Yo, Juan Español, afirmo categóricamente que estaría más tranquilo si me revalorizasen la pensión con la mitad de la inflación (no del IPC, precisemos) que pintase en 2022. Según Funcas, las previsiones son de un 6,8% (diciembre/diciembre). Para una pensión de 1.500 euros al mes (21.000 euros al año), la actualización a esa tasa significa un aumento en 2023 de 102 euros (1.428 euros en el año, y para siempre). ¿Por qué voy a renunciar a esa jugosa cantidad graciosamente?
Ya lamento contradecirles señora ministra de Economía y señor ministro de Seguridad Social. Sé que ustedes han prometido revalorizar las pensiones plenamente con la inflación, “sea esta cual sea”, han transcrito poco menos los medios. Y les agradezco la buena voluntad.
Pero también lamento decirles, porque lo saben tan bien como yo, que al tratarse, esta perturbación inflacionaria, de algo que viene de fuera de nuestra economía, nos empobrece a todos los españoles, personas físicas y jurídicas, incluso al sector público; y que si todos los agentes económicos porfiásemos por actualizar nuestras rentas plenamente con la inflación no solo distorsionaríamos terriblemente la estructura de precios, sino que provocaríamos un infierno inflacionario (¿se acuerdan de la scala mobile italiana de los años setenta?), la quiebra de empresas y el aumento del desempleo.
Piénsenlo. Los pensionistas revalorizan a tope; los asalariados también (no van a ser menos); los autónomos (hay más de tres millones), se pondrían en huelga y también revalorizan sus “ingresos reales” (si es que supieran cuales son), las micro, pequeñas y medianas empresas revalorizan sus márgenes a tope (hay casi tres millones, contando los autónomos societarios), las grandes empresas también revalorizarían sus márgenes. Faltan los arrendadores, que, por supuesto, también revalorizarían sus márgenes.
Si todos los agentes económicos porfiásemos por actualizar nuestras rentas plenamente con la inflación no solo distorsionaríamos terriblemente la estructura de precios, sino que provocaríamos un infierno inflacionario
No me digan que no hay de qué alarmarse… Es decir, que mejor sería que tratásemos de contener la furia “revalorizadora” con la inflación porque, tras esta primera ronda, la maldita escala móvil empezaría a provocar efectos de segunda, tercera… 'n-sima' ronda, como bien se pueden imaginar. De forma que, en poco tiempo, tendríamos una hermosa espiral inflacionista destrozando los horizontes estratégicos de todos los agentes económicos españoles.
Si tuviésemos un banco central propio, este tendría que intervenir provocando una recesión de caballo para domeñar a la inflación desbocada (¿se acuerdan de la Volcker Recession?). Y digo “si tuviésemos”, como si no existiese el Banco Central Europeo, que existe. Pero si eso solo nos pasase a nosotros, y me refiero a la 'scala mobile', no a la inflación, saben mejor que yo que el BCE no acudiría al rescate y además del infierno inflacionario tendríamos una pérdida de competitividad sideral.
Sería más de justicia hacerlo con los jóvenes “trabajadores pobres” que ganan 700 euros al mes, cotizan y trabajan
Por todas estas razones, estaría mucho más tranquilo si solo me (nos) actualizasen las pensiones con la mitad del IPC (la inflación, para entendernos). Se ahorrarán, además, cinco millardos de euros que, me consta, no les sobran 'on the spot' y diez veces más en todo el ciclo vital de la medida puntual (más de 20 años), por la consolidación en la base de la pensión para años futuros.
¿Que es de justicia hacerlo con los pensionistas? Bueno, no con todos. De hecho, creo que sería más de justicia hacerlo con los jóvenes “trabajadores pobres” que ganan 700 euros al mes, cotizan y trabajan. Y dejen de regalarnos abonos de transporte a los que tenemos 65 y más años, por favor, salvo a quienes los necesitan, que ni de lejos son todos los pensionistas.
Suyo afmo. Juan Español.
José A. Herce es socio fundador de LoRIS (Longevity & Retirement Income Solutions)