Intenten imaginar a un ministro declarando que constituir una fundación de mujeres maltratadas es inconstitucional, condenable tanto ética como moralmente y que no sabe hasta qué punto es o no ilegal. ¿Les cuesta imaginar algo así?
Pues tampoco hace falta echarle mucha imaginación, ya que esto mismo ha ocurrido hace unos días en nuestro maravilloso país, solo que la fundación era de hombres maltratados y el ministro era nuestra ministra de Igualdad, Ana Redondo.
A la buena señora, que es doctora en Derecho Constitucional por la Universidad de Valladolid, le preguntaron, sobre el registro de una fundación en defensa de los hombres maltratados en Valencia, si tenían derecho a constituirla, a lo que ella respondió tajante: “Legalmente no lo sé, ética, moralmente y constitucionalmente yo creo que no”.
Permítanme que desde aquí mande tres efusivos aplausos. El primero, al periodista de la Sexta que tiene la ocurrencia de preguntar si en este país es legal constituir una fundación por la defensa de personas maltratadas. Claro, que no son personas, son hombres, así que no se puede considerar de interés general para la sociedad ni tienen derecho a nada. Espero que este hombre tenga suerte en la vida y que no acabe con una de esas mujeres que arañan la cara para amenazar después con denunciar por malos tratos si te quejas. Sería una verdadera pena que descubriera lo duro que es estar a merced de una mujer maltratadora, viviéndolo en carnes propias, por hacer caso omiso a los miles de testimonios que hay sobre el asunto.
Nos va a costar acostumbrarnos a una ministra que no grita “fascistas” en cuanto le preguntan algo incómodo que evidencia su mala e irresponsable gestión
Mi segundo aplauso va para nuestra distinguida ministra de Igualdad. Pensaba yo que era complicado superar la estupidez de su predecesora, pero va camino de laurearse en los mismos términos. Es de agradecer que, al menos, tenga el detalle de explicarnos a todos los españoles que el Ministerio de Igualdad se centra en crear la desigualdad entre hombres y mujeres, discriminando a los primeros y negándoles los derechos que les corresponden, y que lo haga en un tono calmado y sereno, demostrando así que para avergonzarnos no hace falta gritar ni hacer aspavientos continuamente como si le faltara fibra en la dieta. Nos va a costar acostumbrarnos a una ministra que no grita “fascistas” en cuanto le preguntan algo incómodo que evidencia su mala e irresponsable gestión. A lo mejor, cuando consigamos acostumbrarnos, nos damos cuenta de que ese Ministerio es la cosa más absurda, dañina, derrochadora y esperpéntica creada en las últimas décadas, y se cierra. Me he levantado fantasiosa hoy, déjenme soñar.
Mi tercer aplauso va para los responsables de la Universidad de Valladolid. Deben sentirse ustedes muy orgullosos de haberle concedido el doctorado en Derecho Constitucional a una señora que no sabe si es legal o no registrar una fundación en apoyo a víctimas de maltrato y que prefiere anteponer lo que le dicta su moral y su ética a lo que dicta la ley. No me quiero imaginar el nivel que tendrán los alumnos que únicamente consiguen licenciarse en su Universidad.
Y sé que había dicho que quería dar tres aplausos, pero permítanme un cuarto, sincero y último, acompañado de ovación, para el muchacho que se enfrentó y noqueó a un energúmeno en un cine de León que había agredido a la mujer con quien había acudido al cine, y a una niña. A nuestra ministra de Igualdad no le parece admirable esta actuación, en la que un hombre sale en defensa de una mujer que no conoce de nada, pero que está siendo agredida física y verbalmente, y la recrimina con la manida frase: “no se puede permitir la violencia como respuesta a la violencia”. Espero que se cumplan sus deseos y si alguna vez le agreden a ella, a su agresor le entreguen flores, bombones y le venga la tuna a cantar “clavelitos” para apaciguarle, pero si alguna vez me encuentro yo en esa terrible situación, sepan todos ustedes que agradeceré cada gota de sangre que se le arrebate al agresor en lugar de a mí. Tengo que decir que cuando he visto el vídeo de la pelea, cuando he escuchado a la gente del cine vitoreando: “así, así, dale más” mientras grababa con su móvil, me he dado cuenta de que yo no pertenezco a ese grupo de gente. Me da mucha vergüenza ese tipo de personas.
Piénsenlo. En lugar de jalear mientras grabas con tu móvil, te levantas de tu sillón y acompañas al muchacho que se encara con el agresor. Lo haces tú y los diez o veinte más que estaban grabando. Un agresor contra veinte o treinta personas que le exigen que abandone el lugar y que deje a la mujer en paz. Se acabó. Quien pega y abusa de alguien más débil, no se caracteriza precisamente por su valentía y difícilmente se va a enfrentar a un grupo de gente.
Hay que ser muy valiente hoy en día para defender a una mujer que está siendo agredida. Especialmente si tenemos en cuenta que los discriminados y desprotegidos ante la ley son los hombres
Pero en ese cine no había un grupo de gente contra un agresor. Había solamente un hombre, por fortuna para él y por desgracia para el agresor, boxeador, que era jaleado por un grupo de personas cobardes en un cine.
La violencia no debería ser la respuesta a la violencia, si fuéramos gente civilizada, si tuviéramos principios, si tuviéramos el honor y la valentía de plantar cara a la violencia y defendernos de lo injusto todos juntos, todos a una. Pero mientras formemos parte de una sociedad en la que unos pelean y defienden al débil mientras otros graban, me van a disculpar ustedes si les digo que prefiero que me graben golpeando, a aplaudiendo o siendo golpeada.
Hay que ser muy valiente hoy en día para defender a una mujer que está siendo agredida. Especialmente si tenemos en cuenta que los discriminados y desprotegidos ante la ley son los hombres. A mí no me digas que no crees en la violencia, cuando estén agrediendo a tu madre, tu mujer, tu hermana o a tu hija. No trates de darme lecciones de moral cuando se trata de defender la vida o la dignidad de una persona que está en peligro. A mí dime que eres un cobarde y que tienes miedo, que eso sí lo puedo entender.
Petrarca
Ana Redondo: señora vergüenza. Me recuerda a alguien que vi en la película "En busca del fuego". Ya sabemos todos lo que es un título universitarios. ¿No estudió con Puente?: Pues ahí está. Pobre de la mujer que se acerque a mí a ligar :)
Pepe Perez
Un diez como nos tiene acostumbrados. Gracias por sus artículos y, en estas épocas que corren, su valentía (es usted la que pega al maltratador con este articulo). Siga asi y un aplauso.
ma
Sobre el maltrato, debemos hablar sobre la cobardía de los jueces, y que el sistema de acceso a la judicatura, sin exigir al menos diez años de ejercicio profesional, propicia que se llene de inútiles que con el dinero de la familia pueden pagarse las oposiciones. Fui llamado como testigo por quebrantamiento de medidas cautelares en el marco de la violencia de género, el tipo fue sentenciado a dos años y la condena suspendida, ahora le tengo viviendo al lado con su mujer (ambos marroquíes, no quiero pensar en un paripé para cobrar dinero público), y aguantando una soterrada intimidación para no terminar como el librero de león; todo porque una juez cobarde no le puso en su sitio.
fmm
Gracias, Rosa. Tu artículo ayuda mucho a encarar este domingo.
Tisvepunez
Un progresista, es quella persona que está a favor de los avances civilizatorios, que nacen de la civilización (es decir, que nacen del capitalismo) y una persona reaccionaria, es la que reacciona en contra de los avances civilizatorios que nacen de la civilización (es decir, que nacen del capitalismo) y aquellos avances que han conseguido ya los progresistas, en el tiempo de vida con uso de razón, la persona reaccionaria, dicha persona reaccionaria quiere anularlos, para volver a solamente lo que había antes. (Anónimo) Saludos.
fmm
Gracias, Rosa. Tu artículo ayuda mucho a encarar este domingo.
vallecas
Solo un comentario sobre lo "importante". Pablo Echenique, doctor por la Universidad de Zaragoza dijo que los de derechas no tenían derecho a hacer escraches, que solo los de izquierdas tenían ese derecho. "los de izquierdas somos mejores" Este es el asunto Dª Rosa, no hay que darle mas vueltas, los comunistas son así. ¡¡Yo puedo pero tu no¡¡ ¡¡Lo tuyo se reparte, lo mío "pa" mi¡¡ El novio de Ayuso, culpable. La Bego "víctima del fango". No se puede razonar con ellos, son una "plaga"
JMGal
Gracias Rosa por defender lo que es justo. Lo de esta tipa es un esperpento supremo como todos aquellos, y especialmente aquellas, presentes y pasados que ocupan un puesto de libre elección en dicho antro. Vivimos en una distopía que nunca hubiésemos sospechado que pudiese llegar a este punto y afortunadamente muchas mujeres se han dado cuenta del daño que esto les hace. Gracias otra vez