El INE ha publicado una revisión de la Contabilidad Nacional Trimestral de España, rebajando el crecimiento del segundo trimestre desde el 2,8% anticipado a finales de julio hasta el 1,1% en términos trimestrales. Es una revisión de gran calado que, a pesar de mostrar un crecimiento sólido de la economía española en dicho segundo trimestre, obliga a rebajar las expectativas para el conjunto del año, tras las sucesivas actualizaciones al alza por parte de analistas e instituciones nacionales e internacionales.
Tras la publicación de estos datos, es posible que se tenga que replantear el proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2022 para adaptarlo a este nuevo escenario macroeconómico. Paradójicamente, como el deflactor del PIB es elevado y puede aumentar más en estos últimos trimestres del año, los ingresos públicos, que dependen más de las variables nominales que reales, van a crecer por encima de lo que se preveía, con el consiguiente impacto positivo sobre el déficit público.
Hay que señalar que, con este ajuste, el crecimiento agregado del PIB en la primera mitad del año pasa del 2,4% hasta el 0,5%, por lo que las previsiones para el conjunto del año, aún muy sujetas a incertidumbres, probablemente se sitúen en el entorno del 5,5%, alejándose de los niveles mayores anticipados por el Gobierno y el consenso de analistas.
A este respecto, esperamos un fuerte crecimiento del PIB en el tercer trimestre, gracias, principalmente, a la normalización parcial del turismo y a la incipiente materialización de la demanda embalsada de consumo de bienes en periodos anteriores. Sin embargo, se prevé que el último trimestre del año presente un crecimiento más moderado, a la vista de la evolución de la inflación, como consecuencia de la subida de los precios de las materias primas, y del retraso en la ejecución de los proyectos asociados a los fondos europeos.
Vaya por delante que la calidad de la estadística oficial española en la actualidad es de las más altas de la UE. Resulta totalmente injustificada cualquier crítica que se pudiera hacer al INE
Vaya por delante que la calidad de la estadística oficial española en la actualidad es de las más altas de la UE, tal y como reconoció Eurostat en su auditoría de calidad del año 2018. Por ello, resulta totalmente injustificada cualquier crítica que se pudiera hacer al INE por haber revisado ayer, casi 90 días después de haber finalizado el segundo trimestre, el dato provisional avanzado apenas 30 días después del cierre de dicho periodo.
Es cierto que la revisión ha sido importante, pero no por ello deja de estar justificada y debidamente sustentada en las fuentes. En este sentido, el dato de avance se construye principalmente con las estadísticas de empleo de la EPA y con la información disponible de los dos meses de consumo privado, que son las variables agregadas que muestran mayor dinamismo en este periodo. Por el contrario, el dato revisado se construye con una información más completa y exhaustiva para la mayor parte de los indicadores.
Un desafío estadístico sin precedentes
El hecho de que esta revisión se haya producido en este trimestre, y no en otros, no es casual. Precisamente, los momentos de inflexión cíclica, como el que se produjo en el segundo trimestre, son los que se caracterizan por la coexistencia de indicadores con ritmos diversos, que incluso pueden presentar signos contrarios. Esto se explica, principalmente, porque en la coyuntura algunas variables son adelantadas, otras simultáneas y otras presentan un cierto retardo en su evolución con respecto al ciclo.
Nos encontramos en un periodo de grandes y rápidos cambios en la evolución a corto plazo de la actividad económica, lo que supone un desafío estadístico sin precedentes
De cualquier modo, la explicación se debe a la incorporación de la información de las fuentes estadísticas relativas a la inversión y al sector exterior, que son las que se conocen con más retraso, y son las variables que han presentado un peor desempeño en el trimestre. Además, parece que se han revisado significativamente las series de la Agencia Tributaria referentes a las ventas empresariales, lo cual también es lógico, ya que, como señala el INE, nos encontramos en un periodo de grandes y rápidos cambios en la evolución a corto plazo de la actividad económica, lo que supone un desafío estadístico sin precedentes. En este sentido, el Banco de España recientemente también enfatizaba la incertidumbre de la información estadística en momentos tan extraordinarios como el presente.
Por último, es obligado reconocer que el INE hace un esfuerzo enorme en presentar datos avanzados prácticamente en tiempo real, los cuales son especialmente útiles para el seguimiento de la situación económica por parte de la sociedad. Pero, esto debe ser compatible con posteriores revisiones de la información, cuando las fuentes así lo determinan, para asegurar sus altos estándares de calidad estadística. El problema no es que una estadística se revise cuando se incorpora nueva información. El verdadero problema sería que no se llevase a cabo dicha revisión ante estas circunstancias.
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