El Rey Felipe VI ha pronunciado esta Nochebuena su discurso más sanchista. A lo largo de 12 minutos y 28 segundos y 1.544 palabras, el espíritu de Su Sanchidad ha impregnado permanentemente el texto del Monarca que, además de no dedicar -ni directa ni veladamente- una sola frase a la situación de su padre en Abu Dabi, ha acabado por desglosar el mantra que repite el presidente del Gobierno todo este año.
A saber: vacunación frente a la Covid; fuerte recuperación económica de España pese a los recortes permanentes de las previsiones de todos los organismos públicos y privados, internacionales y nacionales, y , finalmente, confianza plena en el maná de los fondos europeos para conseguir una economía "más digital, más verde y más inclusiva".
Que el discurso de Nochebuena del Rey es supervisado por el Ejecutivo es algo sabido. Pero este año ha sido el primero en el que sus palabras podrían ser suscritas, de inicio a fin, por el inquilino de Moncloa en una de sus jaculatorias televisadas disfrazadas de comparecencia institucional sin preguntas.
Tras el mensaje inicial a los habitantes de La Palma por la tragedia del volcán -lo de la llegada y el importe de las ayudas daría para mucho-, el Rey Felipe ha pasado a la pandemia y a defender "el proceso de vacunación en nuestro país del que podemos sentirnos especialmente satisfechos".
Probablemente, muchos de los que le escuchaban, cenando en soledad porque han sido obligados a confinarse por el estallido de contagios, no compartan esa complacencia ante la nefasta gestión de esta sexta ola a la que se ha llegado con 17 ordenamientos diferentes -no existe la ley de Pandemias que prometió el Gobierno hace más de un año- y con una única medida estrella que rechazan los expertos: la vuelta a la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores.
Don Felipe, de puntillas por la crisis
A la crisis económica, el Rey le ha dedicado un párrafo. Uno solo. Y en él, Sánchez ha vuelto a ejercer de ventrílocuo. "Nuestra economía ha vuelto a crecer y a recuperar la gran mayoría de los puestos de trabajo que se habían visto temporalmente suspendidos; y la cifra de ocupados evoluciona a un ritmo realmente positivo". Ni Yolanda Díaz lo hubiera dicho mejor...
A las consecuencias de esa crisis, Don Felipe le ha dedicado cuatro líneas, donde entran "la preocupación en muchos hogares por la subida de los precios" y las cinco palabras -contadas- con las que en el discurso se ha ventilado "el coste de la energía" que esta Nochebuena volvía a superar los 300 euros el megavatio...
Tras pasar de puntillas por la crisis, Don Felipe ha navegado entre "valores", "igualdad", "transformación" hasta llegar a la política y mandar un mensaje de la importancia del "entendimiento y la colaboración" y de que "las diferencias de opinión no deben impedir consensos que garanticen una mayor estabilidad" y que, no sé a ustedes, pero recuerda mucho la apelación constante al principal partido de la oposición a Sánchez a que pacte de una vez la reforma del CGPJ...
Don Felipe, en la parte más borbónicamente reconocible de su discurso, ha defendido la Constitución con la que "nos integramos plenamente en las modernas democracias occidentales y cuyo espíritu nos convoca a la unidad frente a la división, al diálogo y no al enfrentamiento, al respeto frente al rencor, al espíritu integrador frente a la exclusión". Esperemos que esto no moleste a los rufianes y echeniques de turno...
En la parte más borbónica de su discurso, Don Felipe defendió la Constitución como modelo de "respeto frente al rencor". Esperemos que esto no moleste a los rufianes y echeniques de turno...
Por si acaso, ha terminado su intervención con otro de los pilares básicos del ideario sanchista: el maná de los fondos UE como remedio a todos los males de España y convertir nuestra economía "cada vez más verde, más digital y más inclusiva". Unos fondos UE cuya llegada a las empresas no acaba de producirse.
En definitiva, cinco palabras para el tarifazo, cuatro líneas para la crisis económica, ni una sola sobre su padre. A cambio, confianza total en la recuperación económica pese a lo que digan las previsiones, orgullo por la recuperación del empleo y presumir de la vacunación para afrontar una pandemia que ha dejado en casa, solos, a muchos españoles viendo el discurso más sanchista de Felipe VI. Hubo otros mejores, como el del 3-O. Pero eran otros tiempos...