“Más transporte público y menos Lamborghinis” dice Pedro Sánchez, el que se va a la gala de los Goya en Valladolid (200 kilómetros desde Madrid) en el Súper Puma para volver a la Moncloa en el Falcon. No será él quien deje que la coherencia le estropee un buen discurso, que ya sabemos que la demagogia es la sal que utiliza para que nos los traguemos sin pestañear. Esa mención específica a los Lamborghinis, pudiendo optar por otras marcas del mismo nivel, Ferraris, Maybachs, Bentleys, resulta inexplicable para una parte de la audiencia a la que probablemente pertenece usted, amable lector, pero no para aquella a la que va específicamente dirigida. La cocina de Sánchez mantiene el dedo en el pulso de la España tiktokera, la que vive en las redes sociales y se debate en el eterno dilema de si sentarse en el sofá a ver First dates o presentarse al casting del programa.
Esa capa de la población sabe muy bien de dónde procede: del influencer Llados, el culturista tatuado que vende a los jóvenes cursos en los que les promete darles la llave de la riqueza y el éxito a base de hacer abdominales, levantarse a las cinco de la mañana y tener más autodisciplina que nadie para hacer no se sabe qué. A Llados le dan asco las panzas que ve por la calle y los perdedores de los que vive y se ha hecho rico a base de cobrar dinerales a chavales que, abandonados por una educación pública sin ninguna exigencia que los ha hecho pusilánimes y sin formación alguna que les haga prosperar en el mercado laboral, están hambrientos de algo que tire de ellos hacia arriba, aunque se trate de una estafa piramidal. Y el símbolo de toda esa opulencia de hojalata de la que presume el falso gurú son los Lamborghinis, 'Lambos' en la jerga de Llados, que se han convertido en la señal inequívoca del éxito para sus seguidores.
A partir de ahora, lo que es élite cultural lo voy a decidir yo que para eso tengo el control del dinero público, debió decirse, y no va a haber quien me tosa
Todo esto que les cuento lo sabe Sánchez, que tiene muy claro cual es su caladero de votos, desde aquellos tiempos en los que entró en directo en Sálvame para hablar con Jorge Javier Vazquez y a través de él con toda la audiencia del programa. A partir de ahora, lo que es élite cultural lo voy a decidir yo que para eso tengo el control del dinero público, debió decirse, y no va a haber quien me tosa o me lleve la contraria. Por eso la metáfora fue con Lamborghini y no con Aston Martin. Se vio muy claro en el comité federal del PSOE del pasado sábado, en el que los aprendices de Sánchez de las ligas locales, todos esos caudillitos que se pasean inflando el pecho por sus respectivas regiones, bajaron la cabeza y dejaron que el líder supremo les vendiera la moto intragable del cupo catalán a ciegas.
En un remedo de lo que ocurre entre Llados y sus seguidores, también los cuadros del PSOE aceptan cualquier cosa que venga de Sánchez mientras lo que se consiga con ello sea seguir gobernando. No solo que se beneficie a un región en perjuicio de las demás para que los siete escaños del separatismo golpista que le plantan cara sigan votándole, sino que su líder pronuncie en voz alta una frase como la de que está "dispuesto a gobernar con o sin el apoyo del poder legislativo" sin levantarse, todos a una, de sus asientos para desalojar inmediatamente de la sala al aspirante a dictador.
Los obscenos chanchullos de su familia
Pedro Sánchez es especialista en ampliar los límites de lo aceptable por la vía del agotamiento, y se revuelve contra todo lo que se interponga en su destino personal, que debería ser tan evidente para todos como lo es para él mismo, y que no es otro que el de perpetuarse en el poder. El PSOE actual, cuyos cuadros en su mayor parte no podrían soñar en el sector privado con el mismo nivel de nóminas del que ahora disfrutan, le bailarán el agua pase lo que pase por la cuenta que les trae, y no dejarán que obstáculos como la Constitución o la separación de poderes se interpongan en su camino. En eso se ha convertido tristemente la democracia española.
Sánchez sabe que en la división del centro derecha tiene su garantía de superviviencia y su capacidad para aceptar la crítica de la oposición y la sociedad disminuye por momentos. Uno no puede tener una relación tan cercana con Zapatero sin que se le pegue algo de la cultura política venezolana actual, tan eficaz a la hora de sortear obstáculos. Le quedan tres años de legislatura y no comprende cómo no nos damos cuenta y lo aceptamos sin más y nos dejamos de intentar poner freno legal a sus estrategias. Le irrita profundamente que la oposición se oponga, que la prensa escriba, que los obscenos chanchullos de su familia se conozcan, que las personas piensen, que los votantes voten lo que consideren. Es decir que, contraviniendo aquel consejo de Franco, nos metamos en política, con lo bien que podríamos vivir dejándole mandar sin más y amortizando el colchón que estrenó hace ya seis años cuando llegó a Moncloa por la puerta de atrás de la Moción de censura durmiendo del tirón.
Entre la apatía y el hartazgo
Después de legitimar a Bildu, de amnistiar los ERE y de bailar el agua a los golpistas, poco margen tiene ya para sorprendernos. Pero debemos cuidar de la poca capacidad de indignación que nos quede y no dejar que la sustituya una explicable sensación de apatía y hartazgo. Hay que seguir plantando cara desde donde estemos cada uno, salvaguardar lo que queda del régimen del 78 y no perder la esperanza de que algún día esta etapa de nuestra democracia sea un recuerdo de lo peor que nos ha pasado en los últimos cincuenta años de nuestra Historia.
Silvania
He leído con interés su excelente artículo hasta lo de "la división del centroderecha". Esa cantinela ya le salió mal al PP en las últimas elecciones y siguen R que R. No hay tal división, pues no es posible la división entre dos realidades separadas de hecho y de derecho. No es posible la división de lo francoespañol, porque una cosa es Francia y otra España. Si el PP se considera a sí mismo centro derecha, no puede pedir unidad con un partido que es completamente diferente. Un partido como Vox no es de centro derecha. Es español y tiene un ideario que el PP parece que no entiende. Sin etiquetas. Dejen de considerarlo el tonto útil, por favor. Nos ofenden. A los que creemos en su proyecto.
wiseTina
Lúcida y ocurrente como siempre, Ignacia retrata de pistón al innombrable, sí, pero no debe olvidar que tiene algo de astuto el zorro, y maneja los tiempos de maravilla. La oposición desunida y a menudo lenta de reflejos y de poca labia se parece a una cuadrilla de caniches queriendo cazar al zorro.
ArchieEnVozpopuli
Hoy has estado especialmente brillante y valiente, Ignacia; pero además didáctica. Estoy convencido de que una amplía mayoría de la peña no tenía ni idea del tema de los "lambos", ni del "grossman" ese de la portada. A mi los cafres y los tatuajes siempre me repugnaron, pero juntos en el mismo ser, me dan risa sin más. Claro que nada comparado con asco por el inicuo déspota que el listillo Freijoy -¡lince, que eres un lince!... ¿o traidor?- aupó al poder hace ya demasiado tiempo.
vallecas
¿Qué clase de sociedad tenemos que no se puede librar de un cáncer que amenaza la convivencia? ¿Por qué tenemos que esperar a que se extienda el tumor? ¿Qué clase de LEY inerme que no puede detener al pirómano hasta que no haya comenzado el fuego? Pero un fuego "gordo". Schez nos está envenenado de forma irreversible.
jorge.q
Es así, a trompiconesy con tremendas amenazas. Pero todavía confío en algunas sentencias de las instituciones europeas -España es la puerta de entrada a Europa-: Deben de estar bien informados pues allí trabajan serias, formadas, honradas, personas que no han cesado de relacionarse y advertir en pro de los principios fundamentales de la Unión. De resultar favorables a los españoles que no quieren la división de poderes, que no perdonan el terrorismo y exigen la devolución de toda corruptela (por desgracia, no es la mayoría que cabría esperar dado el calibre de los delitos y las penas a que les condenarían, y ello por lo que bien, ay, expones, estimada Ignacia) Y si se diera el caso, en unas elecciones ganaría un PPGÉNOVA que no ha estado, para desgracia nuestra y consecuencia de la situación presente, a la altura ni con Rajoy ni con Casado ni ahora con un Feijóo (nacionalista de cortas miras, que no fomenta una cierta identidad cultural ni histórica: cada vez más bajo nivel de exigencia personal y social en la Región, y mucho menos todavía en relación con las otras que componen España). Sí, en cambio, se va viendo, en eficacia y datos y proyectos, unas Comunidades con presidencias y equipos preocupados por socorrer y mejorar la Sociedad, con visión y fomento interior y exterior, lo que supone una nueva visión política, que con la fuerza de los habitantes y ciudadanos, podría suponer una enmienda a toda esa catástrofe que describes, con acierto, qué pena.
Norne Gaest
Llegaremos vivos y enteros tres años más? Si llegamos y tiene que convocar elecciones generales, ya se encargará el tahur de prepararnos otra jugada para seguir al mando (algunos dicen que ya lo viene preparando con el apoderamiento de Indra, Correos, etc.). Lo cual tampoco es tan difícil teniendo la oposición que tiene: una toca la lira y la otra se ausenta y se auto mutila.. Perecerá la democracia (ya está moribunda), se fragmentará España (cada vez más residual en algunas regiones), tendremos una deuda impagable (que seguirá aumentado para pagar una extensa clientela), pero el tahur y sus compinches no dejarán el poder. Hay algún jugador de cartas más hábil y tramposo, y pistolero más rápido?
Leonidas
Sólo descansaré tranquilo cuando vea bailar de las ramas de un pino el ejemplo de lo que no se debe hacer, para escarmiento de otros con el mismo interés
arturo moreno
Lo mas tenebroso es que el dictador acaba de destapar la carta comunista de China. Ahora pertenecemos al eje China, Rusia, Irán, y todos sabemos la clase de vida que llevan en esos países los ciudadanos que no pertenecen a la Nomenklatura. ¡¡¡Requiem cantim pace!!!
Lareforma2024
Todo el PSOE es culpable de todo, desde el momento en que no expulsó a P. Sánchez del partido cuando intentó el pucherazo con las urnas escondidas. ¿De verdad que alguien que había hecho eso podía seguir dentro del partido sin que nadie avisara de que quién eso hace ni se sabe hasta dónde puede llegar? Y la oposición, que ahí tuvo carne para asar a raudales, se conformó con las medidas tomadas por el partido a Sánchez. Altísima cuota de responsabilidad también por parte de la oposición. Saludos.