Opinión

Pedro Sánchez presume de "socios progresistas": golpistas y filoetarras

Sánchez no duda en calificar de 'progresistas' a ERC y Bildu -los mismos que allá donde gobiernan consideran oficialmente víctimas a asesinos como Txapote- para mandar un mensaje a Yolanda Díaz y quienes, dentro del PSOE, creen que se ha echado en brazos de la gallega

Hay veces que dan ganas de meterse 500 días en una cueva, a 70 metros de profundidad sin tener contacto alguno con el exterior ni una sola noticia de esta España de Sánchez, como la madrileña Beatriz Flamini, para ver si –cuando sales- las cosas finalmente han cambiado. Meterse ahora bajo tierra y esperar que, 500 días después, ya no se excarcelen y se beneficien los violadores y agresores sexuales, no haya más empresas patrias saliendo de naja y, sobre todo, las fuerzas llamadas ahora “progresistas” no hagan y deshagan a su antojo en Moncloa.

Ayer, con motivo del “histórico” pacto de la ley de Vivienda –aquí, todo es histórico, como en su día la ley del sí es sí que va camino de beneficiar a mil violadores, el 32% de las condenas revisadas, uno de cada tres condenados ha sido beneficiado-, repito, con la “histórica” ley de Vivienda el Gobierno, Sánchez y su ministra portavoz se congratulaban del acuerdo entre “el gobierno y el resto de fuerzas progresistas”.

"Diréis cosas que nos helarán la sangre", como advirtió hace años la madre del asesinado Pagaza al ínclito Patxi López. Si el pobre Rubalcaba pudiera levantar la cabeza… Él, que inventó el término “Gobierno Frankenstein” para calificar el apoyo que Sánchez buscaba en Podemos, Bildu y ERC, sería catalogado de ‘fascista’ y ‘reaccionario’ por los mismos conmilitones que hoy llaman a los filoetarras y a los golpistas, “socios progresistas”.

Sánchez y los 'progres' filoetarras

Casi al tiempo que este PSOE pactaba con Podemos, Bldu y ERC la ley de Vivienda, los primeros proponían a PNV y a los herederos de ETA llevar una iniciativa al Congreso para trasladar a la Cámara su acuerdo del Parlamento vasco en favor de la República, la “necesaria” reforma de la Constitución para “optar por la República”, el reconocimiento “del carácter plurinacional del Estado y el consiguiente derecho a decidir de los pueblos". 

Los otros socios “progresistas” –Sánchez y sus ministros reparten así el carné-, los herederos de ETA, son los que, en los ayuntamientos vascos donde gobiernan, consideran ofcialmente “víctimas” a los asesinos de ETA como Txapote, el ejecutor, entre otros, de Miguel Ángel Blanco. En Orio, Oyarzun, Hernani, Villabona, Azpeitia y Galdácano, todos ayuntamientos gobernados por los muy ‘progresistas’ alcaldes de EH-Bildu, presentan en sus páginas web oficiales a Txapote como “víctima de los derechos humanos”.

Luego, se extrañan de que a Sánchez le persigan en los actos públicos al grito de “¡Que te vote Txapote!”. Por cierto, la denuncia contra los’progresistas’ munícipes batasunos la hizo un concejal socialista (en el partido, evidentemente, aún queda gente honrada).

Sánchez presume de este pacto progresista con Bildu y con ERC –ambas formaciones corrieron a apuntarse el tanto de la ley de Vivienda, que topa los alquileres en las ‘zonas tensionadas’, algo que ya se ha visto que ha fracasado allá donde se ha impuesto. En la Barcelona de la inefable Ada Colau, durante los 18 meses que estuvo vigente el tope desde diciembre de 2020, la norma hizo subir más del 12,7% los alquileres de los pisos más baratos y solo redujo un 2,9% la de los más caros, según un informe del Centro de Políticas Económicas EsadeEcPol.

Si para seguir en Moncloa hay que proclamar ‘progresistas’ a los herederos de ETA y a los independentistas de ERC, se hace. Por mucho que algunos se sigan revolviendo en sus tumbas

Da igual. Lo que Sánchez quería vender es un pacto con los ‘progresistas’ de ERC, los mismos que apoyan el golpismo en Cataluña con un referéndum ilegal y que, por supuesto, lo volverán a intentar, que para eso tienen hilo directo con el presidente del Gobierno español y éste ya les perdonó una vez vía indulto. Y Sánchez quería alardear políticamente del pacto con Podemos, Bildu y ERC para mandar un mensaje político a Yolanda Díaz y a aquellos que, dentro del propio PSOE, piensan que se equivoca al ponerle puente de plata a la gallega.

Sacando la ley de Vivienda con las tres fuerzas marginadas por Yolanda Díaz de ‘Sumar’, Sánchez envía un mensaje claro: él, y no Yolanda Díaz, gobierna en la izquierda de este país, y él y solo él tiene la llave para pactar con unos –Sumar- y con otros –Podemos, ERC y Bildu- según pinten las cosas entre las elecciones del 28-M y las generales. Y si para ello tiene que cederles el protagonismo del pacto y proclamar ‘progresistas’ a los herederos de ETA y a los independentistas de ERC, se hace. Por mucho que algunos se sigan revolviendo en sus tumbas.

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