a vivir mucho peor que ellos, una auténtica distopía en esta España de la Transición que nos hizo creer en el crecimiento infinito y en la igualdad de todos los españoles; Suyos y de la sigla Podemos que lideró con mano de hierro son los cinco eurodiputados logrados en 2014 y buena parte de los 72 diputados que con sus Mareas y confluencias llegaron a tener un día.

Pablo Iglesias ‘el malo’, como dicen con sorna muchos socialistas para distinguirle del ‘bueno’, el fundador del PSOE allá por 1876, se ha ganado un lugar en nuestra reciente historia, cosa que no ha logrado, ni de lejos, Yolanda Díaz; Mucho biquiño (beso) y mucha ñoñería impostada, pero en cuanto rascas, no hay una posición política digna de tal nombre en ‘Sumar’

Pablo Iglesias el malo, como dicen con sorna muchos socialistas para distinguirle del bueno, el fundador del PSOE allá por 1876, se ganaba así un lugar en nuestra reciente historia, cosa que no ha logrado, ni de lejos, Yolanda Díaz. Mucho silencio interesado y mucho biquiño (beso) y ñoñería impostada cuando hay una cámara de Tv delante, pero cuando rascas nunca hay una posición política digna de tal nombre ante cualesquiera temas que se planteen porque la sopa de siglas que es Sumar lo impide; más allá de una frase o un anuncio para justificar el titular informativo del siguiente cuarto de hora, nada.

Yolanda Díaz deja herida de muerte una coalición que, visto lo visto en las elecciones europeas de este domingo, casi parece más quemada aún que Podemos, que ya es decir. Y la deja sin un sucesor o sucesora claros, y pretendiendo, ojo, seguir como líder de la facción minoritaria en el Gobierno y jefa del grupo parlamentario.

Veremos si se lo aceptan sus conmilitones y el nuevo coordinador/a que elijan este jueves, pero se antoja la peor de las alternativa posibles para ellos… y para Pedro Sánchez, que sin ellos no suma para seguir en La Moncloa.

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