Opinión

Que ningún amigo de Pedro pase hambre, que ninguna empresa sea libre

Quizás los venezolanos vayan por delante y dejen que el ejército haga y deshaga en las empresas públicas. Aquí todavía no se ha llegado a ese punto, pero quien forma parte del PSOE S.A. tiene muchas más facilidades para encontrar trabajo

  • El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez -

Mientras a usted le sube la factura de la luz y el precio de la sandía, y mientras las garrapatas periodísticas desvían su atención hacia otros temas, el PSOE S.A. vive días de vino y rosas. El resultado en Andalucía ha sido malo y eso ha provocado cierto desánimo en Ferraz. No ocurre lo mismo entre la militancia que tiene licenciatura en económicas -o ínfulas de lobo de Wall Street-. Ahí gobierna el optimismo, dado que el kilogramo de empresario socialista se paga mejor que nunca en el mercado nacional.

Dentro de la relación de socialistas con birrete, Miguel Sebastián ocupa un lugar privilegiado. Da gloria escucharle en el programa de Antonio García Ferreras. Sabe de todo: de covid, de deuda soberana, de inflación... Sienta cátedra desde la silla de su despacho y nadie le tose. Porque seguramente ninguno de los colaboradores tenga en mente que forma parte del Consejo de Administración de Indra, la cotizada española que ha sido tomada al abordaje por Moncloa sin excesivo disimulo. La forma de pisotear los intereses de los accionistas minoritarios ha sido sorprendente. Por definir lo que ha ocurrido de alguna forma.

El Consejo de Ministros concedió el visto bueno el pasado febrero a que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales creciera hasta el 28% en el capital de la empresa, encargada de importantes proyectos de defensa y del recuento de los votos electorales, entre otras muchas cosas. Después, se produjo la entrada en el capital de SAPA Plalencia, con objetivos comunes con Indra en el País Vasco (PNV), por mucho que se empeñen en negarlo en la empresa semi-pública. La semana pasada, trascendía que el principal accionista de Prisa -Amber Capital- había adquirido el 4,1% de las participaciones de la sociedad a través de capital circulante (free float).

Este jueves se consumaba el plan maestro de Pedro Sánchez: Amber Capital exigía el cese de los consejeros independientes de Indra, al considerar que no representaban la nueva estructura de capital. Dicho y hecho: las voces críticas con la SEPI (el Gobierno) desaparecían del órgano a través de un punto que se introdujo in extremis en el orden del día de la Junta General de Accionistas.

Moncloa certificaba el éxito de su maniobra de abordaje. Lo próximo será que su presidente, Marc Murtra, consiga el poder ejecutivo que le negaban los consejeros salientes. Murtra ocupó cargos en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Que también era el de Sebastián. Por cierto, el que no se enteró de la existencia de un cártel de empresas que amañó el desarrollo de la alta velocidad en España. A dar lecciones... a La Sexta. Su discurso es de alguien incorruptible. Como el brazo de Santa Teresa. O el dedo de San Nepomuceno, que aparecía en Los Bingueros. Buen ejemplo el del dedo. El del dedazo.

Pepe... y otros chicos del montón

La tiranía no se escenifica únicamente en la tribuna del Congreso, sino también en el sector empresarial, en el que campa a sus anchas, como lobbista, Pepe Blanco, el exministro del graduado escolar. El del aplauso al Plan E. El reparto de fondos europeos ha provocado que algunas torres hayan ganado muchos centímetros en el panorama empresarial y entre ellas está la de Blanco.

La de Javier de Paz sigue despuntando en Telefónica, la empresa que apuesta por metaversos virtuales -incomprensibles- mientras tiene algunos asuntos difíciles de entender en el plano material. Como el de De Paz. El exlíder de Juventudes Socialistas y amigo de Zapatero fue designado hace unos meses como responsable de la Comisión de Regulación y Asuntos Institucionales. Todo un gesto de la teleco hacia el PSOE. Por cierto, hablando de regulación... dentro de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) se mantiene Mariano Bacigalupo. Entre sus principales competencias se encuentra la toma de decisiones sobre la cuestión energética. Su mujer es Teresa Ribera, la ministra del ramo. Y aquí no pasa nada.

Cuesta poner todo esto en negro sobre blanco porque siempre hay un interés que se cruza o un anunciante que se molesta, pero lo cierto es que el PSOE ha realizado distintas maniobras en los últimos tiempos para controlar las empresas estratégicas españolas como si fueran de su propiedad. Lo ha hecho al asalto y sin respetar el interés de socios minoritarios a los que se ha silenciado de forma escandalosa. ¿Qué empresa en su sano juicio va a invertir en España en estas condiciones?

Los trucos de la pandemia

Conviene recordar que, al poco de empezar la pandemia, elaboró un Real Decreto -vigente- que impedía adquirir el control de más del 10% de las empresas más relevantes del país sin contar con el visto bueno de Moncloa.

A la SEPI no le ha puesto problema para zamparse Indra. No ocurrió lo mismo cuando Vivendi pidió permiso para crecer en Prisa por encima del 10% del capital. El grupo francés está controlado por un hombre de derechas, Vicent Bolloré, y en ese caso no convenía. Así que su solicitud no fue respondida.

Quizás los cubanos y los venezolanos estén varios pasos más allá y dejen que el ejército haga y deshaga en las empresas públicas. Aquí todavía no se ha llegado a ese punto, pero hay una evidencia irrebatible: quien forma parte del PSOE S.A. tiene muchas más facilidades para encontrar trabajo que quien no ha pasado en su vida por Ferraz. Como poco, de asesor (los hay a patadas). Con suerte, de presidente.

Habrá a quien le llame la atención que Begoña Gómez fichara por el Instituto de Empresa y que, de ahí, con total facilidad, saltara a la Universidad Complutense. Pero resulta todavía más chocante que Duro Felguera 'contratara' a Jordi Sevilla y a Valeriano Gómez cuando el PSOE ya estaba en Moncloa. El secretario del Consejo de Administración es desde hace unos meses Jesús Sánchez Lambás, el CEO del despacho de abogados A25. Entre sus asesores, se encuentra Gómez.

Suma y sigue. En el Consejo de Administración de Prisa se encuentra como consejero Miguel Barroso -en representación de Amber Capital-, al frente de Aena se encuentra Maurici Lucena, exdiputado del PSOE; en Correos, Juan Manuel Serrano -el exasesor de Sánchez, que parece buscar la ruina de la empresa pública-; y en Navantia, Ricardo Gómez, quien fuera cargo de la Junta de Andalucía y viejo conocido -por tanto- de María Jesús Montero. La presidenta de SEPI, Belén Gualda, también.

No hay que olvidar lo que sucede en Red Eléctrica, que está presidida por Beatriz Corredor, quien fuera ministra de Vivienda con José Luis Rodríguez Zapatero. O con Enagás, donde aparecen nombres de 'viejos rockeros' como José Blanco o José Montilla. En Hispasat -participada por SEPI- es presidente desde 2020 Jordi Hereu. No están todos, pero todos los que están es por el mismo motivo.

Lo peor es que este Gobierno voraz ha aprovechado las crisis de sectores como el energético, el turístico o el de Defensa para asignar cargos con el método del dedazo. Consejeros y presidentes que son de designación política, pero que se aferrarán a sus puestos en el caso de que el PP alcance la Moncloa. Por tanto, los planes estratégicos de todas esas empresas se verán condicionado por estos tejemanejes, más propios de autoritarismos que de democracias representativas.

Dedicó El País algunas decenas de portadas a los trajes de Francisco Camps y ahora ofrece información de enorme interés informativo sobre José Manuel Villarejo y sus fechorías hace varios años, con ministros tan cuestionables y cuestionados como Jorge Fernández Díaz. Lamentablemente, el diario de Prisa parece haberse olvidado de todos estos movimientos. Y de los que llegarán gracias a esa herramienta de control de las empresas que fue el rescate de la SEPI y la legislación covid.

Será que no se han enterado por allí. Conviene no pensar mal. Tampoco el Gran Wyoming, que sigue hablando de Rodrigo Rato y de Miguel Blesa. Años ha.

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