Opinión

Quiten sus sucias manos de los toros

Ni van a terminar con España, ni van a acabar con la fiesta. Sobre todo, si quien lo pide es esta peculiar pinza de comunistas y neofascistas que embisten al bulto

MADRID, 24/07/2023.- El portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, da una rueda de prensa en la sede del partido en Madrid, este lunes, en el día después de la celebración de las elecciones generales. EFE/ J.J. Guillén

En algún momento habrá que decir basta. Basta de tanta absurda corrección en aras de una supuesta modernidad que lideran tipos que nunca han ganado unas elecciones. Tipos y tipas que están gracias al dedo de quien tampoco las ha ganado, pero gobierna España, nos dicen lo que es bueno y lo que no; lo oportuno, lo que se puede ver y lo que hay que eliminar.  Cuanto más de izquierdas, más devoción por conjugar el verbo prohibir en todos sus tiempos: prohibí, prohíbo y prohibiré. Lo grave, lo preocupante es que lo van consiguiendo.

Sabedores del estado lisérgico en el que se encuentra la mayoría de los españoles, otra vez más arremeten contra los toros. Desde que Juan Belmonte y José Gómez “Joselito” escribieran las más bellas páginas de la lidia moderna no pasa un año sin que llegue un arreón a las corridas. Odian lo que ignoran. Y embisten a la manera de los bichos burriciegos, al bulto, incapaces de percibir los perfiles y detalles de la figura del torero. Y así, al bulto, van gobernando, ahora sin necesidad de contar con el poder legislativo los próximos tres años, tal y como acaba de anunciar quien gobierna este país sin haber ganado las elecciones. Sí, lo repito una vez más con el mismo entusiasmo que ellos conjugan el verbo prohibir: lo recordé, lo recuerdo y lo recordaré, por mucho que el señor que hoy anda por China desprecie al Congreso y al Senado. ¡Pobre Montesquieu, qué poco se le nota por estos pagos!

Urtasun, hay gente pa tó

Eso decía Rafael el Gallo cuando le presentaron a Ortega y Gasset y le dijeron que era filósofo. Hasta hace unos meses no sabía quién era Ernest Urtasun. Así fue hasta que Yolanda Díaz, una señora que tampoco sabía quién era hasta que Pablo Iglesias la señaló con el dedo, lo hizo ministro. A Urtasun lo veía siempre a la derecha de la hoy vicepresidenta, siempre sonriente, con gesto agradecido y con un rictus que recuerda esas fotos en las que los políticos miran al objetivo como si estuvieran ya en el futuro, en el porvenir que dice el poeta Ángel González: "Te llaman porvenir porque no vienes nunca". Qué hermosa manera de definir el trabajo de tanto diletante metido a político.

El ministerio de Cultura es la maría del Gobierno. En realidad, el mejor ministerio de Cultura es el que no existe. Hubo un tiempo en este país en el que el presidente del Gobierno que era Rodríguez Zapatero decidió quitarse de encima a César Antonio Molina, un intelectual al que había engañado para que fuera ministro de la cosa en la Casa de las Siete Chimeneas. Después supimos que Zp pensó que ofrecer el ministerio a Miguel Bosé, lo que da una medida exacta de quien puede gobernar este país. Luego vino el trasunto de Zapatero, el que ahora anda engañando a los chinos, y nombró ministro al voluntarioso y amable a Màxim Huerta, y así hasta que hubo que colocar a Miquel Iceta, hoy -¡átenme esta mosca por el rabo!-, embajador permanente de España en la Unesco, puesto para el que no hace falta haber estudiado una carrera universitaria.

Una encuesta entre amiguetes

Pero llegaron las elecciones del 23J del año pasado y el esposo de Begoña Gómez proclamó que ellos eran más. Somos más, decía ante unos cuantos militantes en la calle Ferraz, mientras María Jesús Montero le levantaba el brazo derecho, tal y como hacen con los boxeadores que ganan un combate.

Sumar, el partido de Urtasun, fracasó y no igualo los resultados de Podemos, pero Yolanda Díaz hizo que no se enteraba y así, entre los ministros que le tocaba proponer incluyó a Ernest Urtasun, al que en la pedrea ministerial resultó agraciado con el de Cultura. Desde que llegó la ha tomado con los museos, a los que quiere descolonizar, y con la tauromaquia, que debe desaparecer, y por eso ha se dispone a eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia, al contemplar, dice el ministro, “un amplio rechazo social”.

Vivo en un país que resulta difícil de comprender, aunque es fácil de explicar. Y así, a resultas de esta situación, he llegado a la más absoluta simplificación, quizá por desidia, quizá por aburrimiento. Basta que Urtasun o Yolanda Díaz o María Jesús Montero o el nuevo gobernador del Banco de España diga una cosa para que yo piense la contraría. Es tan fácil como aquello de Rubalcaba cundo decía que lo tenía claro: cada vez que un proetarra se reía, él estaba serio, y al revés. No hacía falta más análisis. Ahora tampoco.

Aseguran que existe un “amplio rechazo social”, pero ignoran que el año pasado 6.500.000 espectadores se sentaron en un tendido, grada o andanada para ver un festejo taurino

El ministerio de Cultura, para justificar la eliminación del Premio Nacional de Tauromaquia, se apoya en una consulta entre 3.268 personas físicas o jurídicas, entre el 4 y el 18 de mayo. Desde esta demoscopia de la señorita Pepis aseguran que existe un “amplio rechazo social”, pero ignoran que el año pasado 6.500.000 espectadores se sentaron en un tendido, grada o andanada para ver un festejo taurino. Mi querido amigo Zabala de la Serna recordaba días atrás que en la última feria de San Isidro de Madrid el número de espectadores fue de 600.000, que, miren por dónde, es la misma cantidad de votos que Sumar perdió en las últimas generales. Qué caprichosa es a veces la casualidad. Y qué sabia.

Ministro de la cosa, ministro de la nada

Tengo con la tauromaquia una relación intermitente. Fui mucho a Las Ventas, pero ya no. Cierto: no consigo resolver las contradicciones que me une a un espectáculo como este, al que sigo viendo como una dolorosa y singular expresión artística, porque no me va a decir Urtasun lo que es o no arte. Pero, si como digo, basta que el ministro y sus satélites digan una cosa para que yo piense otra, viene el tal Alvise y se pone de parte del ministro. A él tampoco le gustan los toros y se declara antitaurino. No soy anti nada, o al menos eso creo, pero desde luego estoy lejos de los mentirosos que utilizan los toros para ganar votos. Lo hizo Albert Rivera, lo han hecho muchos de izquierda que no van a las plazas para que no les hagan fotos. Ni van a terminar con España, ni van a acabar con los toros. Sobre todo, si quien lo pide es esta peculiar pinza de comunistas y neofascistas que embisten al bulto. Por eso creo que sacaré billete para ver el 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional de España, el mano a mano entre Miguel Ángel Perea y Emilio de Justo, con toros de Victorino Martín.  Y cuando me siente en el tendido, miraré muy despacio el albero inmaculado del ruedo venteño y diré para mis adentros: ¡Va por usted, ministro de la cosa, ministro de la nada! 

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  • S
    Susanam

    La tauromaquia es tortura

  • M
    ma

    Los toros son una salvajada.
    De fiesta tienen bien poco.
    Otra cosa son los recortadores o, eventualmente, un toreo sin sangre.
    Ya está bien de vivir en la edad media.

  • L
    luki

    Pues yo no soy ni comunista ni podemita ni independentista. Este espectáculo sádico y bárbaro de maltrato animal que excita a psicópatas se lo pagan ustedes con los h uevos. Erradicación ya. Encima te llaman antiespañol es que manda riles la chusma esta.

  • K
    kunst

    Identificar corridas y España es la mejor manera de desprestigiar al país. Por lo visto es difícil de entender para algunos, que la tortura sangrienta de un animal, la repugnancia que produce el ver como se arponea, se desangra y es destrozado lentamente hasta la muerte, pueda ser tildado de espectáculo sádico. No lo entienden. Hay que tener la sensibilidad de un corcho para obviar lo evidente y llamarte encima antiespañol por opinar lo que de verdad es la vergüenza nacional.

  • T
    Tintin

    Aquí pasa como en las mediciones se visitas a páginas web: 6'5 M se 'consumiciones', pero ¿cuántos espectadores únicos? Porque claro, si se saca uno un abono para san Isidro, y cuenta cada corrida de toros, de rejones y novillada a la que asiste, una sóla persona podría acudir a entre 23 y 28 espectáculos. Es decir, que no hay 6'5 M de 'espectadores únicos' taurinos. Leo que el aforo de Las Ventas son 24.000 personas. Es la más grande del país, y no siempre se llena.
    Tal parece que si, que se acaba la fiesta.
    Alvise no da puntada sin hilo.

  • H
    Hermes

    Referirse a Alvise como neofascista es o ignorancia o mala fe.
    Y no creo que el articulista Madero no sepa lo que es un fascista. ¿Otro que se suma a la campaña anti-Alvise diciendo que no es anti nada?

  • B
    Bluesman

    A ver si no cierran Youtube, que es el único lugar donde aún puedo ver la fiesta.