Este es el llamamiento angustioso que ha hecho un partido político, muy atildadamente izquierdista, animalista, intersexual y sectario, cuando se le echan las fechas encima para dar comienzo su congreso.
Su jefaza nacional se ha percatado de que carece de ideología, de que profesa una indiferencia sostenida y resuelta ante las ideas pues que todas le sirven siempre que den respuesta a los caprichos de su cabeza deshabitada.
Como mujer de exteriores cuidados, se había preocupado de adquirir, para la ocasión, vestidos con estampados, con tablas, de punto, de manga larga, de manga corta, casuales, y unos modelos de pantalones rectos muy ponibles, es más había pedido hora en la peluquería:
- Un peinado de tendencia, había solicitado.
Todo marchaba a las mil maravillas. Hasta que, de pronto, su jefa de gabinete le amargó el día:
Un refrito de tesis doctoral
- Tenemos contratado el local, las banderitas, los figurantes, los eslóganes, las luces y las sombras, solo nos faltan las ideas, la maldita ideología. Ya te dije que esta era nuestra cruz y no me he equivocado.
- Para eso tenemos en nómina a nuestro ideólogo. Que convoque una reunión de breafing y redacte un paper.
- Ese es el problema, el último que escribió es un refrito de su tesis doctoral que, a su vez, fue un plagio de otra tesis.
El fin de semana, con el calendario corriendo, fue de infarto.
Se colocó un anuncio: "Se busca ideólogo, joven y con máster en publicidad on line y display, experto en redes y en transformación social, para partido político de militantes y militantas muy inclusivos y empoderados / as, con experiencia en camelos y cuentos, retribución con fondos next generation a convenir".
Mucho estaba en juego
Para facilitar y ampliar la búsqueda, se dio orden a la militancia:
- El compañero / a que conozca a alguien que controle en Businnes Analytics o en Coaching de equipos y Coaching emocional, que se ponga en contacto con la secretaría de (des) Organización a la mayor brevedad".
Era mucho lo que estaba en juego: presentarse en el Congreso con una ideología guay que pudiera seducir a la población más cool.
Entre los afiliados se multiplicaban los reproches mutuos, singularmente duros fueron los procedentes de un intelectual, militante de base, que escribía marmóreo.
Esfuerzo sin recompensa. El congreso se celebró sin ideólogo y sin ideología, pero contó con un experto en talk show y otro en aplausos y abucheos. Lo que propició su éxito.
Post scriptum: la jefa del partido bien podría ser un jefe. Quede dicho para que nadie se me alborote ni se me propine un rejonazo.