Opinión

Óscar López, el as del póker de Ayuso

Derrotar a la presidenta madrileña, una aventura imposible para un rival tan débil

  • Óscar López, un rival en apuros -

A Óscar López le han encomendado acabar con el mayor enemigo de Sánchez, esto es, Isabel Díaz Ayuso. Y ha empezado por pedir a sus diputados más dureza contra la presidenta madrileña y más defensa de su prsidente, o sea, Sánchez. Es decir, más cerco al asunto del novio (ya desbordado con la implicación del fiscal general risitas) y una barricada para defender los negocios sucios de su mujer y los trapicheos de su hermano (ambos autorizados por la prepotencia del de la Moncloa).

Como a los políticos estrella no se les exige inteligencia, que eso es materia enterrada, ni defensa de los oprimidos, que eso es materia olvidada, ni inquietud por los problemas sociales, que eso es materia propagandística, ni capacidad de subvertir el orden social para integrar a los de abajo, que eso les trae sin cuidado, Óscar no ha tenido dificultades para superar el casting a pesar de su historial de fracasos (entre ellos el de Castilla-León) porque lo que ahora se exige es algo de chulería, desparpajo, ausencia de principios y una enorme desconsideración hacia la verdad. Se convierte así en el cuarto púgil dispuesto a acabar con Isabel, y el candidato al póker de los ases derrotados por la campeona de la Puerta del Sol.

Oscar López parece tener asumida su derrota. Tanto que incluso se rumorea si será finalmente el candidato. El aspirante a presidente de la Comunidad de Madrid se pierde en sueños bobos, con el pavo subido, y pretende volar sin conseguirlo. Se engalana de farol, ahueca el pecho, se da postura, pompa, ostentación y suelta dardos que no encuentran su diana. A veces intenta un gesto de timador sobrado, del listillo del lugar. Devoto de don poder, su propia sombra admira, su pobre yo venera. No necesita abuela. Vano dueño de humo, sesera seca, parece lelo como quien asó la manteca. 

La primera victoria de Ayuso, la que la subió al podio, sobrevino con el uso oportuno de la prerrogativa que capacita la disolución anticipada de la Asamblea de Madrid. Estuvo hábil la invencible para abortar la traición de Ciudadanos, vendido al PSOE, para organizarle a la presidenta una moción de censura. Jugada maestra. La nueva convocatoria electoral le otorgó más votos y destrozó al alevoso partido bisagra. No fue el final de Ciudadanos, pero sí el principio del fin. Hoy Rivera, madera de político sensato, ha desaparecido -¡pena!- de la vida pública. Fue derrotado, entre otras razones, por osar enfrentarse a Isabel.

Acabó con su mentor antes de que el mentor acabara con ella. Corría el mes de febrero de 1922. Casado perdió el pulso después de cuatro horas y media de reunión con los barones. Hoy, como Ribera y como Iglesias, también ha desaparecido de la vida pública

 

En el segundo combate derrotó a Pablo Manuel Iglesias. El de Galapagar, por entonces vicepresidente del Gobierno, abandonó su cargo convencido de que, al igual que le había sucedido a Illa en Cataluña, su victoria en Madrid estaba cantada tras su experiencia en el Gobierno nacional. Y se llevó un golpe en el lado izquierdo de su chulería que lo dejó ko. Ayuso lo humilló sin contemplaciones.

El tercer asalto, uno de los más difíciles, consistió en defenderse de la jugarreta del prsidente de su partido, Pablo Casado, que le había nombrado cabeza de lista a la Asamblea de Madrid para las elecciones de 2019. Acabó con su mentor antes de que el mentor acabara con ella. Corría el mes de febrero de 1922. Casado perdió el pulso después de cuatro horas y media de reunión con los barones. Hoy, como Ribera y como Iglesias, también ha desaparecido de la vida pública.

El último de la fila

Ayuso venció y salió tres veces reforzada. Que los líderes políticos que triunfan se enfrenten a quienes los nombraron empieza a ser una constante. Chaves designó a Griñán, y dejaron de hablarse. Aznar a Rajoy, y salieron tarifados. Pablo Iglesias a Yolanda Díaz, y hoy se odian.

El cuarto candidato a la derrota es Óscar López, remitido a la pelea desde Moncloa, investido de ministro para salir en los medios y con escasa confianza en un cometido tan arduo. Don Óscar camina arrogante, ligeramente tieso, como adelantado, con un aire de superioridad que parece dominar al orbe de Ferraz y el del mundo entero. Ceño fruncido, sonrisa afectada, mueca vanidosa, ojos al vacío y piernas sueltas. Tono burlesco sin gracia y ritmo monótono sin interés. En fin, los elementos de los códigos no lingüísticos nunca son instintivos, sino aprendidos e instalados dentro de una cultura, y la cultura de don López es la de los políticos nuevos ricos, sin conciencia de lo que hacen y sin más valores que los que le manda el señorito. Con la derrota de López, Ayuso conseguirá su póker de ases.

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