Sé que podría hablarles de la actualidad, que hay muchos temas urgentes, casi de extrema necesidad; también sé que vivimos tiempos turbulentos en los que pasiones que creíamos felizmente olvidadas resurgen de los abismos de nuestra historia, azuzadas por los mercaderes habituales del odio. Porque existen personas que sólo saben alimentarse del odio a los demás, y sin eso pierden todo propósito de vida. Produce una profunda tristeza saber que cualquiera de las personas que nos rodean, incluso uno mismo en ocasiones, puede incurrir en ese odio hacia el prójimo que enturbia el alma, el juicio y reseca el alma hasta convertirla en polvo. Por estas y otras muchas razones que mi pluma calla, he decidido aparcar a un lado de la cuartilla -¡ojalá fuera tan simple hacerlo en la vida!– y charlar un rato con ustedes de algo que, de puro habitual, nos parece irrelevante: el abrazo.
Sin el abrazo, el ser humano no está completo, le falta algo, porque abrazar a otro, que te abracen a ti o, mejor todavía, que dos seres humanos se abracen con la misma intensidad emocional es uno de esos pequeños milagros que nos ayudan a sobrevivir. Esa calidez, ese sentirse protegido, ese abrirse desarmado ante quien sabes que no ha de dañarte, esa sensación de afecto, de estima, de fraternidad, en suma, es una de las cosas más hermosas y sensatas que pueden hacer los seres humanos. Bien sé que existen abrazos, digamos, protocolarios, en los que ninguna de las dos personas parece decidida a darse más que unas palmaditas torpes de falso compromiso para retirarse rápidamente. Créanme, para abrazar así no vale la pena que lo hagan.
Un abrazo que abarque todo el territorio nacional, a todos los españoles, a todos quienes en el fondo queremos lo mismo, a saber, libertad, paz, orden, progreso, justicia, respeto, igualdad. Ese abrazo no puede ser ni impuesto ni decretado
El abrazo ha de envolver a la otra persona, ha de ser profundo, fuerte, sentido, perceptible e indiscutiblemente prolongado. Ha de nacer del cariño y de la emoción que nos producen aquellas personas a las que estimamos de manera sincera. Si esto es aplicable a las personas pienso que también podría serlo a las naciones. Y España, qué duda cabe, necesita de forma perentoria e inmediata un gran, un tremendo abrazo de esos que en broma llamamos 'apretaus' una amiga mía y servidor. Un abrazo que abarque todo el territorio nacional, a todos los españoles, a todos quienes en el fondo queremos lo mismo, a saber, libertad, paz, orden, progreso, justicia, respeto, igualdad. Ese abrazo no puede ser ni impuesto ni decretado. O sale de nosotros mismos o no vale. aLos más modernos dirán que es solidaridad, otros lo llamarán empatía, pero la definición que mejor se acomoda es la del abrazo entre hermanos, fuerte, enérgico, cargado de afecto y apoyo, un abrazo de esos que te dicen “Aquí me tienes para lo que sea porque te quiero mucho”. Ese abrazo reconfortante que puede hacer mudar una pena en una alegría, un dolor en una sonrisa o una desgracia en un consuelo. Necesitamos abrazar a España y España necesita que la abracemos.
Digo más, precisamos abrazarnos entre opuestos, entre aquellos que, aun sabiendo que nuestros modo de pensar son muy distintos, sabemos anteponer el corazón a la fría lógica de las ideologías. He ahí todo un programa: conseguir que los españoles sepamos abrazarnos sin distinciones. Para conseguirlo debemos empezar por nosotros mismos, por nuestra familia, por nuestros compañeros de trabajo, por nuestros amigos. No tengamos miedo a mostrar nuestros sentimientos y exterioricemos nuestra capacidad de querer, porque así se disolverán barreras y muros que, aunque parecen sólidos y terribles, se caen como un castillo de naipes a la que el soplo de un abrazo pasa sobre ellos.
Y, por cierto, un abrazo para todos ustedes de parte de éste su humilde servidor.
Salu2
02/04/2025 13:23
Querido Miquel ,por supuesto falta esa concordia y abrazos que nos dimos en los tiempos del perdón y no del rencor. Que actualmente esta caterva de bergantes políticos nos colonizan con sus ruindades .Una llamada desde el periodismo humanista y veraz tendría que convocar a la SOCIEDAD CIVIL ,A LA CUAL HAN DEJADO TIRADA COMO EN LA RIADA DANA y decir basta ya!!. Jesús * el señor decía ..que tu pides disculpa ..pero es la otra persona la que te perdona por SMateo y S Pedro. La verdad te hará libre Miquel Y por cierto como ilustre y culto que eres deberías responder a los que te escriben con un feed back propio de ello y sería lo ético .. Te deseo Un gran abrazo y mucha salud ..como a todas las familias de bien que hay en esta bonita Noción ..que es la mayoría