Nos encontramos a punto de comenzar el segundo cuarto del siglo XXI y el periodismo, los periodistas y los medios de comunicación, siguen en la diana de todos. Por una parte, los políticos que quieren controlarlos. Por otra, la sociedad que les acusa de pusilánimes. Por eso no está de más preguntarse por el papel del periodista en el segundo cuarto de este siglo.
La comunicación, para que sea auténtica debe establecerse en una doble dirección y en condiciones de igualdad. En el tradicional proceso de comunicación, el receptor respondía al mensaje de un emisor mediante un canal y un código compartido. Era el llamado feedback. Pero esta era y es una visión muy estrecha, tradicional y estructural de la comunicación.
La verdadera comunicación, aquella que desde la universidad queremos insistir, es la que no entiende de audiencias ni de emisores ni receptores sino la que pone en el centro a personas que buscan comunicarse, es decir, poner algo en común. Aquella en la que dos personas, al mismo nivel, provocan una experiencia de relaciones humanas que tiene en cuenta la historia y el presente, pero con las miras puestas en el futuro.
Enseñar e investigar
Y esto tiene mucho que ver con la formación universitaria que el periodista recibe, formación universitaria que alguno-incluso dentro de la profesión- desprecia tanto. No debemos olvidar la misión de la universidad que no se puede reducir a la formación de magníficos profesionales que dominan todas las habilidades y herramientas propias de la profesión. Esto tiene que ver con la visión de la universidad que, sabiendo que tiene como misión enseñar e investigar, tiene como centro a la persona. Y esto significa tener en cuenta una amplitud de miras que pasa por relacionar cada materia proyectada en las asignaturas, con las cuatro cuestiones fundamentales: la antropológica, la ética, la epistemológica y la cuestión de sentido.
En la formación del periodista y en el posterior ejercicio profesional, este como comunicador debe tener en cuenta estas cuestiones: la antropológica, que viene dada en el ser del hombre debido a la necesidad innata de comunicar; la ética, porque debe aplicarse en buscar la verdad para poder comunicarla; la epistemológica porque trata de ampliar los horizontes de la razón en el conocimiento de la verdad y la de sentido, porque trata de superar la dimensión material para poder dar respuesta íntegra a lo que al mundo le interesa.
Intercambiar un diálogo con la sociedad
La universidad está empeñada en formar los mejores profesionales capaces de trabajar en los medios de comunicación, en los gabinetes de prensa de las empresas, en sus propios proyectos de comunicación, pero con el objetivo de intercambiar un diálogo con la sociedad, con el objetivo de despertar a una sociedad narcotizada por los acontecimientos.
El periodista nació para ser testimonio fiel y garante de lo que pasa en el mundo. Y para ello debe profundizar en los acontecimientos, buscar la verdad y comunicarla, denunciando los abusos y el mal y procurando ser vehículo de cohesión entre las instituciones políticas, sociales, económicas, culturales y la sociedad.
Y todo ello para aportar a la sociedad personas capaces de transformar el mundo desde una formación sólida y con unos valores donde la verdad y el bien común estén presentes.
Quizá este sea el reto del periodismo y de los medios de comunicación a partir de este primer cuarto del siglo XXI.