La bella y jugosa, en más de un sentido, periodista Landaluce, ha escrito que algunas de sus amigas se han tirado (follado) a Errejón. Hay gente para todo. El Poder es el Poder. Las mujeres sienten debilidad por los hombres poderosos. Me parece estupendo. Admiro a las mujeres sexualmente libres, que saben lo que quieren y se lo procuran. Ese atractivo sexual que ejercen los hombres poderosos sobre las mujeres, también hay que decirlo, con frecuencia nubla o anula completamente su sentido estético. Si eres poderoso da igual que tengas una dentadura asquerosa, un físico de liebre malnutrida, andares de ánade destartalado y un cerebro de cuarta categoría. Así Errejón.
El caso Errejón debe analizarse desde el punto de vista del erotismo adjunto al Poder masculino. Lo que se ha dado en llamar, erótica del Poder. El caso Sánchez es otro buen ejemplo de esto. Si Sánchez fuera bajito y feo no hubiera llegado tan lejos. Solo hay que mirar las caras de las vices y ministras en su divina presencia, para entender que la relación entre ellos está condicionada por el atractivo erótico del macho dominante (macho Alfa) en el Poder. Hay mucho de eso también en los votantes del PSOE. Su voto tiene mucho que ver con el atractivo que ejerce sobre las llamadas masas el Macho Dominante. En el pavoroso país donde nací, hasta que conseguí escapar, conviví con este fenómeno y aprendí a conocerlo. Los cubanos podrán decir lo que quieran, pero la atracción erótica hacia el Macho Alfa Comandante en Jefe fue un elemento crucial para el éxito del estado de sumisión y vileza, como ciudadanos, que aceptaron y aplaudieron y aplauden hasta el día de hoy. La mayoría fue poseída intelectual o eróticamente (o ambas cosas) por el Gran Macho dueño de vidas y haciendas. ¡El Caballo, clamaban!
Esto de ceder al hechizo erótico de los hombres poderosos a veces sale bien, y hasta muy bien, el caso de Irene Montero, y a veces sale mal, porque el hombre poderoso es un atorrante o un drogadicto
Por supuesto, nada de lo sucedido (por lo que se sabe hasta ahora) entre Errejón y sus conquistas debería pertenecer al ámbito de la Justicia. La Justicia no debe meterse en la vida sexual de los ciudadanos. Las leyes españolas que lo hacen, leyes auspiciadas y aprobadas, curiosamente, por tipos como Errejón, constituyen una aberración. Es una barbaridad que a Errejón quieran mandarlo a la cárcel por la denuncia de una mujer a la que no se le forzó a hacer nada. Esto de ceder al hechizo erótico de los hombres poderosos a veces sale bien, y hasta muy bien, el caso de Irene Montero, y a veces sale mal, porque el hombre poderoso es un atorrante o un drogadicto. Es relevante, por cierto, que a la alegada drogadicción de Errejón, la prensa le otorgue menos importancia que a su “machismo”. Cosa comprensible, por otro lado: España es un país donde los porreros son poco menos que héroes populares.
Pienso que la médula del llamado caso Errejón, de su caída en desgracia, posiblemente radique en que su fulgurante ascenso político y social amplió y mejoró cualitativamente su coto de caza sexual. El cambio fue muy rápido y el pobre Errejón no supo estar a la altura. A saber lo que antes de ser diputado metía en su cama este infeliz.
Adolescentes desamparadas
A pesar de haber dedicado gran parte de mi trabajo como escritor a las relaciones sexuales, no deja de asombrarme el desconocimiento que existe sobre un asunto tan capital, tal vez el más capital para la especie. Puedo asegurarles, ya conocen ustedes mi legendaria modestia, que si me hubieran leído las supuestas víctimas de Errejón y el mismísimo Errejón, se podrían haber evitado lo que está sucediendo. Un Errejón educado sexualmente, nunca se hubiera comportado como dicen que se comportó, y las chicas que lo acusan nunca se hubieran metido en una habitación con él. O se hubieran metido. Pero desde una posición de fuerza, desde una posición madura y no como adolescentes desamparadas ante ¡un miembro viril!
Y no puedo acabar sin dejarles aquí algo de la sabiduría de la gran Camille Paglia. Con la esperanza de que contribuya a la educación sexual de feministas, mujeristas, y wokistas en general:
“Lo que las feministas llaman patriarcado es simplemente civilización, un sistema abstracto diseñado por los hombres pero ampliado por las mujeres, que ahora son sus copropietarias. Como un gran templo, la civilización es una estructura de género neutro que todos deberían respetar. Las feministas que parlotean sobre el patriarcado se han autoexiliado en chozas de paja”.
“El patriarcado, al que rutinariamente se culpa de todo, produjo la píldora de control de la natalidad, que ha hecho más para liberar a la mujer contemporánea que el propio feminismo”.
“El calentamiento de pollas es una realidad universal. Forma parte de las implacables pruebas de las mujeres y de las frías comparaciones en busca de compañeros potenciales”.
Y aún otra cosa. Hay algo que llama mi atención respecto al personaje Errejón: su renuncia. Como es sabido, en España los políticos no renuncian, de hecho han moldeado el proceso judicial para que los beneficie y en muchos casos, los ampare, cuando caen en desgracia.
¿Pura idiotez o un último, admirable, acto de decencia?
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