Como consecuencia del mal cierre y reapertura de la economía, más los planes de estímulo fiscales y monetarios, muy verdes para ponerse morados, más la guerra en Ucrania, con sus sanciones a Rusia, país sin el que la transición verde de los lobbies es imposible, el sistema se ha recalentado y la espiral inflacionaria amenaza con repetir los casi veinte años de crisis inflacionaria de la anterior ocasión. Una panorama oscuro, sobre todo para los amateurs a cargo del sistema, que, ante la falta de un liderazgo competente, ha potenciado las expectativas de una próxima recesión, una fase normal del ciclo económico en que el sistema intenta resolver esas disfunciones, aparte de otros problemas, y que supone al menos dos trimestres de crecimiento negativo en tasa anual sobre los respectivos trimestres del año anterior.
Para colmo de males, los mejor colocados para saquear "lo público" y a los ahorradores, han reforzado su campaña en contra de la subida de tipos de los bancos centrales, usando los mismos argumentos de los setenta y ochentas del siglo pasado que terminaron obligando a dichos bancos a imponer tipos de intervención próximos al 20%, produciendo dos recesiones muy duras casi seguidas. ¿Es eso lo que quieren? Así lo parece. No debería ocurrir y hay otro escenario posible, lo explicamos en una ocasión anterior, pero se sigue atendiendo a amateurs, intrusistas y saqueadores.
Vivimos una situación propia de un orden terminal que está destruyendo las naciones de Occidente, con lo que lo suyo sería ir a la raíz del problema, un tema que hemos tratado aquí extensamente. En nuestro caso, pensar que una partitocracia, que por definición no representa a los ciudadanos, va a tomar medidas de oferta que oriente la economía a las necesidades de los mismos es simplemente absurdo e ingenuo y el equilibrio sistémico vendrá por las malas. Así que, lo más que podemos hacer es intentar prever la coyuntura a corto plazo (seis meses a un año) explorando algunos de los mejores indicadores disponibles.
Indicador adelantado
La OCDE tiene un indicador que prevé con entre cuatro y ocho meses si habrá cambios en la tendencia de la actividad económica, algo que hace en relación al crecimiento potencial (respecto a 100, siguiente gráfica) a largo plazo. En el caso de las principales áreas económicas de interés lo que se observa es la moderación general tras el salto lógico por la apertura económica.
Otro aspecto de interés es que, de aquí a entre dos y seis meses (septiembre-diciembre), el ritmo de actividad irá por debajo del crecimiento potencial, lo cual, en principio, es bueno para moderar la inflación. También destaca que EE.UU. y la zona euro van muy acompasados, mientras que la Europa desarrollada (línea negra) ha ido con más fuerza hasta, próximamente, unirse a los anteriores.
La noticia mala viene de China, que no acepta nuestras vacunas (¿Por qué será?) y sigue haciendo cierres regionales, reduciendo la oferta y agravando la inflación; la parte buena es que tiene más margen de producción (más oferta) si finalmente deja a sus ciudadanos trabajar a ritmo normal. Lamentablemente, ni el G7 ni la reunión de la OTAN, al colocarles como enemigos, pone peor las relación con ellos. Al menos la oferta global, cuando la dejan o ayudan, sigue con buen potencial en algunos sectores.
Como se ve, toda esta tendencia a la moderación del crecimiento viene de antes de la subida de tipos, hacia septiembre del 21, siendo la normal del ciclo. Lo que si tiene más que ver con las expectativas de subida de tipos es el abaratamiento de los metales industriales (cobre, aluminio, níquel, etc.) y el petróleo, ya que ahora estocar implicará un coste financiero mayor y el dinero caliente huye de especular en ellos, tema que comentamos en la anterior ocasión.
Lo más dañino de los sinvergüenzas que asustan con la recesión para ahorrarse intereses - como un Mass Media global arruinado y sobre endeudado - es que, si consiguen amedrentar a los bancos centrales, simplemente nos llevarán al desastre; no les llamaremos ladrones, porque el robo a los ahorradores por represión financiera no está tipificado como delito, pero debería estarlo.
Nuestros principales clientes
El que más preocupa es Francia (siguiente gráfica), nuestro mayor mercado de exportación, que, dentro de su caospolitismo, ha reaccionado mejor que nosotros en la reapertura económica, pero es el que se ha enfriado más y, gracias a su retraso en el modelo energético verde para ponerse morado de los globalistas, que no es sostenible, tiene mucha menos inflación y manda mucho en el BCE. Aquí, de nuevo, se animan los expoliadores de los ahorradores, pero es que un BCE con un tipo de intervención del 0,25% y una inflación en torno al 8% es el mejor camino para el desastre, aparte que debilita el Euro (otro daño al patrimonio de las familias), encareciendo la importación energética y de otras materias primas industriales poniéndolo todo peor.
Expectativas españolas
Otra forma de prever la proximidad de la recesión es observando las expectativas. La OCDE tiene resultados de encuestas a consumidores y sectores productivos y, la de las empresas manufactureras, que nos muestran su previsión a tres meses, interesan pues proveen a toda la economía y son buenas a pesar del enorme daño que hace este Gobierno a nuestra principal industria, pero esto tiene mucho que ver con las exportaciones y el cambio estructural desde que reventó la burbuja inmobiliaria creada desde el poder, cambio del que tanto hemos hablado y promovido aquí.
Tema radicalmente distinto es cómo ven el futuro a un año los consumidores. Su previsión es terrible y está al nivel de las peores recesiones, aunque ciertamente gran parte de ese mal augurio viene de la inflación, pues justo cuando se dispararon los precios se desplomaron las expectativas. Al menos el turismo extranjero va bien, aunque no da para tanto y hemos tenido el peor junio en términos de empleo desde el fatídico 2008.
Esas malas expectativas anuncian recesión, sí, pero si se intenta estimular la demanda, vía indexacciones o intereses de saqueo, solo se estimula la espiral, de modo que, salvo para ayudar a los pobres o combatir la inflación (reducir la carga fiscal energética, subvencionar fertilizantes, liberar la oferta, etc.), la mejora fiscal inflacionaria debe ir a reducir el déficit y la deuda. El problema principal es la inflación, que afecta a todos, no una recesión que alivia la inflación y afecta principalmente a una parte.
Por contraste, tras el cierre de más de 18.000 empresas (contribuyentes netos) y mientras las familias se ajustan y reducen o cancelan vacaciones, tenemos a la ministra 8M de viaje con su cuadrilla en el Falcon, un dispendio parasitario, como tantos otros de este Gobierno de salvajes, por el que, aunque le piden explicaciones, no responderá pues en las partitocracias la ideología está por encima de los ciudadanos, mientras se hacen millonarios a su costa con sus mentiras.
Un BCE perdido
Todos estos elementos sistémicos comentados deberían ser conocidos por el BCE. Tema distinto es la señora Lagarde, que ni siquiera es economista y ahora nos viene con que si Rusia corta el gas en otoño habrá recesión. Una obviedad, pues el gas, además de su uso en calefacción y electricidad es muy importante en la industria, pero claro, cuando se mandan armas que matan rusos a miles, algo nos harán, lógicamente. Eso en otoño, ¿y ahora qué, cómo estamos?
Lo que debería alarmar a Lagarde, y a todos, es que, por ejemplo, el sector exterior alemán, con superávits de hasta el 8% del PIB en el pasado, ha entrado en déficit comercial. Son temas elementales de un cuadro de mando que ella no domina, pero entre los miles de sobre pagados economistas del Eurosistema, distraídos en la ruinosa banca progresista y en poner bobadas "verdes" en la web, habrá alguno que sepa de estos temas, ¿no?; de hecho, Luis de Guindos estudió económicas durante la anterior espiral inflacionaria. ¿Piensas hacer algo o te da miedito exponerte?
El Banco de Italia tiene un indicador que intenta estimar el PIB mensualmente (gráfica anterior) y, hasta mayo, a pesar de lo dicho de Alemania, no había recesión, tema distinto es lo que nos viene con estos gestores que creen que la economía es un video juego; así que aprovechen el presente, saquen partido a su trabajo y disfruten del verano, porque es casi imposible que esta inflación se cure sin una recesión y, cuanto antes ocurra, mejor, que será más corta.
Leonidas
No harán nada. Porque viven cómo Dios sin trabajar. Cuando lleguen las guillotinas, llorarán. Nosotros lo haremos antes