- ¡Qué sorpresa! Supongo que me llamas para hablar de la final de Supervivientes, pero ya te adelanto que no pude verla, porque el verano es el mejor momento para desintoxicarse de las locuras televisivas. Así que esas cosas en otra ventanilla, amiga.
- Como siempre, supones demasiado rápido, querido. Ya imaginaba que no habías visto la final, que por cierto estuvo genial aunque te parezca tan horrorosa... Pero es que te llamo por otro tema. Porque acabo de terminarme la novela de Sistiaga que me recomendaste. Oye, una maravilla.
- Celebro que te haya gustado. Retrata muy bien muchas cosas de aquí, del País Vasco, de las que pasaban antes y de las que permanecen ahora... Ya te dije que merecía la pena, como por cierto también te dije con la serie documental de Sistiaga que está en Movistar sobre el final de ETA.
- Hablando de documentales, el otro día vi uno buenísimo, aunque no te lo creas. En La 2 el pasado sábado por la noche, iba del valor real de nuestros datos en internet y de cómo las grandes empresas como Google y Facebook los utilizan. Una barbaridad. Te dejaba la boca abierta. No recuerdo el nombre, pero era tremendamente bueno. Me dejó noqueada.
- La línea tenebrosa. Así se llama el documental del que hablas.
- ¡Eso es! ¿Lo viste?
- Lo emitieron el pasado sábado en La noche temática y, de hecho, era una repetición, porque el mismo programa ya lo había emitido creo que en 2020. Y sí, es un documental soberbio que te deja completamente grogui. Da miedo pensar cómo se utilizan esos datos, lo controlados que estamos por estas empresas, el poder que tienen para hacer lo que quieran... Está fenomenalmente narrado, extraordinariamente documentado y fácilmente explicado para que cualquiera lo entienda pese a la dificultad de algunas cosas que muestra. Una joya. Lo que me lleva, ya de paso, a elogiar al programa que lo emitió.
- ¿A La noche temática? Eso es un clásico más viejo que los reyes magos. ¿En serio nunca has escrito al respecto en tu columna televisiva, esa en la que tanto me debes?
- No, querida amiga, no. Años y años escribiendo de televisión y nunca me había dado por hablar de La noche temática.
- Nunca es tarde si la dicha es buena.
- Eso es. Suele pasar con algunas cosas buenas, que no les damos el valor que tienen porque estamos acostumbrados a tenerlas y quizás solo las valoraríamos en su justa medida si las perdiéramos. Lo digo porque para mí estamos hablando de un espacio televisivo de culto, alejado de las estupideces del share, dedicado a pensar y hacer pensar a los espectadores. Es un artículo de lujo para los tiempos que corren.
- Hombre, es diferente a cualquier otra cosa, eso es así.
- Mira, sin ir más lejos, el otro día emitieron tanto La línea tenebrosa como Sígueme, este último centrado en el funcionamiento de Instagram. Son dos documentales que tendrían que ver todos los padres de esos adolescentes adictos al selfie y el "me gusta". Y La noche temática, en realidad, solo los junta y los expone para que su público, que es lo suficientemente adulto, juzgue. Periodismo crítico y periodismo puro, algo que también se necesita en estos días difíciles para el oficio. Cada semana los hacedores del programa eligen un tema de actualidad y emiten dos documentales de verdadera calidad al respecto. Repito: un lujo para la televisión actual.
- Mis padres siempre lo ven los sábados por la noche. A mí me aburre un poco y prefiero las pelis.
- Tus padres son mis nuevos ídolos. Aunque quiero pensar que hay muchos que hacen lo mismo, digan lo que digan los datos de audiencia.
- De ilusiones se vive, querido. Y déjame ya, que la chapa es considerable para el calor que hace. Me voy a la piscina. Adiós.
- Adiós.