Opinión

La extrema derecha no existe

El primer paso para mejorar el debate público es no comprar el marco mental pijiprogre

  • Alice Weidel celebrando el éxito de su partido en las elecciones -

Alternativa por Alemania se ha convertido en el segundo partido más votado en las elecciones generales de su país. Lo primero que hizo su líder, Alice Weidel, al publicarse los resultados fue mostrar su disposición a integrarse en un gobierno de los ganadores. Eso significa colaborar con la CDU, partido de derecha moderada. Sabemos que no será posible porque todas las formaciones políticas del país han decidido aislarla con un 'cordón sanitario'. Alternativa por Alemania no solo obtuvo un excelente resultado sino que marcó los debates electorales, introduciendo asuntos de máximo interés para los ciudadanos como la crisis de seguridad, el fracaso del multiculturalismo y el control de fronteras. ¿Triste conclusión? La derecha ha arrasado en Alemania, con más de la mitad de los votos, pero el gobierno será una gran coalición de conservadores y socialistas.

Menos de 24 horas después de ser elegido vencedor, Friedrich Merz (CDU), declaró que "ninguno de nosotros quiere cerrar la frontera aunque se dijera en campaña". ¿Ser de extrema derecha es votar a alguien que sabes que cumplirá sus promesas electorales y que no pactará con sus presuntos adversarios? Alternativa por Alemania es un partido apoyado por las principales figuras de la Casa Blanca, recibido con honores por el presidente de Hungría y con respaldo creciente entre los alemanes. Weidel se ha pasado los debates pidiendo que dejen de insistirle en que es "de extrema derecha" y que respondan a las medidas concretas de su programa. ¿Es más de extrema derecha hablar de cifras y propuestas o dinamitar el diálogo con etiquetas peyorativas?

La extrema derecha solo existe en la mente de PSOE, Sumar, Bildu, ERC, BNG, Junts y las CUP

Otro ejemplo claro es Francia. Allí la extrema derecha es la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, que también padece un cordón sanitario del resto de partidos. El día que murió el fundador de la formación, Jean-Marie Le Pen, miles de izquierdistas e islamistas radicales organizaron una protesta en la Plaza de la República de París para –entre otras barrabasadas– hacer pintadas con el lema "Marine, Marion, lapididación" (Marione es Marion Maréchal Le Pen, líder derechista y nieta de Jean-Marie). ¿Por qué la izquierda, a pesar de escenas lamentables como esta, nunca es clasificada de "extrema izquierda"? Hasta que no arrase Agrupación Nacional, Francia estará en una situación parecida a Alemania, condenada a coaliciones del tipo 'derecha liberal con la izquierda pijiprogre', que no satisfarán a ninguna de sus bases electorales.

Vox, Meloni y el doble rasero

¿Por dónde seguir? Seguro que recuerdan los lloros prosistema cuando Giorgia Meloni llegó a la presidencia de Italia, con políticos decadentes y divas del columnismo proclamando que Europa se moría porque se había roto el consenso de 1945 que impedía gobernar a partidos posfascistas, los de la llama eterna en el logotipo, como tiene Fratelli D’Italia.  Dos años y medio después, Meloni es la líder de referencia de la derecha europea, avalada por excelentes datos económicos, sociales y de control de la inmigración. ¿Cómo se ha transformando, en tiempo récord, una bestia neofascista en icono político de la derecha liberal? No solo ha demostrado que sabe gestionar, sino que tiene suficiente músculo cultural para defender que la capital de la Unión Europea debe ser la Roma eterna y no el pantano burocrático de Bruselas.

Sobre España, para terminar, se pueden decir muchas cosas. Aquí el partido de la llamada extrema derecha plantó una pequeña carpa electoral en Rentería y recibió presiones y acoso por parte de decenas de simpatizantes de la izquierda abertzale. Lo peor de todo es que el único concejal del Partido Popular en el municipio, Antonio Vicente, firmó una declaración escrita de Bildu que condenaba la presencia del partido verde en el municipio. Volvemos, de forma voluntaria, a los tiempos en que ETA intimidaba y extorsionaba, decidiendo quién podía hablar y quién debía callar en el País Vasco. ¿Son más de extrema derecha quienes ejercen su derecho a participar en la vida pública o quienes lo impiden con manifiestos, escarches y amenazas? En resumen, queridos lectores, la extrema derecha solo existe en la mente de PSOE, Sumar, Bildu, ERC, BNG, Junts y las CUP, ustedes sabrán qué bando les parece razonable y cuál demasiado brutal en sus premisas. 

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