Opinión

No será un domingo cualquiera en Galicia

Que las elecciones autonómicas de este dieciocho son mucho más que eso no hay quien pueda discutirlo. Se juegan demasiadas cosas, entre ellas el principio del fin de Sánchez. O de

  • El presidente de la Xunta de Galicia y candidato del PP a la reelección, Alfonso Rueda

Que las elecciones autonómicas de este dieciocho son mucho más que eso no hay quien pueda discutirlo. Se juegan demasiadas cosas, entre ellas el principio del fin de Sánchez. O de Feijóo, si a eso vamos. Las encuestas coinciden en que el PP será el ganador sin discusión, pero queda en el aire si será capaz de gobernar un feudo que tradicionalmente ha sido suyo. Hay varios factores en esta España convulsa que afectan profundamente a un electorado, el gallego, de tradicional conservadurismo. Fíjense que el BNG, partido separatista de marcado izquierdismo inspirado en el rabelesiano Xose Manuel Beiras, economista y melómano que se sacaba el zapato à là Kruschev en el parlamento gallego, va a ser la segunda fuerza si las encuestas no mienten postergando a los socialistas al tercer lugar. ¿Qué ha pasado para que tal cosa suceda? Pues que el virus secesionista catalán ha infectado prácticamente al conjunto de España. Ese será uno de los legados del sanchismo, que cada autonomía desarrolle su propia “identidad” aglutinándola alrededor de un partido que desee la independencia con el mismo egoísmo, supremacismo y provincianismo cateto. Sánchez sabe que decir que la amnistía a la delincuencia separatista no le afecta debe hinchar al BNG para poder gobernar junto a ellos en un bipartito que imitará en toda su estupidez piramidal al de Puigdemont y su mariachi combo.

Hay varios factores en esta España convulsa que afectan profundamente a un electorado, el gallego, de tradicional conservadurismo

Sánchez necesita como agua de mayo vencer al PP y los del BNG están como niño en noche de Reyes. Y puede suceder. No es un imposible ni una hipótesis de trabajo peregrina cual encuesta de Tezanos, que me da a mí que esta vez no anda tan errado. Porque todo depende de la participación: si se incrementa, al PP le será más difícil obtener la absoluta y por tanto que Rueda sea el próximo presidente; si baja, quien lo tiene peor es la izquierda caviar de separatistas y sanchistas. Si el voto de las grandes ciudades aumenta, mejor para el frente impopular pero si, por el contrario, baja y aumenta es el voto rural los de Feijóo lo tienen mejor. 

Sánchez necesita como agua de mayo vencer al PP y los del BNG están como niño en noche de Reyes. Y puede suceder

Decíamos que para Sánchez esto es una reválida pero no es menos cierto que también lo es para el líder popular. Prueba de que en Génova no deben estar demasiado tranquilos es que han echado mano de la presidenta Ayuso que, ciertamente, puede galvanizar, ¡y cómo!, al votante de centro derecha. Pero doña Isabel ni es capaz de llevar a cabo el milagro de los Ángeles de Mons que tan bien describiera Arthur Machen ni puede exigírsele responsabilidad alguna en la manera de liderar el partido porque, como muy bien dice cuando quieren pillarla en un renuncio, ella está a lo suyo, que no es grano de anís. Quizá los genoveses deberían plantearse, sea cual sea el resultado, qué pasa en el partido ganador de las últimas generales cuando no gobierna España, está a punto de perder Galicia – ojalá que no, tanto por el bien de los gallegos en particular como por el de España en general – y tienen que romper la caja de “Ábrase sólo en caso de incendio” extrayendo el apagafuegos ayusero. Feijóo también tiene un examen este domingo. Domingo que, además de ser el Día del Señor, puede acabar siendo el Día de la Señora. Y ahí lo dejo.

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