Opinión

Heredar es de ricos, para los tontos

El rey de la demagogia, experto en lanzar bombas de humo y tinta de calamar, consigue lo que quiere

  • Pedro Sánchez e Isabel Rodríguez tienen un plan (de vivienda) -


No sé qué me deja más atónita: si escuchar el discurso de Sánchez, arremetiendo contra la herencia de viviendas, o ver la cantidad de supuestos influencers que se lanzan a crear contenido, difundiendo que el presidente ha sacado una ley por la que los hijos no podrán heredar las casas de sus padres.

 

En este país no hay mucho dónde elegir, pasamos de la demagogia a la oclocracia sin pestañear y sin que a nadie le importe.

 

La demagogia que se gasta nuestro Adonis presidencial es fácil de detectar, a no ser que hayas hecho algún pacto extraño con el diablo, por el que le has vendido el alma al partido socialista. De otro modo no me explico que haya tanta gente defendiendo la insanidad de las herencias y las palabras de don Pedro: “La sociedad española va a acabar dividida en dos clases de personas: aquellas que reciben una o varias casas de su padres, de sus madres… Y pueden por ello dedicar el grueso de sus ingresos a otros proyectos vitales, como pueda ser formarse, emprender, viajar… Y aquellas otras personas que se pasan la vida trabajando para poder pagar un alquiler y llegan a la vejez sin ser propietarias de la casa en la que viven”.

Heredas una vivienda cuando tú tienes que tener ya una vida hecha y lo único que te garantiza es que tendrás una vejez más tranquila y asegurada económicamente

 

Según esta afirmación, el hecho de que tus padres tengan una casa, te permite pegarte la gran vida, formándote, viajando e incluso emprendiendo. Si tus padres tienen un piso de 60m2 en el barrio de Vallecas, no sé qué haces que no estás emprendiendo algún negocio de éxito en Abu Dhabi, de vacaciones inagotables en la Riviera Francesa o estudiando una carrera en la Universidad de Columbia, cuyo coste medio, para una carrera de cuatro años y los gastos de manutención, supera el medio millón de dólares.

 

Tal vez uno de los problemas para que esto no suceda es que la mayoría de la gente que hereda la casa de sus padres no lo hace con 20 años. Debido a que la esperanza de vida se alarga cada vez más, al igual que la edad para ser padres, lo normal es que la gente tenga la desgracia de perder a ambos progenitores, porque recordemos que es una desgracia que las personas que más te quieren fallezcan, no antes de los 50 o 60 años.

 

Es decir, que heredas una vivienda cuando tú tienes que tener ya una vida hecha y lo único que te garantiza es que tendrás una vejez más tranquila y asegurada económicamente. ¿O pretende el señor Sánchez que nos dediquemos a emprender y a formarnos cuando ya prácticamente nos toca jubilarnos?

 

Por otro lado, imagina quedar huérfano a los 18 años. Que, aunque no es lo normal, también hay quien sufre estos dramas. Pues ahora imagina que con 18 años te tengas que ir a la calle porque no puedes heredar la casa que es de tus padres y en la que vives. ¿Eso es justicia social?

Lo moderno era alquilar para no atarse a ningún sitio, en lugar de crearte una deuda hipotecaria con un banco y de por vida. Ahora resulta que ser propietario de una vivienda ya no es cosa de tontos, ahora es de ricos

 

De todos modos, volviendo al caso anterior, que alguien me explique cómo un chaval que se queda sin padres y que hereda una casa se puede dedicar a viajar, formarse o cualquier cosa que no sea trabajar para pagar los gastos derivados de esa vivienda (IBI, suministros, seguro del hogar, comunidad, basuras, impuesto de la renta, etc), además de comer y vestirse. ¿En qué mundo el ser propietario de una vivienda te convierte en rico?

 

No hace mucho, ser propietario de una vivienda te convertía en esclavo y se nos ponía de ejemplo a determinados países donde sus ciudadanos viven de alquiler. Lo moderno era alquilar para no atarse a ningún sitio, en lugar de crearte una deuda hipotecaria con un banco y de por vida. Ahora resulta que ser propietario de una vivienda ya no es cosa de tontos, ahora es de ricos.

 

A mí lo de que el señor Sánchez no sea capaz de respetar la última voluntad de las personas que se han sacrificado durante toda su vida, para poder dejar algo a sus hijos, no es algo que me sorprenda. Como tampoco me sorprende que una víbora muerda. Lo que sí que me sorprende es que esto escale, gracias a determinados personajes, a que la ciudadanía piense que se ha sacado una ley al respecto.

No respetar ni a los muertos

Por supuesto que hay que tener en cuenta que este Gobierno no da puntada sin hilo y que, cuando alguien señala un camino, es porque quiere ir por él, pero no comprendo la necesidad de crear alarmas y bulos, cuando hay tantas causas ciertas y ya existentes por las que desesperarse.

 

Al final, como siempre, el rey de la demagogia, experto en lanzar bombas de humo y tinta de calamar, consigue lo que quiere. Y no dudo de que si mañana considera que la única forma de cumplir con la promesa que hizo antes de las elecciones generales, de poner en el mercado 300.000 viviendas sociales, es no respetar ni a los muertos, apropiándose de sus viviendas, lo hará. Pero mañana. Quizá y tal vez. Hoy no es el día. Hoy solo era el día de desenmascarar, una vez más, la vileza de sus palabras.

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