Opinión

El día que los periódicos dedicaron sus portadas a una gran patraña de Moncloa

Un Gobierno no puede decir que “salimos más fuertes” cuando se prevé que 1 de cada 3 afectados por ERTEs se vayan al paro en los próximos meses, que el PIB caiga hasta en dos dígitos y que la deuda pública se dispare hasta casi el 125%

  • Portadas de los periódicos del 25 de mayo de 2020

Las principales cabeceras españolas llegaban este lunes a los quioscos con la misma mentira en su portada. Era parte de una campaña de publicidad institucional que monopolizaba su primera página y que se componía de tres palabras “#Salimos más fuertes”. Parece ser que, 2 meses y 30.000 muertos después, la propaganda gubernamental quiere transmitir que el coronavirus es pasado y que nos ha hecho ganar músculo como sociedad y como individuos, cuando realmente ocurre todo lo contrario. Creyó el rey desnudo que estaba ataviado con un traje confeccionado con las mejores telas y acudió al desfile sin nada encima, pues le habían estafado, pero no se había dado cuenta.

Jugar con la psicología inversa debería obligar a confrontar el dilema moral de situarse en una posición de superioridad con respecto al receptor de los mensajes. En este caso, ni siquiera se recurre a esta técnica, pues se publicita directamente una patraña, como es la que sostiene que España tiene hoy las reservas de moral, dinero y/o salud más cargadas que antes de la declaración del estado de alarma.

Son muchas voces que han advertido, durante estas semanas de parálisis, de la necesidad de combatir los bulos, a los que definían como una especie de bombas de racimo que destruyen las instituciones y erosionan la sociedad. Una parte de esos avisos procedían de Moncloa, donde se apelaba a hacer imperar la verdad frente al sensacionalismo mientras se negaba la utilidad de las mascarillas -”generan alarmismo”, dijo Illa- y se trataba de minimizar el impacto de la covid-19 con eslóganes que no por ser repetidos mil veces son ciertos, como el que dice que “España actuó mucho antes que los países de su entorno”.

Incluso Pedro Sánchez recurrió a un estudio de la Universidad Johns Hopkins que no existía para quitar hierro al asunto, en otra demostración de que el inventor del profesor Voir M. Granovetter tiene una destacada capacidad para adaptar la realidad a sus planes, pese a que eso obligue a alejarse de ella.

Una portada polémica

El encartado que lucían los periódicos de este lunes no beneficia su marca, precisamente, pues incluye un enorme bulo. Básicamente, porque el coronavirus se ha llevado por delante 30.000 vidas -que son bastantes más- y ha revelado los graves problemas que sufre el sistema público de salud. El que se publicitaba como 'el mejor del mundo' mientras el rebaño aplaudía.

La enfermedad también ha hecho aflorar el descontrol de las residencias de ancianos, donde, por cierto, cada vez está más claro que hubo órdenes para que no trasladaran a los enfermos a los hospitales ante el previsible colapso del sistema. En otras palabras, que los dejaron morir sin atenderlos, convirtiendo los geriátricos en una especie de pudrideros con techo y calefacción.

Un Gobierno no puede decir que “#Salimos más fuertes” cuando se prevé que 1 de cada 3 afectados por expedientes de regulación de empleo se vayan al paro en los próximos meses, que el PIB caiga hasta en dos dígitos y que la deuda pública se dispare hasta casi el 125%

Un Gobierno no puede decir que “#Salimos más fuertes” cuando se prevé que 1 de cada 3 afectados por expedientes de regulación de empleo se vayan al paro en los próximos meses, que el PIB caiga hasta en dos dígitos y que la deuda pública se dispare hasta casi el 125%. Tampoco puede hacer creer a nadie que como sociedad estamos más cohesionados, pues las proclamas populistas de los radicales a la izquierda y a la derecha; y el filibusterismo político que tan frecuentemente practican Sánchez y sus fontaneros han provocado que la fractura social sea más amplia que antes de la crisis. Ni que decir tiene la del propio Ejecutivo.

La que se viene encima

La campaña institucional es falaz, pero no resulta sencillo rechazarla, puesto que las cajas fuertes de los medios de comunicación se han vaciado durante este tiempo, ante el bajón del mercado publicitario. Ése es precisamente uno de los grandes peligros que entraña esta crisis, y es que la prensa está famélica y hambrienta; y, en esas condiciones, muchas propuestas soeces podrían tener buena acogida. ¿Y si le diera 1 millón de dólares por pasar una noche con su mujer?

Dice el real decreto de declaración del estado de alarma, en su artículo 19, que “los medios de comunicación social de titularidad pública y privada quedan obligados a la inserción de mensajes, anuncios y comunicaciones que las autoridades competentes delegadas, así como las administraciones autonómicas y locales, consideren necesario emitir”.

Este periodista ha preguntado a las fuentes oficiales del Gobierno acerca de si se ha obligado a estas empresas a dedicar su portada a esta campaña institucional, que está pagada. La respuesta ha sido negativa. “No se ha aplicado en ningún caso ese artículo (…) El diario Avisos, de Tenerife, por ejemplo, no la ha metido porque no va con su política de empresa”. Es decir, el propio Ejecutivo ha renunciado a aplicar una parte de la normativa que aprobó hace 10 semanas.

El propio Ejecutivo ha renunciado a aplicar una parte de la normativa que aprobó hace 10 semanas

Entonces, el 15 de marzo, la portada de los diarios estuvo dedicada a otra campaña: “Este virus lo paramos unidos”. Cosa curiosa, cuando ni en el propio Ejecutivo ha habido cohesión. El caso es que, entonces, un par de grupos de prensa se quejaron de la idea de llevar esta acción publicitaria en su portada, aunque finalmente aceptaron. Dicen desde alguno de estos periódicos que el encartado se pagó por encima de la media.

En cualquier caso, lo que más llama la atención es la forma tan poco sutil con la que el Gobierno cambia de estrategia de comunicación en función de las circunstancias. Interesó durante un tiempo inocular el miedo entre la población y las ruedas de prensa gubernamentales se llenaron de uniformados. Cuando comenzó el 'período de relajación' y los niños salieron a la calle, los policías desaparecieron del primer plano.

Hasta hace unos días, en Moncloa dijeron que el riesgo de rebrote era evidente y trasladaron a las comunidades autónomas diferentes exigencias para saltar a la siguiente fase del plan de 'desescalada'. Ahora, Salvador Illa afirma que existe la posibilidad de que se aceleren los tiempos. Mientras, se habla del inicio de la campaña turística y se empapela la prensa con un mensaje relativo a la fortaleza del país.

El nivel de improvisación es tal; y las mentiras son tan burdas y evidentes que cualquier persona con dos dedos de frente no asignaría a este Gobierno ni un gramo de crédito. Pues no lo tiene. Lo que importa en Moncloa, pues, es permanecer.

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