Opinión

El duelo entre la indignación y la sonrisa

Yolanda Díaz se sitúa en las antípodas del estilo hosco y agresivo de Pablo Díaz y los altos cargos de Podemos

  • Yolanda Díaz y Pablo Iglesias en el Congreso.

Pablo Iglesias versus Yolanda Díaz, indignación versus sonrisa. El pulso está echado, la izquierda de la izquierda está en un momento decisivo. O el recién nacido Sumar se zampa al que fue el también movimiento 15M, ahora Podemos, o Podemos resiste y enviste a la vicepresidenta del gobierno a quién las encuestas no pueden dejar mejor parada, por delante del presidente Pedro Sánchez. Si en el punto de estrategia política en el que nos encontramos miramos qué líderes de una u otra parte han conseguido retos de mayor calado social, y sobre todo menos controversia, lo tenemos fácil: Díaz es la ministra de una reforma laboral que no ha levantado ampollas. Exactamente lo contrario de lo ocurrido con la ley que debía ser estrella para Podemos, pero que no lo ha sido. La ley del solo sí es sí de Irene Montero.

Esta abogada coruñesa pisa fuerte, sin complejos, pretende ser la primera presidenta mujer de este país, lleva casi dos años al frente de la vicepresidencia segunda del Gobierno sin generar ninguna polémica, sin cargar contra nadie, con ánimo constructivo, no destructivo, como nos tiene acostumbrados la política. Salvando las distancias, Yolanda Díaz y el que fuera el ministro de Sanidad en la peor etapa de nuestra vida democrática, Salvador Illa, tienen un mismo estilo de gestionar la vida pública, o de entender la política, al que no estamos acostumbrados y que debería empezar a imperar: el de la negociación frente al acoso y derribo, el de sumar apoyos en lugar de liderar en solitario. Su puesta en escena, salvando las diferencias, es de cordialidad. Uno, con un semblante más bien serio frente a otro más jovial y cercano como es el de la vicepresidenta.

El estilo de Alberto Núñez Feijóo se acerca más también a este perfil de negociación y de consenso que al de destrucción de Pablo Iglesias

Díaz empieza a calentar motores con un movimiento cómo en su día lo hicieron Pablo Iglesias con el 15M o Albert Rivera con Movimiento Ciudadano. Queda demostrado que la sociedad está hambrienta de otra manera de hacer política, frente al agrio estilo que exhiben los dos grandes, PSOE y PP. Dicho sea de paso, el estilo de Alberto Núñez Feijóo se acerca más también a este perfil de negociación y de consenso que al de destrucción de Pablo Iglesias. Al líder morado no le faltan argumentos en su bando, no obstante, su inteligencia política, su capacidad para analizar la actualidad como demuestra en tertulias y charlas, no tienen el mismo sentido o similar calado del que ofrece la puesta de largo que le ofreció Sánchez a Yolanda.

Evidente fue el que le permitiera asumir el papel de responder a Ramón Tamames en la moción de censura presentada por Vox. O, sencillamente con el cargo que ostenta. Díaz, la mujer que repite con insistencia lo de 'los datos' en el Congreso, en las antípodas de la imagen frentista y hostil de los diputados y cargos públicos de Podemos. Se acerca más a la gente de Más País, de Compromís, una manera de hacer completamente diferente a la de Iglesias. Así lo ha demostrado también Iñigo Errejón en el acto de presentación de Sumar. Yolanda Díaz cuenta también con el apoyo de famosos, como todos los movimientos aquí mencionados amen del animador televisivo Jorge Javier Vázquez.

En una sociedad formada e informada como la actual sobran las discusiones sin argumentos y faltan negociaciones, gestión, sobra indignación y faltan sonrisas, sobra crítica y faltan propuestas reales. Después de tres años complejos de gestionar con la pandemia y la crisis mundial que genera la guerra, el 28M será cita clave para situar a todos frente a las generales.

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