En medio de la tormenta de informaciones sobre la covid-19, incluido el peligroso rebrote que ya se avista en China, hay noticias que pasan inadvertidas para la mayoría pese a ser auténticas joyas informativas que debieran consumir todos los sufridos ciudadanos de este viejo país de las fobias y los odios perpetuos. En las últimas horas se ha sabido, y apuesto medio euro a que muchos de ustedes no lo han escuchado, que solo uno de los 350 parlamentarios del Congreso de los Diputados decidió renunciar a sus dietas durante el confinamiento, según desveló la agencia Europa Press.
Siguieron con sus dietas. Dicho así pareciera que sus señorías decidieron comportarse al revés que muchos ciudadanos, que durante la reclusión olvidamos la disciplina a la hora de comer y nos dejamos llevar, acomodados en el sofá y viendo series de Netflix sin que nos importase aumentar de peso y cambiar de talla. Pero no estamos hablando de las dietas que sirven para adelgazar, sino de las dietas que sirven para engordar los ya de por sí acaudalados bolsillos de estos representantes públicos.
Vayamos al grano. Quizás la mayoría de los lectores no sepan, porque se habla poco del tema, que los diputados, además de percibir un sueldo base de 2.981,86 euros, tienen derecho a una indemnización mensual para "afrontar los gastos que les origine la actividad de la Cámara". A esto se le conoce como "dietas" porque se supone que mayoritariamente gastarán ese dinero en comer durante sus estancias en la capital del reino. La asignación es de 917,03 euros para los 37 diputados electos por Madrid y de 1.921,20 euros para los del resto de parlamentarios elegidos por otras circunscripciones.
De los 350 diputados, 349 sí han estado cobrando dietas mientras duraba el confinamiento más severo, pese a que, como ustedes sabrán, la asistencia a los plenos del Congreso se redujo al 10% (35 escaños)
Pues bien, aclarado a qué nos referimos, remarco que solo el diputado del PSOE Odón Elorza, conocido porque fue alcalde de San Sebastián, decidió renunciar a cobrar estas cantidades durante en abril. Los otros 349 parlamentarios sí han estado cobrando ese dinero mientras duraba el confinamiento más severo, en marzo y abril, pese a que, como ustedes sabrán, la asistencia a los plenos del Congreso se redujo al 10% (35 escaños). En román paladino, unos cuantos diputados se han metido en las alforjas casi cuatro mil lereles sin pisar el Parlamento ni Madrid en este tiempo. Los que viven en Madrid sólo se han embolsado unos dos mil aunque no hayan salido de casa. Ojo, no contamos mayo y lo que va de junio, porque se supone que la actividad parlamentaria ya era más fuerte.
Lo mejor del asunto es que además estas dietas no tributan a Hacienda. O sea, no se declaran. Casi podríamos hablar -por supuesto exagerando- de dinero negro entregado a sus señorías. Supongo que los 313 representantes de fuera de Madrid argüirán, si es que alguien se lo pregunta, cosa dudosa, que tenían que seguir pagando los alquileres de lugares donde se alojan o que sí han tenido que viajar alguna vez a la capital para asistir a algún pleno o para trabajar de otra manera por el bien de los ciudadanos. En cualquier caso, podrían haber tenido el detalle de pedir una reducción de la dieta justo cuando tantos y tantos españoles entraban en ERTE o en la ominosa lista del paro.
Ya que estamos, deben saber ustedes que la mayoría de diputados no cobra solo el sueldo base antes mencionado, porque hay que sumar diversos complementos según la tarea que desempeñan en la Cámara o en las comisiones (portavocías o puestos de mesa). La mayoría de comisiones no se reunieron en marzo y abril o solo se reunieron una vez, pero, por supuesto, los diputados siguieron percibiendo sus emolumentos por sus puestos en ellas.
Tanto ruido y tanto insulto en los debates, tanta crispación y tanto polarizar a la sociedad, pero en cuestiones dinerarias están de acuerdo todos ellos. Curioso
Nadie montará un escándalo por esto. Al revés, se hablará mucho de aquellos diputados que decidan donar parte de su sueldo a alguna causa benéfica. Se lo digo por experiencia, porque, y perdonen la batallita, hace unos tres años conté que curiosamente sus señorías también cobran estas dietas sin tributar en los meses de diciembre y enero, cuando la mayoría no pasa por el Congreso ni trabaja. Cuando hablas con un diputado y le acusas de lucrarse con estas cantidades -como hice en aquellos días-, suele responder que "esto no forma parte del sueldo" o te llama "demagogo", pero oigan, qué curioso, estas cantidades también están prorrateadas en 14 pagas, con extras incluidas, como si hubiera dos meses en los que comen y viajan el doble.
Lo mejor, en todo caso, es que en esto coincidan todos los partidos. Con lo diferentes que son. Tanto ruido y tanto insulto en los debates, tanta crispación y tanto polarizar a la sociedad, pero en cuestiones dinerarias están de acuerdo todos ellos. Curioso. Ocurre también cuando los parlamentos, sea el nacional o los regionales, deciden subir los sueldos de los parlamentarios y, oh casualidad, todos los grupos votan lo mismo. Datos que nos llevan a concluir, como alguna otra vez durante estos noventa y cinco días, que hay cosas que no cambia este bicho.