Han encontrado las tertulias mañaneras la excusa perfecta para dar la vuelta a la tortilla a la situación. A fin de cuentas, alguno es especialista en esas prácticas hediondas. Este martes, recurrían al consejero delegado de una multinacional de productos lácteos, quien, preocupado, decía que en el caso de que los camioneros mantengan su movilización, su empresa no va a poder comprar la leche a 2.300 ganaderos que habitualmente le proveen de ese producto.
Analícese la brillante estrategia periodística: se trata de iluminar a los trabajadores del campo -los que se manifestaron el domingo en Madrid- acerca de quiénes son los verdaderos culpables de su situación. ¿El Gobierno? En absoluto. Los responsables son los camioneros que montan piquetes a las puertas de puertos, mercados centrales y centros logísticos.
Hay que ver la que está liando la ultraderecha. Por si fuera poco con el testimonio del empresario lechero y con los globos sonda del Ejecutivo que se han zampado varios medios -los que hablan de grandes ayudas a los sectores movilizados-, una reportera acudía esta mañana a una industria de conservas de atún para relatar que no habían recibido materia prima y que, por tanto, era imposible realizar de forma normal su actividad.
Miguel Sebastián y los camioneros
Podría llegar a pensarse que los corifeos mediáticos de Moncloa se han esforzado especialmente en estos últimos días en relatar las consecuencias de la huelga y en subrayar el peligro inminente de desabastecimiento, pero sería injusto que cualquier indocumentado les acusara de ejercer de meras correas de transmisión del argumentario del Ejecutivo.
Para muestra, un botón: este martes entraba en directo Miguel Sebastián, el hombre más sabio de España, que lo mismo ilustra sobre el covid en la India que sobre la inflación en Járkov, para incidir en que el Consejo de Ministros tiene muy poco margen de maniobra para bajar el precio de los hidrocarburos por la vía de la reducción de impuestos.
El exministro (el mejor que ha conocido la Europa occidental) explicaba que la alternativa a ese descuento pasa por repartir subvenciones entre los sectores primario y de transporte; y que esas ayudas suelen obtenerse tanto de la recaudación del Estado como de las comunidades autónomas.
Querido espectador, debe usted saber que la pescadilla se muerde la cola en ese caso: si se bajan los impuestos, entonces no se puede repartir más dinero público. Las gallinas que entran por las que salen. No sea usted indocumentado, señor ciudadano medio. ¿Es la primera vez que escucha ese argumento de alguien de la órbita del PSOE? No piense mal. Considere que sus dirigentes, afiliados y simpatizantes han aprendido la lección. Al fin.
Menuda mañana intensa. El esfuerzo de detallar a los españoles las consecuencias de la irresponsabilidad de los manifestantes ha sido mayor de lo esperado, pues pese a que el país se encuentra en una situación límite, no tiene pinta de que estos ultraderechistas den su brazo a torcer, de momento.
Mientras dos de los contertulios más aclamados de la izquierda mediática observaban el testimonio de un pescador andaluz que se ahogaba por el incremento del precio del combustible, preparaban su siguiente intervención. La dedicaron a tildar a Alberto Núñez Feijóo de hipócrita y manipulador. Deben haber despertado del sueño de la sinrazón, pues hace unas semanas, el presidente gallego era la gran esperanza de la derecha moderada frente a los radicales libres madrileños. Ahora le piden que diga la verdad… y que deje la Xunta cuanto antes.
Tenemos, por tanto, muy pocas explicaciones en estos programas sobre las cadenas de distribución, sobre la situación del sector del transporte (¿nadie habla de los peajes en las autovías?) y sobre la responsabilidad de las grandes compañías de alimentación, que parece que no tienen nada que ver en este asunto.
En cambio, se nos ha informado de la existencia de un grupo amplio de culpables cuyas movilizaciones han provocado que nuestra dieta corra peligro y que los puestos de trabajo de miles de personas de industrias, desabastecidas, estén en el alambre.
Según retratan la realidad estas tertulias, podría llegar a pensarse que todo es responsabilidad de los camioneros ultras, de los pescadores irresponsables, de Núñez Feijóo… y de la guerra de un autócrata eslavo. Porque a pocos minutos de comenzar el telediario, Pedro Sánchez expresaba en las redes sociales su satisfacción por el resultado de la reunión que ha mantenido con los responsables de las compañías eléctricas. “El alza de los precios por la invasión de Putin requiere una respuesta contundente desde la unidad”.
Se podría decir que el problema energético de este país viene de largo y que el Gobierno no ha sabido gestionar a corto ni planificar a largo plazo. Podría lamentarse que se ha intentado defender como gato panza arriba atribuyendo a Rusia, a los manifestantes y al líder de la oposición la responsabilidad de su auténtica inoperancia.
Pero quien firma estas líneas ha visto la tertulia mañanera de referencia y le han dicho todo lo contrario. Así que sólo cabe decir: Pedro, ten paciencia, que el bien siempre triunfa.