Opinión

El futuro del empleo en España

Los datos disponibles hasta el momento indican claramente un impacto negativo de la contrarreforma laboral sobre las horas trabajadas, lo que justifica plenamente la previsión del Banco de España

  • Oficina de empleo en Madrid.

La reciente revisión del cuadro de previsiones macroeconómicas efectuada por el Banco de España contiene algunos datos importantes que han pasado desapercibidos para la opinión pública y para la mayoría de analistas económicos. Unos y otros se han concentrado en la revisión a la baja de las previsiones de crecimiento económico para 2022, una bajada que esencialmente coincide con las revisiones realizadas por otros organismos oficiales, incluidas las del propio gobierno. Pero además de esto, las previsiones contienen otras dos piezas de información interesantes.

 En primer lugar, la revisión a la baja del crecimiento esperado en 2022 ha ido acompañada de sendas bajadas del crecimiento previsto para 2023 y 2024, mientras que hasta ahora las revisiones a la baja del año en curso venían asociadas con revisiones al alza o, al menos, el mantenimiento de las previsiones para los años subsiguientes. En segundo lugar, el nuevo cuadro macroeconómico estima una caída importante del ritmo de crecimiento del empleo, medido por las horas trabajadas, sitúandolo por debajo del crecimiento económico este año y los siguientes. En lo que sigue me concentraré en el análisis de esta estimación y algunas de sus implicaciones.

 Veamos el último cuadro de previsiones del Banco de España:

                             2021     2022    2023    2024

  PIB                       5,1        4,5       2,9       2,5

  Empleo                7,0        1,9       2,0       1,6

  (Horas trabajadas)   

                                (tasas de variación anual)

  Tasa de paro            14,8%      13,5%    13,2%.   12,8%

 Como se puede observar, el empleo se mide por las horas trabajadas en el transcurso del año, sin duda el marcador más adecuado para medir la evolución de la salud laboral, especialmente habida cuenta de los cambios legislativos y fiscales acontecidos en dicho mercado durante estos años. Piénsese en los ertes, cuando se destruyen horas de trabajo pero no empleos. O bien cuando un empleo a tiempo completo se sustituye por dos empleos a tiempo parcial sin modificar el número de horas trabajadas. En ambos casos medir el empleo por el número de puestos de trabajo netos creados daría una medición engañosa de la utilización del factor trabajo en el proceso productivo. Es importante consignar la previsión de una caída significativa del crecimiento del empleo medido por las horas trabajadas, no sólo en términos absolutos sino en relación con el ritmo de avance del PIB durante el horizonte contemplado por el Banco de España. Esta caída prevista del ratio empleo/PIB no se produce sólo en comparación con lo acaecido en 2021 sino también con respecto a los años anteriores a la pandemia.

El avance de la productividad no suele indicar una economía más eficiente sino meramente una destrucción o una menor creación neta de empleo por unidad de producción

 El ratio empleo/PIB es evidentemente la inversa de la productividad laboral de manera que una caída del primero implica un aumento de la segunda. El avance de la productividad laboral puede ser una buena o mala noticia según cuáles sean sus causas. En términos generales, siempre será una buena nueva cuando se ha alcanzado el pleno empleo o una tasa de paro razonablemente baja y mala cuando el paro es muy elevado, como es el caso de nuestro país. En este último caso, el avance de la productividad no suele indicar una economía más eficiente sino meramente una destrucción o una menor creación neta de empleo por unidad de producción. Como veremos a continuación, esta es la consecuencia previsible e inevitable de las subidas acumuladas del salario mínimo y de las cotizaciones sociales estos últimos años, así como de la reciente contrarreforma laboral.

 El fuerte aumento acumulado de las subidas del salario mínimo y de las cotizaciones sociales merma la creación de empleo a través de dos vías. Por un lado provoca la desaparición de empresas especialmente intensivas en trabajo que no pueden afrontar los mayores niveles de los costes laborales, de manera que la configuración empresarial resultante tiene un menor ratio empleo/producción. Por otro, muchas empresas intentan hacer frente al aumento de costes laborales reduciendo las horas trabajadas. En cuanto a las consecuencias de la contrarreforma laboral, los datos disponibles hasta el momento indican claramente su impacto negativo sobre las horas trabajadas, lo que justifica plenamente la previsión del Banco de España. En efecto, los datos indican un incremento proporcional muy acusado de los contratos indefinidos a tiempo parcial o de duración inferior a los que se realizaban antes de la contrarreforma, así como una reducción de las horas en los nuevos contratos temporales. Como era previsible, la práctica prohibición de los contratos temporales ha provocado un intenso aumento de los contratos indefinidos (y de los fijos discontinuos), pero con una notable reducción de las horas de trabajo respecto a las de los contratos indefinidos anteriores. Esto es, los contratos indefinidos no aumentan porque la reforma los haya hecho más atractivos, más bien todo lo contrario, sino por la desaparición de opciones alternativas. Pero las horas y la duración de muchos de estos contratos no será muy diferente de las de los contratos temporales a los que sustituyen.

 En suma, todo indica que los factores mencionados han cambiado para peor la ya de por sí deficiente dinámica de nuestro mercado laboral. Por eso, incluso en el caso de que la economía española registrara los crecimientos previstos este año y los dos siguientes, el paro se estancaría en torno al 13%. Los jóvenes, los trabajadores poco cualificados y los parados de larga duración serán los grupos más perjudicados por las políticas “progresistas” llevadas a cabo por el gobierno en el ámbito laboral.

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