Opinión

La ‘política Lego’

Mientras que PP y Cs supieron escenificar una dulce derrota, los socialistas fueron incapaces de comunicar un resultado que era histórico en muchas comunidades autónomas

  • José Luis Ábalos.

Las expectativas son sin duda el principal enemigo de las campañas electorales en tiempos de la cólera mediática. Pero cuando hablamos de expectativas se debe apreciar también la importancia de las propias expectativas, no solo las que se genera entre el electorado. El súper domingo fue una buena muestra de ello. Mientras que PP y Cs supieron escenificar una dulce derrota, los socialistas fueron incapaces de comunicar un resultado que era histórico en muchas comunidades autónomas, convirtiendo el triunfo en amarga victoria. En ambos casos, todos estaban interpretando la política “lego”, la de la victoria o derrota de los bloques.

Inoculados todos con el virus de los bloqueos, los partidos no leyeron los resultados en clave ordinal: primero, segundo… último. En un escenario tan fragmentado con alianzas imprescindibles, excepto honrosas excepciones, la noche electoral se interpretaba en términos de victorias y derrotas alícuotas. Bajo la máxima hay que ganar, pero también gobernar, se adelantaron pactos inexistentes, celebrando derrotas que antaño se calificaban como pacto de perdedores. Y, sin embargo, los ganadores de las elecciones se dejaron arrastrar por ese regusto amargo que dejan los esfuerzos sin retorno. 

Bajo la máxima ‘hay que ganar pero también gobernar’, se adelantaron pactos inexistentes, celebrando derrotas que antes eran pactos de perdedores

La puesta en escena del Partido Socialista sonó a derrota. El secretario general y presidente en funciones, flanqueado de una plana mayor con semblante serio, anunció una victoria del PSOE sin feedback facial. Si la audiencia hubiera quitado el sonido de sus dispositivos, se hubieran apresurado a afirmar que en el PSOE había debacle. Algo muy similar ocurrió entre las filas de Más Madrid, con una Carmena anunciando su dimisión tras ganar las elecciones de la capital. Sin embargo, tanto PP como Cs, escenificaron sus derrotas como si hubieran obtenido el resultado de los socialistas. Así pues, las lecturas y análisis de estos días posteriores han estado muy marcados por los estados de ánimo y escenificaciones de la noche electoral.

Ciudadanos, con los pactos todavía por aclarar, será quien más rentabilice sus resultados durante estos días. El partido naranja se ha especializado en hacer valer su condición de imprescindible o llave. El cordón sanitario que le había impuesto al PSOE ha desaparecido en 24 horas. Este hecho pretende endurecer las negociaciones con el socio prioritario, el Partido Popular, bajo amenaza de encumbrar a los socialistas, que además tienen la legitimidad de haber ganado las elecciones en Madrid, Aragón, Castilla y León o Murcia. La decisión de los naranjas es estratégica: o se casan definitivamente con los populares o continúan siendo el partido bisagra que garantiza estabilidad y moderación.

La decisión de los naranjas es estratégica: o se casan definitivamente con los populares o continúan siendo el partido bisagra que garantiza estabilidad y moderación

Nos adentramos en un ciclo político incierto, la política “lego” o de bloques puede imponerse si en los próximos días prevalecen los vetos sobre los acuerdos. Si se confirma esta tendencia, los discursos del sentido común y el sentido de Estado se irán vaciando de contenido hasta quedarse en palabras huecas, produciendo un efecto de división en la sociedad que no augura ni pactos de Estado ni el afrontamiento de los grandes retos a los que nuestra sociedad se enfrenta. En la noche electoral los partidos escenificaron sus resultados en función de los bloques. Pronto confirmaremos si la política de los próximos años fluye o se estanca en las trincheras.

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