Opinión

Hoy Francia, mañana España

La Unión Europea, cada vez más carcomida por casos de corrupción, se vuelca en aplastar alternativas patrióticas populares

  • La líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen.

Primero fue Rumanía, donde ya se ha descalificado al candidato con mayor respaldo electoral, Călin Georgescu. Luego un excomisario de Bruselas, Thierry Breton, amenazó con repetir la jugada si Alternativa por Alemania vencía en las elecciones en la primera economía de la Eurozona (el nuevo Gobierno ha pedido al ministro de Inteligencia Interior que busque modos de ilegalizar el partido de Alice Weidel). Ayer fue el turno de Francia, con la inhabilitación de Marine Le Pen, a quien se acusa de malversación por una práctica extendida en los grupos parlamentarios, que consiste en usar presupuesto de asesores en Bruselas para otros cargos o tareas del partido (nadie niega que merezca multa, pero esto es castigar a los electores que respaldan a la candidata).

¿El mes que viene será el turno de machacar la democracia en España? El sistema ya calienta motores, con acciones hostiles como las de las de fiscalizar los ingresos por pulseras rojigualdas que se venden en los tenderetes electorales y el péstamo del banco húngaro a Vox (una entidad financiera de la Unión Europea, espacio económico común, a la que se recurre por la negativa de los bancos españoles, según el partido verde). Las élites del globalismo apátrida no parecen dispuestas a entregar su poder por vía electoral, lo van a defender con uñas y dientes, es decir con todos los recursos a su alcance, que son muchos. Por primera vez comprenden que perder sus privilegios es una posibilidad real.

'Rumanizar' a los enemigos

Nuestra columnista Irene González lo clavó inventando un verbo: Bruselas va a "rumanizar" a cualquier movimiento popular que les moleste.El objetivo es ocultar la decadencia como continente y también que no se hable de los sangrantes escándalos como el Qatargate, el Marocgate y el tráfico de influencias en favor del gigante tecnológico chino Huawei. El crecimiento sostenido de los partidos socialpatriotas es firme porque hoy sabemos que tenían razón respecto a los abusos de la pandemia, los conflictos de la inmigración masiva y nuestra debilidad industrial, comercial y militar.  "El tiempo de las ilusiones ha terminado para Europa", dijo Von der Leyen con tono de regañarnos, pero en realidad admitiendo que no había hecho su trabajo en muchos años.

Las élites de la Eurozona  piensan ya más en el control de su estados miembros que en la construcción de un proyecto común

¿Y ahora qué? La Unión Europea se arrastra desde 2005, cuando Francia se plantó contra el referéndum de la Constitución Europea, como Holanda y en gran medida Irlanda. Bruselas siguió adelante con el remiendo del Tratado de Lisboa y ahora les vienen todas las facturas juntas. Von der Leyen tampoco tiene tanto poder ahora: como nos recordó Varoufakis, exministro de Economía griego bregado en conflictos contra la UE, doña Úrsula solo llegó a Bruselas porque no dio la talla como ministra de Merkel y fue colocada allí para que no molestase en Alemania  El viejo continente está asolado por la endofobia, las migraciones masivas y unas élites cada vez más incapaces y desconectadas de sus gobernados.

En realidad, la estrategia de Bruselas ha fracasado: cuanta más presión aplican, más suben en las encuestas el partido de Georgescu, Agrupación Nacional y Alternativa por Alemania, mientras Meloni se consolida como líder de la Unión Europea. Denegaron a Marine Le Pen la posibilidad de presentarse mientras la sentencia no fuera firme y eso confirma que buscan más neutralizar a una líder incómoda que castigar sus delitos. Las élites de la Eurozona piensan ya más en el control de su estados miembros que en la reconstrucción de un proyecto común. O ceden pronto el poder o Europa puede terminar desintegrada, de forma más parecida al final de la URSS que a la caída del Imperio Romano.

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